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-Acuérdate de que mañana tenemos que ir urgentemente al centro comercial -me recordó Chantal al otro lado del teléfono-.

-¿Por qué tanto afán? -pregunté-.

-Necesito comprar unas cosas y mis padres... bueno, ya sabes.

Los padres de Chantal acababan de divorciarse y la tensión en su casa iba cada vez a peor.
No podía enumerar la cantidad de veces que Chantal me había dicho lo mucho que odiará tener que estar cambiando de una casa a otra continuamente.
Detestaba ver cómo tenía que pasar por todo esto, pero a la vez la admiraba por lo bien que lo sobrellevaba.

-Bueno, mañana a las seis estaré en tu casa -respondí-.

-No, no, no, tenemos que ir por la mañana.

-¿¡Por la mañana?!

-Sí, ¿es que acaso quieres que me de un ataque teniendo que esperar desde hoy hasta las seis de la tarde de mañana?

-No estaría nada mal -bromeé-.

-Y tú eres mi mejor amiga -gruñó entre dientes-.

Me reí.

-Sabes que te quiero -admití-.

-Lo sé, y sé que sin mí estarías pérdida.

Hubo un pequeño momento de silencio.

-Entonces mañana a las...(?) -dije cortando el silencio-.

-A las 10am -confirmó-.

-A sus órdenes mi queridísima majestad -volví a bromear-.

-Jane, no sé que te pasa hoy pero para ya -dijo mientras se reía-.

-Sólo intento ser graciosa -le respondí riéndome yo también-.

-Ya pues no lo estás consiguiendo.

-¡Pero si te estás riendo! -exclamé-

-No es verdad -dijo mientras intentaba parar de reír-.

-Qué pena no tenerte delante para comprobarlo.

-No me retes queridísima Jane porque sabes que ganaré.

-Ya bueno, eso dices siempre.

-¿Miento?

-No sabe no contesta -respondí-.

-Ahm, tengo que colgar -dijo de repente-.

-Está bien, buenas noches -le deseé-

-Buenas noches, te quiero.

-Y yo a ti.

Mientras permanecía tumbada en mi cama no pude evitar pensar en la situación de Chantal.
Si mis padres decidieran divorciarse en algún momento, por alguna razón, no sé cómo lo sobrellevaría. Supongo que me reconfortaba saber que la relación de mis padres era digna de admirar, siempre se apoyaban el uno al otro. Eran más que una pareja, era como si siguiesen siendo aquellos jóvenes que alguna vez se conocieron por casualidad y decidieron unir sus vidas, daba la sensación de que con los años su relación crecía más y más en vez de deteriorase como solía suceder en la mayoría de matrimonios, y por eso les admiraba.

***

Me levanté aturdida, había pasado una noche bastante mala y aunque quería mucho a Chantal, me daban ganas de quedarme tirada en la cama todo el día sin tener que dar explicaciones.

No puedes hacerle eso, es tu mejor amiga -me dije-.

Miré la hora, eran las 9:01am, tenía que darme prisa si quería estar a las 10am en casa de Chantal y así evitar que me matase. Me levanté de la cama y cogí lo primero que pillé, que resultó ser una camisa tejana y unos pitillos negros. 
Después entré al baño, me cepillé los dientes y me lavé la cara. No quería complicarme mucho así que opté por hacerme una coleta.

Volví a mirar la hora; 9:24am

Todos estaban durmiendo así que deje un podcast en la nevera avisando de que me iba con Chantal al centro comercial. 
Cogí el coche que me había regalado papá por mi decimoctavo cumpleaños, era un Volkswagen escarabajo gris del que papá tuvo que deshacerse cuando nació Danna porque se nos quedaba pequeño para todos.
Al final decidió cedérmelo a mí.

-Muy bien Jane, has llegado puntual -me gritó Chantal desde la ventana-.

-"Buenos días Jane, gracias por madrugar un sábado y venir hasta mi casa para acompañarme al centro comercial"-ironicé-.

Chantal se empezó a reír tanto que daba la sensación de que se caería por la ventana.

-Ya bajo -dijo mientras tosía de la risa y cerraba la ventana-.

Durante el trayecto al centro comercial permanecimos en silencio mientras escuchábamos la radio, no era un silencio incómodo en lo absoluto.
Yo me limité a centrarme en la carretera y Chantal hojeaba una revista mientras tarareaba las canciones que nos iba ofreciendo la emisora de radio.

In the name of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora