15 de Mayo

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Los tres días antes de mi viaje a Italia los pasé con Paúl, Katy y Patrick preparando todo lo que llevaría pues aunque bien, había ido a campamentos fuera del estado nunca había salido del pais.

Ahora me encontraba en el aeropuerto esperando a que mi vuelo saliera, me sentía eufórica desde que había despertado, sin embargo la emoción se fue una vez que Patrick no llegó, ese día temprano fui a su casa para que me acompañará al aeropuerto, nadie nunca abrió a pesar de que insistí como loca, llegué tarde al aeropuerto por estarlo buscando y dejando miles de mensajes y llamadas en su buzon, pero no me contestaba, era como si hubiera desaparecido por completo dejándome a mi con la carga de su desaparición, aún tenía esperanza de que llegará al aeropuerto a última hora a despedirse

-Leah, Katy y yo iremos a documentar tus maletas-dijo Paúl con una pequeña sonrisa melancólica, asentí con la cabeza

<<Vuelo quinientos cinco con destino a Italia, favor de abordar el avión>>

Escuche la bocina anunciar mi vuelo apagando un poco más mis esperanzas

-Es hora de despedirnos Leah-dijo mi padre con una sonrisa en el rostro que, si no lo conociera creería que esta feliz de que me vaya en vez de que resistía las lagrimas, cosa que mi madre para nada hacia, ya llevaba al rededor de media hora llorando aún cuando no salíamos de casa

-Mi niñita te extrañaré muchísimo

-Tranquila mamá tengo 20 años y se cuidarme, además me hiciste prometer que te llamaría todos los días

-Sí, pero ya no tendré cerca para molestarte

-Oh, demonios...comenzaba a creer que en verdad me extrañarías

Abrace a mis padres por última vez durante dos meses, busque al rededor por si acaso llegaba Patrick

<<Vamos, Patrick. Esté es el momento en donde llegas corriendo y me dices lo mucho que me quieres y que no quieres perderme>>

-Lamento que no haya llegado-dice mi madre interrumpiendo mis pensamientos de película de Hollywood

-Yo también-los despido una ultima y rápida vez para después avanzar hacia donde se encuentran mis amigos

-Todo listo, puedes subir al avión

-Muchas gracias por todo chicos-dije abrazando a ambos

-La Universidad no será la misma sin ti y tu mala pata

-Yo también los extrañaré

-Ve o perderás el vuelo

-Adiós, no olviden mensajearme-dije caminando por donde suponía , subiría al avión

-Nunca-gritaron ambos y los perdí de vista al llegar al largo pasillo que me llevaría a mi vuelo

De ahí subí al avión y me senté en el que según mi boleto, era mi asiento. Pasaron varias horas en las que inverti mi tiempo en un libro, hasta que me quedé dormida.

Al despertar faltaban por lo menos unas dos horas para llegar a Italia, lo bueno de haber elegido vuelo a las tres en punto de la madrugada, era que llegaría aproximadamente a las nueve de la noche por la diferencia de nueve horas y tendría que dormir, razón por la cual sólo dormí tres horas en el avión, así podría dormir más una vez arreglado donde dormiria y las clases que tendría

Pase el resto del tiempo viendo una película de la cual no recuerdo el titulo, hasta que por fin el piloto del avión anunció nuestro aterrizaje. A pesar de ser mi primera vez en avión no había sentido pánico al subir pues miles de pensamientos revoloteavan por mi mente que incluso olvide a donde y en que me dirigía.

Una vez fuera del avión fui por mi maleta, pasaban y pasaban pero ninguna era la mía, así que decidí hacer algo que leí en un libro esperando que funcionará pues ya me había cansado de esperar

-Se me está haciendo tarde-grité-llevo prisa-todos los presentes me miraban sin entender lo que decia, entonces para mi sorpresa una chica se acercó a mi con su asentó italiano y me pregunto

-¿Como son tus maletas?-Le expliqué y pocos minutos después tenía mis pequeñas conmigo.

Sin ayuda era muy complicado llevar tres maletas y una mochila y fue ahí cuando note lo tanto que extrañaría a mis amigos y a mi familia, mi trabajo y los compañeros que tenía en el, aún cuando no les hablaba mucho, extrañaría molestar a mi madre y que mi padre se riera de ello, Dios extrañaría hasta mi Universidad-iba enfrascada en mis pensamientos cuando choque con alguien lo que provocó tirará mis maletas y seguido, tropezara con ellas, callendo así al suelo.

Levanté la vista y vi un cartel cubriendo el rostro de mi obstáculo, estaba a punto de protestar cuando vi el cartel con un gran "Leah Stone" me levanté, sacudi mi trasero y entonces hable

- Ciao, sono Leah Stone
(Hola, yo soy Leah Stone)

-Lo sé-no me dio tiempo de procesar su familiar voz cuando bajó el cartel y pude ver a un Patrick con una sonrisa enorme mirandome-bienvenida a Italia pequeña Leah

Y entonces me lancé a abrazarlo, ya habría tiempo para golpearlo después.

El último autobús amarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora