Él lo tenía todo, al menos todo lo que me volvía loca.
Tenía un cabello perfecto para acariciar y besar.
Unos ojos cafés, grandes y hermosos que te penetraban el alma, al rededor de ellos unas largas pestañas caídas, que podrían crear un huracán si quisieran.
Unos labios gruesos hechos para ser mordidos, ocultando una sonrisa de brillantes perlas.
Una lengua que no solo le puede dar placer a las mujeres.
Un cuello tan frágil y fuerte para morder o acariciar.
Un pecho en el que no dudaría recostarme.
Un abdomen no muy marcado sin embargo, me tenía babeando en él.
Unas piernas tan fuertes para resistir el peso de 3 personas de su mismo peso.
Unos pies anchos y largos, listos para caminar y no parar.
Una mentalidad de dios.
Una valentía de guerrero.
Una inteligencia de científico.
Un habla de poeta.
Él tenia todo lo necesario para volverme loca
Él tenia todo lo necesario para obsesionarme con él.
