Hoy era oficialmente el último día de clases y no había mejor forma de terminar el año escolar que con mi gran puntualidad. Bueno. Tal vez esté mintiendo. Ya estaba llegando tarde, por lo que me encontraba corriendo para abrir las puertas de la escuela antes de que ya se vaciara toda la parte exterior de la institución. Me habían cambiado el turno del trabajo, el cual era lunes por la mañana, a viernes por la mañana, solo por hoy, y a mi jefa le dieron ganas de que fuera a la lavandería a buscar ropa suya, me había perdido de camino a la misma y heme aquí. Claro, justamente se les ocurrió que mi último día de clases estuviera pegado a mi trabajo, muy conveniente.
Llegué a la puerta, y en el momento que la abrí, hice como si nada hubiese pasado e intenté entrar totalmente tranquila, aunque me estaba muriendo por las ganas de parar a tomar agua y respirar por la forma en la que venía corriendo. Luke ya había entrado a clases, por lo que veo, y no había podido llegar a verlo, lo que me decepcionó un poco ya que quería contarle lo antes posible que mis padres querían conocerlo, entonces quisieron que lo invitara a cenar con nosotros esta noche.
Las dos primeras horas de clases se pasaron lentas como en el infierno, porque solo podía pensar en Luke y en como cabían las posibilidades de que no le agradara la idea de conocer a mis papás tan rápido y mucho peor le caería que se lo diga el mismo día, pero intenté ser positiva. Un poco. Algo así.
El timbre tocó y mi estómago se me cayó a los pies, eso significaba que era hora de ver a Luke y darles las buenas - o malas - noticias. Salí del aula pensando cosas como "me va a odiar" "va a dejarme por loca" "¿estaré yendo demasiado lejos ya?" y mientras pensaba todo esto, mi mente se concentró más en maquinar mis pensamientos que en mirar por donde caminaba. Como era de esperarse, me choqué con un cuerpo alto y reconocí los hombros tan anchos (como los reconocería en cualquier lado y de cualquier forma) y lo primero que hice fue levantar la vista al escucharlo empezar a maldecir.
"¿Qué diablos te pas...?" lo abracé con todas mis fuerzas y me devolvió el abrazo, dándose cuenta de que era su novia.
"Lo siento, lo siento, lo siento." repetí lo mismo tres veces, mientras balanceaba nuestros cuerpos de un lado al otro y el reía en mi oído. "Pero tú tampoco ibas tan concentrado en tu camino." lo regañé, ya que habíamos chocado también porque él iba usando su celular. Se encogió de hombros y me sonrió, para darme un beso en la comisura de los labios.
"¿Qué hay de nuevo?" me mordí el labio, nerviosa. Él seguía sonriendo.
"Te tengo una propuesta." Fui directamente al punto. Le iba a contar sobre la cena con mi familia. Frunció el ceño, aunque su sonrisa no se iba. No aguanté y besé la punta de su nariz, poniéndome en puntitas de pie, para luego volver a mi lugar y continuar hablando como si nada hubiese pasado.
"Decime."
"Mis padres quieren que esta noche cenes con nosotros." Sonreí, intentando que no se vuelva loco, y en parte también para calmar mis propios nervios.
"¿Que ellos quieren qué?" Empezó a tartamudear, después intentó calmar el mismo respirando hondo y lento. "¿Que ellos quieren qué?" Me volvió a preguntar, esta vez más calmado, gesto que me causó gracia y como resultado me dio una mirada frustrada de Luke.
"Quieren que cenes con nosotros esta noche." Repetí.
"Está bien, ¿lo dijeron con buenas ganas o con malas ganas?" Reí y no contesté su pregunta, ya que solo la hacía por ansioso que era.
