Capítulo 8: Una Cita No Planeada

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Paz y tranquilidad, justo lo que necesitaba. Vaya como extrañaba hacer esto.

Me encontraba acostaba en mi muy cómoda cama leyendo uno de mis libros favoritos, "Casa de Muñecas". Así es, aunque sea difícil de creer, a mi me gusta leer, es un pasatiempo que desde que me volví Espía no he tenido la oportunidad de retomar muy seguido.

No importa cuántas veces lo lea, de verdad admiro esa mujer, puede que haya sido duro tomar esa decisión pero aún así creo que fue la decisión más adecuada que pudo tomar.

La Agencia no me ha necesitado en estos últimos días, lo cual agradezco con toda mi alma ya que he podido tener tiempos en mis estudios y así poder estar en paz conmigo misma, sin ningún tipo de estrés alrededor. Ni siquiera el insoportable Máx Cranston me ha dirigido la palabra, pero de seguro es por lo que pasó aquel día.

Lo he estado pensando mucho... o debería decir demasiado ya que le he dado mucha enrollo al asunto.

No se que me pasa. Conociéndome, ya debería de tener la respuesta; un rotundo no, pero estoy comenzado a dudar si realmente debería de decirle esa respuesta.

Un sonido realmente irritante llegó a mis oídos. Era mi celular.

—Realmente debo cambiar ese timbre de teléfono fijo—Dije en voz alta.

Ya teniendo el aparato en mis manos, me di que era un número que desconozco, pero que a la vez me resultaba conocido.

—¿Por qué presiento que no debería de atender?—Me pregunté.

Deposité mi libro en mi escritorio y aunque mi intuición me decía que ignorara a quien sea que esté llamando, aún así decidí contestar.

—¿Aló?.

—Hola Roxana, ¿qué tal todo?.

Esto no podía ser verdad. Inhalaba y exhalaba, intentando por lo menos mantener siquiera un poco de autocontrol en mi.

"Tranquila, contrólate, no te desesperes", intentaba decirme mentalmente. Justo cuando pensé que podría pasar una tardes sin complicación, justo cuando creí que podría tener la tarde ideal, ¿justo ahora tenía que aparecer él?.

—¿Qué es lo que quieres esta vez Cranston?.

Soy muy consciente de que pensaría muy detenidamente en su intento de comenzar de nuevo, de poder tolerarlo y así convivir con él, pero simplemente no puedo dejar de pensar lo irritante que es tan fácilmente, sobre todo si me molesta llamándome al celular.

—Vamos Roxana, bájale a la mala vibra. ¿cuándo será el día que me respondas el saludo como cualquier persona común?.

—Eso será cuando tú te vuelvas una persona completamente normal.

—Vaya... sé perfectamente que no fue necesariamente un cumplido, pero aún así me siento halagado al saber que no soy alguien tan insignificante en tu vida.

—Que te catalogué como una persona desequilibrada, no quiere decir que seas alguien muy importante en mi existencia—Manifesté.

El estrés y la molestia se trasladaba cada vez más por mi cuerpo. De verdad tengo un serio problema de mal humor, me alteró de verdad muy fácilmente.

—Como sea, mi mente seguirá creyendo esa vaga idea de que te interesó.

De verdad que esto era una tortura realmente insoportable y verdaderamente larga en mi opinión.

—Repito, ¿qué es lo que deseas?—Pregunté nuevamente.

—Vaya, deseo muchas cosas querida Roxana, pero lo que anhelo en este momento es que salgas conmigo.

—¡Ja!—Esto no puede ser—¿Es un chiste verdad?.

Yo claro que por supuesto que estaría dispuesta en tener una salida con Máx desequilibrado Cranston (Nótese el sarcasmo).

—Me extraña Roxana que desconfíes de mis palabras, nadie más que tú sabe que yo siempre hablo en serio. Siempre.

El descerebrado de Máx Cranston tenía razón, además de ser alguien que no para hasta conseguir lo que quiere, también es un hombre que nunca habla en broma.

—Escúchame bien Cranston, quiero que te quede algo muy claro, ni aunque me pagarán con el oro más puro del mundo estaría dispuesta de tener una supuesta salida contigo. Preferiría mil veces pasar el rato con el loco de debajo del puente—Exprese de forma cruel.

De otro lado del auricular no se escuchaba nada, a excepción de su respiración tranquila y serena. No me importaba que tan crueles y frías sonarán aquellas palabras, no pienso dejar mi orgullo a un lado por Máx intolerable Cranston.

No habían pasado 10 segundo cuando al otro lado del teléfono se oyó un sonido que para mis oídos era irritante escuchar. Era su risa, él se estaba riendo. Eso sólo significaba una sola cosa: el muy descarado de Máx Cranston se estaba burlando de mi.

La rabia recorría mis venas con gran rapidez. Mi otra mano se apretaba con fuerza, no tenía que verla como para saber que mis nudillos se habían tornado blancos.

Máx Cranston de verdad que aniquilaba mi paciencia en tan sólo unos segundos.

—¡¿Se puede saber que te hizo tanta gracia?!.

—¡Oh Roxana!, mi querida Roxana Graves, he tenido que vivir en carne propia tu desprecio y tu indiferencia hacia mi, que la verdad no me sorprende que me salgas con ese tipo de respuesta. Además tú y yo tenemos un asunto pendiente, esto sería una gran oportunidad para convivir un rato y así poder resolver ese dilema.

—Si te refieres a eso de "empezar de nuevo", ten por seguro que la respuesta no es muy positiva que digamos.

Ya sé que la verdad de esto este asunto es que realmente no tengo un si o un no asegurado, pero eso Cranston no lo tiene que saber.

—Además, no creo que sea buena idea salir con el chico que quiere entrometerse en mi vida privada, sobre todo si no quieres que rechace tu intento de comenzar desde cero si aceptó esa propuesta—Agregué.

—¡Caray Roxana!, ¿te había dicho antes que cada que me tratas tan crudamente, hace que crezca mi interés en ti?.

—¿Te había dicho antes que cada vez que me hablas crece una jaqueca en mi cabeza?.

—Vamos, no lo pienses tanto, te aseguró que al lugar en donde te llevaré hará que esa jaqueca desaparezca—Aseguró él.

—Mi respuesta sigue siendo no. Creo, no, estoy segura que a donde sea que me quieras llevar no podré relajarme si tú estás presente.

—Esta bien, creo que quieres que haga esto de la manera difícil. Así que lo que quieres es que vaya a tu casa y me vuelva un terrible dolor de muela más de lo que ya soy ¿no?.

Esto estaba tomando un mal curso.

—¡¿Me estas amenazando Cranston?!.

—No lo sé Roxana, tú dime.

De verdad que me encontraba fastidiada con esta conversación. De verdad que ya no me importaba nada, lo único que quería era poner conclusión a esto.

Es increíble que estas palabras salgan de mi labios.

—Ah—suspire—Acepto salir contigo.

—Me alegra oír eso.

Mi orgullo ahora se encontraba por los suelos. Hay que ver como terminará esto.

No Soy Normal... Soy Una EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora