Dos niños jugando en la plaza del pueblo estaban, a lo lejos siendo observados por una anciana de aspecto tierno, dulce y adorable. Cuando los padres de estos se dieron cuenta, importancia alguna no le dieron, pero ¿quien lo aria?, si esa pobre y débil ancianita daño alguno no podría hacerlo.
Tres días seguidos, a la misma hora, los niños venían felices junto a sus padres a jugar en la pequeña plaza, bajo la vigilancia de los adultos que allí se encontraban y la anciana, que se sentaba en su mecedora al frente de su casa, y alegremente saludaba a todo aquel que pasara.
Al séptimo día, algo no tan extraño a pasado, pues en un descuido, en un momento de distracción de los adultos. Dos niños han desaparecido, los padres desesperados los buscan de un lugar a otro, le preguntan a todo aquel que esté "...si no los ha visto...", sin mas nadie sabe nada, la madre de uno de ellos corre hacia la casa de la anciana, que se encuentra como siempre, y le pregunta lo mismo que a las otras personas, sin mas la anciana de extraña mirada le dice que no.
Al caer la noche los padres de los niños desconsolados y tristes están, pues saben que todo niño que desaparece sin rastro alguno, y no es encontrado dentro de las siguientes cuatro horas, ya no apare sera jamás.
Hay una antigua leyenda en su pueblo que dice: ".. Un demonio de apariencia desconocida, de niños se alimenta, los persigue y acecha, hasta que un dia los atrapa, y como ha echo una vez trato con humanos, cuatro horas de búsqueda te deja, y a la siguiente los devora como si de un dulce se tratase..." . Nadie en el pueblo lo creía sin mas decían que eran puras tonterías, pero que equivocados estaban, ya que cada indeterminado tiempo algo así sucedía, los niños en un descuido desaparecían y nunca más volvían.
Mientras el pueblo lloraba la perdida, una anciana satisfecha y sonriente se desvanece volviendo a su forma original, una sombra oscura, de ojos brillantes y sonrisa aterradora.
