Capítulo 10: Ailuraphile

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Yuki llegaba de hacer compras, yacía mas de un mes que no abastecía el refrigerador, aunque no era de mucho requerimiento, pues solo vivían dos personas en el pequeño departamento y con una buena salida de compras duraba para más de 3 semanas o casi un mes. Dejó las grandes bolsas blancas encima de la barra de tragos que estaba afueras de la sala. Percató de que alguien había dejado la luz del baño encendida, se sacó los botines que le molestaban mucho de hacía rato ya y fue a verificar el cuarto de servicios.

-¡Maldita psicópata!  gritó yuki exasperando el momento.

Eto había tomado la manía de tejer su piel con el hilo negro que solía comprar Yuki para realizar operaciones "quirúrgicas", subsanaba con eso algunas heridas, era muy eficiente e higiénico . Eto ya se había tejido la muñeca, hacía lucir su piel como si tuviera una linda pulsera tejida de negro, sin llagas, heridas o hinchazón, por la producción de células del metabolismo de Eto, no permitía que profanasen moretones o heridas de la "pulsera" que se había hecho en el brazo. A Eto le gustaba mucho herirse con ese hilo, le causaba un dolor inexplicable pero placentero. Según ella le hacían cosquillas.

Eto se terminaba de coser un collar que le había regalado yuki en el cuello. "lito, así ya no lo pederé" murmuró Eto para sí mismo.

-¿Podrías dejar ya de hacer eso? —inquirió Yuki frotándose la sien y evitando ver la escena dirigiéndose a la sala.

 -Jajaja, pero se siente rico —dijo Eto levantando la voz para que Yuki la escuchase— Además, así ya no o pederé.

-No es cierto —alardeó la rubia— Si sigues así, te llevaré al psiquiatra —amenazó.

Eto rió fuertemente, llegaba a comprender la situación, una demente le estaba recetando ir por ayuda psicológica.

-Por cierto —dijo Yuki quien sacaba los víveres de las bolsas— Hay que visitar a un amigo.

-¿Hmmm? — murmuró Eto.

-Sí, ven sígueme — la rubia se dirigió a la puerta de la casa— Lo compré hace más de  9 meses, cuando te traje a tí.

Eto empezó a recordar un poco su situación hace 9 meses, sacudió su cabeza, optó por no recordar esas malas memorias que sucumbieron rápidamente en su mente y siguió a Yuki quien aparentaba bajar a la antesala 

-¿A que te refieres? — dijo eto.

-Meh, es una pequeña mascota —abrió la puerta de la recámara y se metió dentro   — o eso era.

Eto ingresó a la recámara, caminaba despacio, por obvias razones no le gustaba estar mucho tiempo ahí sólo con Yuki.
Miró a los lados, no había nadie, siguió caminando poco a poco mientras sus ojos se adecuaban a la oscuridad que empezaba a denotarse mientras caminaba al fondo de la recámara, de pronto escucho una voz.  

-¡Oye ciega! —Gritó Yuki parada en un alto pilar de cajas al fondo de la recámara— ¡¿vienes?!

Eto caminaba lentamente, en los 9 meses que habían transcurrido desde que llegó al hotel, nunca había ido al fondo de la habitación donde realizaba sus entrenamientos, porque era tenue, olvidado, oscuro no era un lugar al que le apetecía ir por diversión. Saltó encima de las cajas y bajó del otro lado, Yuki estaba parada en frente de una jaula grande, rectangular, con una manija con varias llaves intentando abrir la reja.

-¿Hmmm? —murmuró eto caminando hacia Yuki.

-Ehmmm, olvidé cual de todas era la llave —sonrió Yuki.

Eto empezaba a tener miedo, tenía sospechas, tal vez Yuki lo iba a encerrar ahí por diversión, o tal vez había un monstruo ahí adentro con el que tenía que pelear, sus dudas se aclararon cuando vió algo acercándose desde el fondo de la jaula.

-¡WOW ES GRANDE, ENORME! —gritó Yuki sonriendo y abriendo fuertemente los ojos.

Un león de mediana estatura se paró tomando las rejas con sus patas delanteras. Yuki logró abrir la puerta. El león meneando su cola empezó a rodear el sitio, cuando vió que la reja estaba abierta salió de su jaula. Yuki estiró sus brazos

-¡Dale un abacho a mamá! — gritó.

El león dió un enorme salto y cayó encima de la mujer. El cuerpo de Yuki cayó en la acera haciendo un ruido seco. El león lamía su cuello sin parar. Yuki no paraba de reír.

-¡Para! ¡no sigas! — intentaba decir Yuki— ¡Para!

-¡Gatito! —gritó Eto— Yo también quiero jugar.

-El te ayudará en tus shows desde ahora Eto — dijo yuki alejando la cabeza del león con sus dos manos para que no la lamiese.

-¡Wow genial! —Eto miraba impresionada la escena, no podía creer que tendría un enorme felino de  mascota— ¿Y lo tendremos en la casa?

-¡Por su puesto que si! —afirmó Yuki.

Eto se acercó extasiado a acariciar al león, tocaba su frondosa melena, no era un león muy grande, no tenía ni un año de vida, lucía como un enorme gato con un mechón de cabellos de regular tamaño que salía de su cuello. El león ni siquiera se inmutaba a hacer caso a Eto, estaba muy ocupado lamiendo el cuerpo de Yuki, estaba recorriendo todo el sólido de la mujer con su lengua.

-¿Lo vamos a tener desde ahora en la casa? —Eto, perguntaba nuevamente mirando al felino, le emocionaba el hecho de tener a un enorme gato en casa.

Yuki dió una patada al león botándolo contra las rejas. El león gruñó de dolor.

 -Chi —sonrió Yuki levantandose del suelo — trae eso Eto —señaló unas cadenas que estaban encima del relieve de un par de cajas.

Eto al instante obedeció y le alcanzó las cadenas a la rubia. 

-Muy bien — Yuki tomó los grilletes e hizo un nudo con ella.

Eto miraba detenidamente los movimientos que hacia Yuki con sus manos. 

-Hora de irnos a casa —dijo la psicópata poniendo la cadena sobre el cuello del enorme gato. 

Dió unos cuantos pasos caminando con el felino para ver si sería un problema o no llevarlo hasta el departamento, hasta el momento no aparentaba que iba a dar algún conflicto

Eto sonrió

-¡Ti! — gritó, pero una pregunta sucumbió su mente cambiando su emoción a intriga — ¿Po cierto, cómo se llamará?

-Se llamará... — Yuki puso su dedo indice en el mentón una gran idea alcanzó su mente. — ¡Limón, se llamará Limón! 

ETO [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora