Los invitados salieron a los balcones de la enorme casa de mi mejor amiga. Se veían unos fuegos artificiales en el horizonte que contrastaban con los petardos, serpentinas, confeti... que la gente tiraba. Cualquier cosa que te puedas imaginar para manchar la calle y que por la mañana el barrendero se acordase de todas nuestras familias.
Todos parecían tan contentos, tan esperanzados por el año que vendría y tan felices por estar entre amigos que yo no podía más que sentirme excluida.
La única amiga que tenía era la anfitriona de la fiesta y tenía que estar pendiente de todo el mundo, no podía pasarse toda la vida cuidando de su amiga la "rarita de la universidad".
Que me llamasen rarita me parecía un apelativo muy vulgar y poco ingenioso. Estaba hasta las narices de los listillos que se metían conmigo por sacar buenas notas y por que una de mis pasiones fuese leer.
Dejé el plato vacío encima de una mesa y me encaminé a la cocina donde suponía que no habría gente y así poder estar tranquila y sumirme en mi soledad.
En efecto, no había nadie, todos estarían contemplando los fuegos artificiales. Me acerqué al frigorífico y saqué una jarra con agua fría, me servi un poco en un vaso y empecé a pensar.
La verdad es que sí que era una chica solitaria. Nunca había tenido muchos amigos ya que nunca me había gustado salir. Cuando todos salían a divertirse a las discotecas, yo me quedaba en mi casa leyendo un libro.
No me atraía nada ese rollo, y las pocas veces que había salido para probar como era me quedaba en una esquina observando.
Siempre me había gustado observar, desde pequeña tenía la manía de mirar todo lo que pasaba a mi alrededor, supongo que de ahí habré sacado mi pasión por sacar fotos.
Siempre me levantaba antes e iba con mi cámara en busca de la foto perfecta ya que todavía no la había encontrado.
No se podía decir que no la había buscado, había sacado fotos a todo lo imaginable, paisajes idílicos, gente paseando, besándose, abrazados o simplemente dándose la mano... Por dios, sí le había sacado fotos hasta a las nubes, pero ninguna me convencía, ninguna reunía todos los requisitos que necesita para considerarla perfecta.
Una pareja entró en la cocina besándose como si mañana se acabase el mundo cortando así mis pensamientos. Se apoyaron en una esquina y empezaron a tocarse mutuamente, sin darse cuenta de mi presencia.
Dejé el vaso de agua sobre la encimera y suspirando salí de la cocina.
¿Y ahora a dónde iba yo?
Miré hacia el salón y todos los presentes se estaban besando desaforadamente.
¿Qué era yo? ¿La única en toda la fiesta que estaba sola?.
Ay _____ no se ni para que preguntas cuando sabes la respuesta.
Me reprendio mi subconsciente.
Decidí salir de toda aquella felicidad y me encerré en el baño dando gracias a que ninguna pareja con exceso de testosterona lo hubiese ocupado.
Puse el pestillo y me senté en el retrete apoyando mi cabeza sobre mis manos.
¿Por qué no podía ser yo feliz?
¿Por qué no podía tener pareja?
Estaba en la universidad y aún no había besado a ningún chico, muchos dirían que soy penosa pero yo sigo esperado a ese alguien especial, a ese alguien que sólo con su presencia me sacase una sonrisa, a ese alguien que cuando se acercase a mi hiciese volar millones de mariposas en mi interior.
Al parece nunca lo encontraría.
Unos chillidos me sacaron de mi ensoñación sobre el chico perfecto, me acerqué a la puerta y pegué mi oreja a la fría madera. Sólo podía escuchar una cosa.
"Fuego"
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The Firefighter {Niall Horan}
FanfictionUna fiesta. Una chica sola. Y fuego, mucho fuego.