Harry y Louis •2•

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-Y aquí es dónde los animales se fortalecen -el pequeño rubio señaló a los chicos que se hacían pases en medio del gigante campo de juego-. Mi recomendación es que si los ves corras lo más lejos que den esas pequeñas piernas tuyas, esos desgraciados comen bebés en el desayuno.

-¡Por favor, Niall! -levanté una ceja mientras lo miraba.

-¡¿Qué?! -su rostro era de pura molestia-. Eres mi mejor amigo y no quiero que te pase nada.

-Eres tan exagerado -giré mis ojos mientras me acercaba un poco más-. Pareces un niñito.

-Robbie es un animal, en serio, es muy malo.

Era muy entretenido verlos jugar, por supuesto nunca había sido el tipo de chico interesado en los deportes, hale las mangas de mi suéter lila hasta que cubrieran mis manos y cuando levanté mi cabeza mi mirada se encontró con unos ojos verdes de un chico alto con rulos largos, sentí un estremecimiento recorrer mi columna y traté de sonreír pero me ruboricé y me volteé para buscar a Niall que estaba hablando con un chico a lo lejos parecía estar enojado por la forma que movía sus brazos, miré de nuevo hacía el campo pero ya los chicos no estaban allí.

-¿Nos vamos? -Niall puso su mano en mi hombro, salté del susto.

-Y-yo... ¿Si? -sonrió, tomó mi mano en la suya y me guió de regreso por el largo pasillo, no pude evitar voltear y buscar de nuevo esa mirada.

Llevaba casi seis semanas asistiendo a la preparatoria sin ningún tipo de inconveniente pero está vez estaba llegando tarde para el almuerzo con mis padres, por fin podían juntarse sin querer asesinarse y quería aprovechar esa oportunidad al máximo, cerré mi casillero y corrí por el pasillo.

-¡Hey, linda cosa! -alguien haló mi suéter verde pastel y caí al suelo-. Me voy a divertir un montón contigo.

Levanté mi cabeza alarmado cuando dos chicos tomaron mis brazos arrastrándome por todo el pasillo mientras yo me retorcía tratando de escapar, mi lengua parecía hacerse cada vez más grande porque no podía hablar, llegamos al medio del campo y uno de los muchachos me levantó y luego lanzó al suelo como si fuera una pelota, mis ojos se llenaron de lágrimas cuando el dolor explotó en la parte baja de mi espalda ¿Qué estaba mal con ellos? Trate de alejarme de ellos pero el mismo chico tomó mi tobillo y evitó que escapara mientras uno sostenía una manguera, le hizo una seña a un chico a lo lejos que abrió la llave y el agua salió con toda la fuerza golpeándome en el rostro, intenté inclinar mi cabeza pero un chico tenia un agarre de hierro en mi nuca, el agua entraba por mi nariz y me ardía la garganta, recé por que se detuvieran, porque me dejaran ir, el agua cesó.

-¿Qué? -se mofó el chico riéndose mientras el chorro de agua golpeaba en mi pecho- ¿A la marica no le gusta el agua?

Traté de gritarle pero dirigió el agua de nuevo a mi rostro ¿Cuánto más podría soportar?

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-Soy Robbie -el chico de cabello rojo apretó fuertemente mi barbilla-. Que jamás se te olvide.

Ellos se alejaron riéndose y codeándose entre bromas, yo trate de desatar mi tobillo amarrado a un pilar tras las gradas, mis manos temblaban tanto que no creí que lo lograría pero lo hice y me levanté apoyándome de una grada, cojee hasta la entrada del campo, ellos me habían revolcado en el barró tras las gradas luego me lanzaron agua con hielos para después amarrarme y turnarse mientras me golpeaban traté con toda la fuerza que tenía no romperme ahí mismo, en medio del campo, gritar y patalear porque en realidad no merecía eso ¿Cómo podías torturar a una persona que apenas conoces durante tres horas sin descanso solo porque no es de tu agrado? Las lágrimas ardían como ácido en mis ojos pero jodido fuera si las dejaba salir, no lloré durante esas tres horas y por supuesto, no lo haría ahora, me agache a recoger mi mochila para voltearme y golpear contra una pared que me hizo caer al suelo.

°Larry°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora