No podía creer en que situación me encontraba. Quien diría que una de las personas de las cuales no puedo soportar se encontraba ahora mismo afuera de mi casa, sin mencionar de que no me encuentro en mis mejores momentos.
Ya me quedaba bien claro en la cabeza de que Max Cranston no es una persona fácil de tratar. Es de esas típicas personas que no aceptan un No como respuesta, que irónico, veo mucho de mi en él. Es una persona decida de lo que hace, en otras palabras es terca, igual a mi, pero claro, yo jamás dejaría mi orgullo de lado como para aceptar de que soy tan terca como Cranston.
Sentía el coraje recorrer todo mi cuerpo, no pienso permitir que el imbécil de Max llegué hasta estos extremos, y esto señoras y señores, se acaba ahora. Me hervía la sangre por dentro, porque enserio, ¡ESTO ES EL COLMO!, yo teniendo un caso severo de mal humor para que una persona no deseada me venga poner más de malas.
No hice esperar más a Cranston. Baje al primer piso a recibirlo como se merece. Abrí la puerta y ahí se encontraba él, tan insoportable como siempre.
—Vaya Cranston, que sorpresa. Veo que tienes grandes problemas en tu cabeza, ya que no sabes cuando rendirse de una buena vez.
—Pues muchas gracias que lo reconozcas, pero en algo te equivocas.
Dio un paso adelante haciendo que quedara más cerca de mi.
—La que tienes grandes problemas en la cabeza, eres tú—artículo el muy descarado.
—Así, y se puede saber ¿por qué?.
No me gustaba para nada el camino que estaba tomando esta conversación.
—Por que eres una persona insegura de sí misma como para aceptar una simple amistad—Opinó.
No pensaba permitir que él viniera a mi casa y me hablará de esa manera.
—Oye, un segundo Cranston, tu no vas a hablarme as...
—De hecho si Roxana, si voy a hablar, ¿y sabes qué?, no voy a moverme de aquí, de tú casa.
Sin siquiera haberlo previsto, Máx Cranston me apartó a un lado y se coló a mi casa sin mi permiso, dirigiéndose directo a la sala. Me quedé sorprendida, es increíble que llegué hasta esto.
Lo seguí hasta la sala, tengo que hacer a toda costa que salga de aquí.
—Perdón pero, ¿quién te crees ahora Cranston?, ¿el Rey de Roma o que?—Interrogue fastidiada.
—No, no me creo nadie Roxana, pero creo de que tú y yo debemos hablar de un tema que te incumbe mucho.
—Pues no, no me incumbe para nada. Ya te dije 659 mil veces de que no necesito a alguien que quiere ser mi amigo por que me tiene lastima—Dije ya con la paciencia en las nubes.
—Oh vamos Roxana, no te lo tomes así tan a pecho. Además no es por "lástima" como tú lo dices, sino que eres una persona muy interesante a simple vista y eso es algo que llama mucho mi atención. Esto hace que yo quiera conocerte más a fondo.
—Pues rara forma de expresarlo Cranston. En vez de parece ser una persona que sólo quiere conocer a los demás, pareces más a un acosador psicópata.
—Tal vez lo pienses así ya que nunca se me dificultó este problema para poder ser amigo de los demás, haciendo que yo insista tanto contigo.
—Si, es cierto, ya que no se que pensar de ti, esta afición tuya de querer tener una amistad conmigo se te a convertido en una obsesión.
Nunca conocí a una persona así. Máx Cranston es el ejemplo perfecto para saber que existen personas obsesionadas por caerle bien a cada ser humano que conoce... Eso en mi opinión me parece enfermizo.
—No lo consideró una obsesión.
—Claro que sí lo es, ¡estas loco Cranston!, ¿escuchaste bien? ¡loco!. Quiero que tú y tu locura se larguen inmediatamente de mi casa, ya que no quiero volver a tener esta misma situación contigo ni en la Universidad ni mucho menos aquí.
—Como ya te lo había dicho antes, yo no me pienso mover de aq...
No pudo terminar la frase, ya que el sonido de su celular lo hizo callar al instante. Se alejó un poco de mi para poder contestar la llamada. A los segundos de contestar se le veía tenso, estaba en una pequeña discusión con quien sea que esté detrás de esa llamada.
A los minutos colgó frustrado, se le veía en la cara de que no le gustó recibir esa llamada en ese momento.
—Te salvaste por está Roxana Graves. En este momento tengo que irme pero ni creas que te has librado de mí todavía.
—Eso ya lo veremos.
Se dirigió a la puerta dispuesto a irse al fin, pero lo detuve antes de que saliera por completo.
—Oye, dile a esa persona que gracias por llamarte en ese momento, de veras me hizo un gran favor.
Lo decía con ironía, y obviamente él se dio cuenta.
—Descuida, obviamente no le voy a dar el mensaje.
Se fue. Al fin se fue, y eso que es la primera vez lo veo irse disgustado y algo molesto. Normalmente cuando él se va o yo me alejo de él, siempre lo veo con una actitud optimista, pero esta vez, esa actitud optimista no estaba presente a la hora de irse a donde sea que lo estuvieran necesitando.
A los minutos subí a mi habitación. Realmente fue molesto tener que soportar a Max en mi casa, fue muy agotador tener esta "discusión" con él. Nunca pensé de que nuestras mamás se conocían, ahora se que tengo que estar pendiente de eso, ya que se que Cranston se aprovechará de esa oportunidad.
Caí en la cama agradeciendo de que todo ya había terminado. Miré en mi celular, y me fijé de que tenía un mensaje nuevo.
~Ven rápido a la Agencia. Es cuestión de urgencia~
Att: IAS
Parece que no podre descansar siquiera un rato este día.
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No Soy Normal... Soy Una Espía
Teen FictionMe mantengo oculta, con sigilo, voy siguiendo cada paso de los mayores criminales del mundo. Mi nombre es Roxana, y no soy como cualquier otra chica normal. Por el día tengo una vida como cualquier otra, pero cuando me necesitan, me convierto en un...