Capítulo 2.

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En serio que no sé exactamente porque los seguí, digo, eran personas desconocidas.

Y sí, ya me había quedado claro que no era un sueño. Si no más bien algo realmente extraño.

Es decir, no soy tonta, sé que estoy aquí porque de alguna manera me transporté a un lugar extraño por un árbol.

Día extraño, gato humano extraño, árbol extraño... Hoy he usado la palabra "extraño" más que en mi (aún) corta vida.

Reaccioné cuando vi a personas por el rabillo del ojo, observándonos con curiosidad.

Todos vestían igual que el señor que habíamos visto anteriormente y lo único que se me vino a la mente fue: aldeanos. Esa era una vestimenta de aldeanos. Lo que me hizo preguntar a dónde demonios me había hecho llegar un simple árbol enorme.

Estaba claro que a una aldea pero, ¿a dónde, exactamente? ¿Podría volver a mi casa por el mismo árbol? ¿Como no se me ocurrió eso antes de decidir seguir a éstos desconocido?

Bufé mientras chocaba con algo, o mejor dicho, alguien. Kagome e Inuyasha se habían detenido en frente de lo que supuse era casa de la anciana que anteriormente habían mencionado, y al estar pensando en porque los había seguido no me fijé que Kagome se había parado y estaba justo enfrente de él. 

Le dediqué una mirada de disculpa porque, a pesar de ser una insolente a veces la chica me caía bien.

—Aquí está la persona que aclarará todas nuestras dudas.

Entramos.

Lo primero que vi fue a una señora mayor (lo supe por el cabello, notablemente blanco) que estaba haciendo lo que parecía algún líquido.

—Volvimos. —dice Kagome, se acerca a ella y le da algunas hojas.

—Muchas gracias por acceder a traerlas, son necesarias para mis remedios.

Los echó a dónde sus remedios ya estaban hirviendo, para después, taparla completamente y voltear en nuestra dirección.

—¿Quien es ella?

Tal parece que también esa pregunta la oiré hoy más que en toda mi vida.

[....]

Tal parece que ella tampoco pudo explicarse como rayos fue que llegué aquí por lo que ellos llamaron "árbol sagrado" que bien podría ser catalogado como "árbol demoniaco" como lo llamo yo. Es que, ¿que árbol normal podría hacer eso? Exacto, solo ese enorme, loco y endemoniado árbol que tal vez por casualidad, ha sido plantado atrás de mi casa. 

O tal vez no, ya todo puede ser posible.

—Lo que no entiendo es porque pudiste, de alguna manera, pasar a través del árbol... Debe de haber algo, sí, tiene que haber algo que te haya ayudado a pasar. ¿Tienes alguna idea de que pudo haber sido?

Los tres me miraron esperando a que respondiera.

—Pues no, todos los días me recuesto sobre el árbol dem... Sagrado y nunca había pasado.

Se lo pensaron unos segundos en los que los cuatro estuvimos en silencio, finamente la anciana decidió romperlo.

—Entonces no tengo idea de lo que pasó.

Nuevamente nos quedamos en silencio, ninguno de los que estábamos aquí tenía idea de lo que pasara.

Ninguno de los de aquí. Exacto.

—¿No habrá otra persona?—los tres voltearon a verme—Otra persona, que ustedes crean que sepa que es lo que está pasando.

—Es verdad, conozco a alguien que seguro sabe porque estás aquí y...

—Yo iba a decir eso—me reclama Inuyasha, de inmediato lo relaciono con la sugerencia que hice.

—Eso quiere decir que soy más rápida que tú.

Orejas de gato suelta una risa sarcástica.

—Quisieras.

—Vive cerca de aquí yo los guia...

En ese momento, alguien toca la puerta.

La que se levanta a abrir, es Kagome.

—¿Qué pasa, Kohaku?

El chico tiene que levantar la vista ya que Kagome es alta. Lo observo, y recuerdo que la chica que vi con el señor tenía un traje raro, parecido al de él.

—Mi hermana y el señor Yuki se encontraron con unas personas en su guardia, al parecer buscan a la anciana Kaede y quieren hablar con ella lo más rápido que sea posible. El nombre de la... Señora es Akira.

Entonces, Kagome mira hacía la anciana Kaede y yo aparto la mirada del chico al ver que iba a mirar en mi dirección, de seguro preguntándose "¿quien es ella?" la pregunta que hoy he estado escuchando mucho.

—Que extraño, apenas íbamos a ir a hablar con ella.

Y luego la pregunta se hace.

—¿Quién es ella?

Tengo la impresión de que aquí absolutamente todos se conocen, por eso mi repentina aparición ha ocasionado que todos pregunten eso.

—A decir verdad, ni siquiera nosotros sabemos. —dice el gato, en su tono reconozco la desconfianza.

—No soy una criminal, ni tampoco una asesina serial. Aunque con tus comentarios y tu actitud, dan ganas de convertirse en una.

Me observa enojado, pero la anciana Kaede se levanta antes de que diga algo.

—Tenemos que ir con Akira, además de tener sus poderes funcionando a la perfección, siempre ha sido la más sabía de todas.

Tras decir eso, también me levanto y empiezo a sacudirme la ropa.

—¿Y que esperamos?

Dirijo mi vista a Kagome, quien se encuentra parada en el mismo lugar. Inuyasha también se ha levantado.

Cuando volteo a la puerta veo que el chico no ha apartado su mirada de mí, lo sé porque suelo sentir cuando me ven, y he estado sintiendo esa sensación en este tiempo, él aparta su mirada evitando que pueda seguir viéndolo. Le dedico una mirada extraña a la nada.

Kagome sale por la puerta al igual que la anciana Kaede, luego justo cuando yo iba a salir, el gato se atraviesa a un lado mío y la puerta no es muy ancha que digamos, mi brazo pega con el de él y damos un salto para atrás, ya que no podemos salir los dos al mismo tiempo. Lo miro mal, me mira mal.

Volvemos a hacer lo mismo pero esta vez ninguno estaba dispuesto a ceder, los dos queríamos salir primero que el otro.

Así que estuvimos por unos segundos, forzando y empujando al otro para que se hiciera atrás y pasar.

Al final ganó el idiota orejas de gato, me empujó muy fuerte que caí de trasero al piso y el pudo pasar.

—Estúpido gato, serás hijo de tu...

—¡Inuyasha!

Me levanté de inmediato y me sacudí por no sé que vez en el día, salí de la casa no sin antes haber tomado una piedra que encontré y lanzársela en la cabezota con orejas de gato que tiene.

Pero no estaba de espaldas como creí, parece que se había volteado para burlarse de mí y la piedra le pegó justo en el ojo derecho.

—¡Bingo! —me aplaudí a mí misma, mientras Inuyasha se quejaba.

Y luego fuimos a donde estaba la tal Akira.

La anciana Kaede estaba muy pérdida  en sus pensamientos, Kagome viendo mal a Inuyasha por haberme hecho caer, un chico que estaba reprimiendo una risa, lo sé porque apretaba sus labios y veía a Inuyasha quejarse, y yo, completamente feliz de que el gato haya tenido su merecido y también algo curiosa por saber que es lo que iba a escuchar decir a esa tal Akira acerca de mí.

Inuyasha: Corazón De Cristal. [Kohaku y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora