Capitulo 4 - Cristina

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-No quiero ir... porque no envías a Mateo-

-Porque tu hermano está ocupado ayudándole a tu Papá, con las reparaciones de la bomba-

Después de ver perdida la batalla me toco tomar las llaves del auto y salí rumbo hacia el otro lado del pueblo hasta el supermercado nuevo a comprar los enlatados que Mamá quiere para hacer un plato de esos que ve en el canal gourmet.

Hace tres semanas que estoy acá y todos los días son iguales, despierto hacia el mediodía, leo en cama una hora entro a la ducha me doy un baño rápido, me visto con algo abrigador y descomplicado, quedando lista para según yo hacer lo que yo quiera, pero al final siempre termino haciendo los mandados de mi Mamá, pagando cuentas o de chofer de mi progenitora, si unas vacaciones muy aburridas.

Tengo buenas noticias casi la estoy olvidando, ya solo me atormentan algunos recuerdos en las noche.

Voy a sesenta kilómetros por hora por la recta que rodea el pueblo es la vía mas rápida hasta el supermercado, el sol está pegando casi de frente solo son las tres de la tarde.

Me gusta el cielo todo azul con pocas nubes, como borradas por el viento pero resistiéndose a desaparecer, busco entre mis bolsillos mi celular.

-Mierda- Lo deje en mi habitación, ahora el camino será en silencio porque ni loca coloco esas emisoras de pueblo donde solo suena música tropical, regueton y música carrilera o de cantina.

Acelero un poco para llegar antes al supermercado si estoy tanto tiempo en silencio mis pensamientos me llevaran a pensar en lo que no quiero pensar y será peor en la noche.

Entro lentamente en el pequeño parqueadero del supermercado, buscando un sitio cerca del almacén, el único lugar cercano es uno para discapacitados, los otros quedan muy lejos, nadie va a necesitar el espacio por ahora, igual es entrada por salida, a que no me demoro más de quince minutos.

Parquee el auto, apague el motor, me apresure saliendo del auto tomando las llaves en mi mano derecha colocando el freno de mano, baje del auto un Ford Fairline naranja del setenta y cuatro, mi Papá se lo compro a un amigo cuando era joven desde esa época tiene este trasto donde yo aprendí a manejar, aunque también tiene una pickup que se nunca me va soltar las llaves, porque según él solo es para cuestiones laborales.

Puse el seguro y sentí como algo tropezó con mi pierna derecha, mire de reojo y era una niña pequeña a lo mucho tendría cuatro años, me incline un poco para mirarla.

-¿Estás bien?... ¿Dónde está la Mamá?- le dije mirándola con ternura, ella me miro a los ojos y sonrió.

Estiro su pequeña mano señalando la camioneta verde que estaba parqueado detrás del mío.

-Laura- escuche antes de levantar la cabeza, era un niño mayor y más alto, tendría como siete años, que llamaba a la pequeña

-Hola... - Le sonreí, el tomo de la mano a la niña- ¿Es tu hermanita?-

-Si-

-Ten cuidado no es bueno que caminen así solos y menos donde hay tantos carros-

-Si-

-¡Pipe!... Pipe- Me estaba enderezando, reconocí su voz y me perdí en su figura, mi corazón cambio su ritmo sinusal normal por una marcha taquicardica agotadora que retumbaba en mi cabeza y la sentía hasta mis manos.

-Profe- dije con el poco oxigeno que tenía en mis pulmones.

Ella me miro de frente, tan sorprendida como yo, los niños caminaron hasta donde ella estaba, el niño la tomo de la mano.

"No es correcto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora