Pasaron las horas y ya estaba por llega, se escuchaba el cantar de las gaviotas y las olas de mar, en el aire se podía sentir lo salobre del agua, el bus llego a su destino, baje y tome mis maletas mis tíos me esperaban nos fuimos a su casa, es hermosa y grande además de que está a unos cuantos metros del mar, ellos no pudieron tener hijos por eso cuando voy a visitarlos me tratan como si fueran mis padres.
Ya era noche subí a mi habitación y ordene mis cosas, Salí al balcón y a lo lejos se podía ver la luna reflejada en el mar, la vista era preciosa así mismo divise una fogata que se hacía en la playa, me dieron ganas de ir, pero el cansancio por el viaje me gano, cerré la ventana y me dispuse a dormir.
Transcurrieron algunos días los cuales utilice para hacer muchas cosas con mi tía entre ir de compras o tejer se nos fue el tiempo, disfrutaba mucho estar con ella, días en los cuales no sabía nada sobre Julián, lo último fue un mensaje de voz diciendo que me amaba, extrañaba y esperaba pronto mi regreso.
Mi pequeña Leith adoro el tiempo que pasas conmigo, pero hoy te libero de mi—me dijo acariciando mi mejilla— sal a divertirte mi niña, dices que te gusta la playa y no has ido ni una vez a mojarte al mar
Me gusta pasar tiempo contigo tía, pero tienes razón— le di un abrazo y Salí de la casa con rumbo a la playa, al llegar me encontré con un grupo aglomerado de personas me acerque más debido a mi curiosidad, note que había un concurso de surf el sol estaba cayendo los rayos le daba un tono naranja al agua añadiendo que debido a la sal el agua brillaba y se podía observar un juego de colores, los surfista demostraban al máximo sus habilidades, pero hubo uno en especial que llamo mi atención, la forma en como ladeaba su tabla, la expresión de sus manos y el movimiento de su cuerpo parecía como si flotara en el agua, mi pecho se contrajo y sentí un leve dolor, esa misma sensación que tuve cuando me despedía de Julián, apreté mi pecho con mis manos y deje ir un leve suspiro, luego me incorpore nuevamente al ambiente, el surfista a quien observaba gano el primer lugar, lo observe y empecé a aplaudir reconociendo su talento, de pronto su mirada se cruzó con la mía y me sonrió, mi cuerpo se estremeció y mis mejillas se enrojecieron; en ese momento pensé ''es debido al momento, solo es admiración''.
Ya se me hacía tarde no quería preocupar a mis tíos así que di la vuelta para volver, en eso el chico a micrófono expreso—Felicitamos a nuestra campeona y orgullo de esta pequeña isla—'' ¿Campeona? ¿Escuche bien?'' di la vuelta para comprobar lo que había escuchado volví mi vista hacia donde estaban, el chico se quitó una maya que cubría su cabello y se dejó ver un hermoso cabello color negro corto un poco más arriba de los hombros, luego se sacó su sudadera quedando solo en camisolín de apoco se podían notar sus pechos y su figura delgada, ese chico que minutos antes me había hecho sentir cosas extrañas era en realidad una chica, ella se acercó hacia donde estaba, a cada centímetro que se acercaba mi corazón latía más aprisa ¿Qué me pasaba? No lose, solo quería desaparecer, empecé a respirar un poco más lento intentando controlar mis nervios, a solo un metro guiño su ojo derecho y sonrió y luego siguió su camino pasando muy cerca de mi ese momento se me hizo eterno, era como si todo a mi alrededor se hiciera en cámara lenta sus ojos eran café claro, su piel un poco más oscura que la mía, era más alta que yo tal vez media un 1.70m.
De regreso a casa no quise cenar sino que me fui directamente a dormir, al día siguiente mi tía me propuso que saliera nuevamente a lo que me rehusé, tenía miedo de encontrarme nuevamente con esa chica, mi tía obstinada en que me divirtiera me llevo a una cafetería, pensé que estaría bien ir ya que ella estaría conmigo.
Entramos a la cafetería, nos sentamos y ordenamos ella pidió té helado yo pedí fruta licuada, mi móvil sonó me disculpe con mi tía y atendí la llamada, era un número desconocido.
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Fragmentos del Corazón I
Short StoryUna joven llamada Leith de 16 años hace un viaje a la casa de playa de sus tíos, lo que ocurre allí nunca se lo hubiera imaginado.