"Quedate tranquilo, todo va a salir bien. Solo quieren conocer al chico que hace feliz a su nenita." Le acomodé el cuello de su camisa cuadrillé y le besé la frente, (el colaboró agachándose y yo parándome a puntitas de pie), me sentía muchísimo más tranquila después de haberle dicho y de como había reaccionado. Sonó el timbre y el me robó un beso antes de irse camino a su primer clase, dejándome sonriendo como una tonta en el pasillo. Yendo a mi clase, me puse a pensar en como había cambiado Luke desde esa primera conversación que tuvimos hasta ahora. Contuve la risa al recordar nuestra discusión por una estúpida silla en la biblioteca y lo insoportable que era él, pero lo mucho que me encantaban sus ojos y su sonrisa lo mantenían equilibrado.
Pasó el día, entre risas, momentos de frustración en clases por no entender, ni tener ganas de tomar nota de lo que se explicaba y momentos en los que calmaba a Luke con sus nervios. Llegó la hora de la salida y me encontré con él en las puertas de la escuela.
"A las ocho te quiero en mi casa, ¿si?" Le dije, el puso la mano en su frente y asintió como un militar. Me acompañó hasta unas cuadras de mi casa porque el iba para el mismo lado, según él, a comprarse nuevas zapatillas para impresionar a mis padres.
Al estar en mi casa, lo primero que hice fue ir rápido a mi pieza y fijarme la hora. Eran las tres y cuarto de la tarde. Me tiré a mi cama y justo después de hacer eso entró mi mamá, cerró la puerta detrás de ella y me sonrió, apoyada en la misma. Se sentó a mi lado en la cama y tuvimos la típica conversación de "¿cómo te fue hoy?" "bien", le conté sobre como había entendido todo lo que los profesores dictaron hoy (mentira piadosa) y cosas por el estilo. Hasta que tocó el tema de Luke, como era de esperarse. A decir verdad, ya estaba dándome muchas vueltas antes de preguntarme sobre él.
"¿Le preguntaste a tu noviecito sobre la cena de hoy?" rodé los ojos con una pequeña sonrisa en mi rostro al escuchar la palabra noviecito y proseguí a contestar su pregunta.
"Novio." le corregí, antes que nada, a lo que ella se rió. "Si, le pregunté. Aceptó." era mi turno de ampliar mi sonrisa.
"Todavía no logro entender como pasaste a estar tan loca por ese chico que, cabe mencionar, tu padre y yo no conocemos, después de cuan irritada te ponías al hablar de él." frunció el ceño. Rodé los ojos nuevamente, y se ve que mi mamá captó mis ganas de quejarme, por lo que me interrumpió antes de que abriera la boca. "Solo queremos que seas feliz, y queremos conocer a ese chico para estar seguros de que sea alguien bueno para ti, nada más que eso." me sonrió de una forma dulce que la caracterizaba, me dio un beso en la frente y se levantó de mi cama, cuando estaba abriendo la puerta para retirarse de mi habitación, se dio vuelta para decirme; "Cuídate. Ya sabes a lo que me refiero." me guiñó un ojo y me puse toda colorada, por lo que le tiré una almohada chiquita que usaba para apoyar el cuello, mientras ella reía y cerraba la puerta, gritando un "¡Levanta eso!" a medida que se iba alejando.
Me levanté de mi cómoda cama para ir al pequeño baño que estaba en mi cuarto, que solo tenía una pileta para lavarse las manos, cepillarse los dientes y demás, un espejo y un inodoro, para bañarme tenía que cruzar el pasillo. Algún día iba a convencer a mis tíos para que vengan a instalarme una ducha, si señor. Por estética, y algún que otro capricho.
Me lavé las manos e hice lo que tenía que hacer, me miré en el espejo, totalmente nerviosa por pensar en esta noche y me lavé la cara también, para calmarme. Agarré mi celular y puse una alarma a las 6:30, para empezar a ver mi ropa, bañarme y evitar ponerme nerviosa por hacer todo a último momento. Eran las 4:30 de la tarde, es decir que tenía dos horas exactas para dormir una siesta. Dicho y hecho, fue lo que hice, me puse ropa más cómoda y me acosté sin siquiera preocuparme por meterme abajo de las sábanas, para evitar tener que arreglarla luego.