Baek Seung Jo y Oh Ha Ni llevan un matrimonio con altas y bajas debido a sus personalidades diferentes y aunque no han dejado de amarse ni un solo día. Ahora están separados y a punto de divorciarse por malos entendidos que tratan de quebrar su amor...
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Mientras tanto Seung Jo ya había terminado de hablar con el director del hospital y cuando iba a comenzar su ronda fue abordado por su sunbae
-¿Ya podemos hablar? –le pregunto. Seung Jo suspiro cansino, no iba a librar tan fácil de ella así que decidió salir de eso de una buena vez
-De acuerdo –dijo y la siguió por el corredor hasta su consultorio. Después de entrar ella cerró la puerta, parecía disgustada
-Aun no entiendo Seung Jo ¿Qué paso por tu cabeza? –pregunto
-No sé de qué me habla sunbae –le respondió este
-Tenías la oportunidad perfecta de librarte de esa mujer de una buena vez y la desperdiciaste –su voz sonó a reclamo
-Esa mujer es mi esposa –le dijo Seung Jo- Así que le voy a pedir más respeto cuando hable de ella –no alzo la voz pero se lo oía molesto
-Es que no logro comprenderlo –siguió en su mismo reclamo- Ayúdame a entenderlo Seung Jo. Ustedes son tan distintos, no tienes nada que hacer con una mujer como ella. Arruinaste tu vida casándote tan joven con una muchacha que no entiende de tus gustos como lo haría yo
-¿Termino? –Pregunto- Debo empezar mis labores del día
-¿Qué es lo que te puede unir tanto a ella? ¿Qué pudiste verle? No es bonita, ni inteligente... en verdad no lo entiendo –estaba un poco ofuscada
-¿En verdad quiere saberlo? –Pregunto él- Ni siquiera yo lo sé, hace mucho que deje de preguntarme que la hace tan especial. Ha Ni no es como un problema de matemáticas que pueda resolver y me costó mucho entenderlo. Quise alejarme de ella pero mientras más lo hacía más me acercaba. Su inocencia y esa fuerza de jamás darse por vencida es lo que me enamoraron –la mujer lo oía con cuidado, él continuo hablando- Desde que nos conocimos ella siempre ha estado junto a mí, Ha Ni se ha metido tanto en mi corazón, que sin duda cada noche me enamora más. Ella nunca hace algún esfuerzo por agradar y eso la hace más natural –la mujer se quedó callada un segundo procesando las palabras sinceras de Seung Jo
-Un hombre como tú tan practico que se deje llevar por esas ridiculeces de adolescente enamorado, es algo que no puedo asimilar Seung Jo
-No le pido a nadie que entienda lo que ni siquiera yo comprendo, solo que lo respeten es todo.
-Seung Jo...
-De ahora en adelante le voy a pedir que hable conmigo solo de cosas del trabajo, no dejare que Ha Ni sufra por algo que no tiene importancia, ni que sienta celos en vano
-¡Seung Jo!
-Ya lo sabe, ahora con permiso –le dijo haciendo una reverencia y saliendo del consultorio. La mujer del coraje estrello la taza de su café contra la puerta una vez que esta se cerró.
-Ya veremos que tanto te dura el amor, querido –dijo rabiosa. Seung Jo realizo su ronda y después sus consultas, había casos serios que requirieron su total atención así que le tuvo que enviar a su esposa un mensaje diciéndole que no podría almorzar con ella y aunque Ha Ni lo lamento mucho entendía que era la obligación de su esposo, cuidar de sus pacientes.
La jornada de Ha Ni termino antes de las siete pero se quedó esperando a su Seung Jo que salía a las nueve de la noche. Mientras lo hacía paso el tiempo en el área de pediatría, le gustaba ver a los niños pequeños imaginando que algún día tendría entre sus brazos un Seung Jo en miniatura, eso le sacaba sonrisas de felicidad aunque fuera algo lejano todavía. Estuvo mirando a través del vidrio hacia las incubadoras
-¿Ha Ni? –alguien la llamo, ella volteo
-Enfermera Ko, hola –dijo haciendo una reverencia a su sunbae
-¿Qué hace aquí? Creí que ya había salido –le dijo
-Ah sí, es que estoy esperando a Seung Jo –dijo con una sonrisa
-Ya veo. Ya que está aquí le puedo pedir un favor
-Claro dígame
-Debo asistir a una cirugía pero aún no he hecho el inventario de la bodega tres, me puedes ayudar mientras esperas a tu esposo
-Claro –dijo la joven enfermera con una angelical sonrisa
-Bien, vamos –ambas mujeres entraron al área y después de un rato iban por la mitad del inventario, al enfermera Ko oyó su nombre por los parlantes del hospital- Ya me están llamando –dijo consultando su reloj
-Si gusta vaya no más. Yo termino aquí
-¿Estás segura?
-Claro, le dejare el reporte en su oficina
-Mil gracias Ha Ni
-De nada sunbae –después de media hora Ha Ni termino el inventario y mientras iba rumbo a la oficina de la enfermera principal, se detuvo en una sala de pediatría donde había algunos niños de unos cinco a seis años.
Con ellos estaba un hombre de unos treinta años, llevaba ropa de medico pero lo que menos hacia era comportarse como uno.
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Cuando él volteo Ha Ni soltó una risa al ver que tenía una nariz roja de payaso en su cara, al parecer estaba entreteniendo a los niños.
-Doctor Kim... doctor Kim usted es el mejor –le dijo una niña colgándose de su cuello. El hombre la levanto haciéndola girar divertido mientras le hablaba
-Y usted señorita Sang es mi mejor paciente –ambos reían y sin darse cuenta hicieron que Ha Ni también sonriera de ver la ternura de ambos. Se distrajo y fue muy tarde cuando noto que había sido descubierta, la firme mano del joven doctor lo sujeto haciéndola entrar a la salita- Creo que atrape a una intrusa –dijo sonriéndole a pesar de la sorpresa de la joven- ¿Qué la trae por nuestro mundo de peques? –le pregunto, sonriéndole y mostrándole la segunda sonrisa más hermosa que ella había visto en su vida.
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