Capítulo tres: La decisión de Esmeralda

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Esmeralda llevaba la última media hora muy inquieta. Su hermana debió llegar hace cuarenta y cinco minutos, se suponía que iba a regresar a tiempo para el inicio de la fiesta, que empezaba a las once. La pequeña estaba muy preocupada y nerviosa. Su padre le preguntaba cada quince minutos dónde estaba su hermana, pero la menor de las hermanas, no tenía la respuesta, se limitó a decir que Mery aún debía estar arreglándose, mas su respuesta sólo tranquilizaba a su padre por unos cuantos minutos.

Decidida a traer a su hermana a casa, Esmeralda fue en su búsqueda, sin caballo y sin ninguna protección se internó en el bosque. Tardo muy poco en encontrar el riachuelo que su hermana había mencionado. Pero cuando lo encontró casi al instante toda su felicidad y seguridad desaparecieron al igual que el mencionado riachuelo.

Con un mal presentimiento en su interior, y con la respiración más rápida de lo normal, Esmeralda siguió las huellas dejadas por el caballo de su hermana, pero las huellas no la conducieron a la cabaña, sino mas bien que la llevaron hacia su nervioso caballo que luchaba por liberarse de la soga que le ataba la pata trasera. La pequeña fue de inmediato a liberarlo, luego cogió el rostro del caballo en sus manos y le dirigió la más significativa de las miradas, esperando que el animal comprendiera lo que trataba de hacerle entender.

Y ya sea por el destino o el simple capricho de la vida, el caballo pareció entender el mensaje. Enseguida se fue trotando hacia la cabaña donde sabía estaba su dueña. La niña sin pensárselo más que unos breves instantes lo siguió.

No tardaron mucho en llegar al lugar. La pequeña, prudente como ninguna, se acercó con sigilo a la ventana de la cabaña.

A través de ella pudo observar la escena más terrible que jamás pudo imaginar. Vio a su hermana siendo cargada por una criatura espantosa. La extraña criatura tenía los ojos totalmente negros, eran como dos botones enormes. Tenía el aspecto de un insecto, con dos pares de brazos, que eran mas bien tenazas. Sus patas eran escamosas y grotescas.

La criatura cargaba a su hermana hacia una hoguera. Pero antes de arrojarla se detuvo. Empezó a olfatear algo. La niña no tardó mucho en descubrir que era su olor el que percibía la anciana.

"Tenemos compañía" lanzó a Mery detrás de un sofá. Y se dirigió hacia la puerta, no sin antes volver a su forma humana.

La niña intentó no parecer asustada, la ahora anciana mujer la miraba con malicia.

"Pasa mi niña, tú debes ser la pequeña Esmeralda. Tú hermana me ha hablado mucho de ti."

"Claro, usted es la dulce anciana que la ayudó. ¿Dónde está mi hermana? Ella debió llegar hace un rato a mi casa."

"Tú hermana estuvo aquí, pero ya se fue, es extraño que no te hayas cruzado con ella. Bueno, ya que estás aquí, te podrías quedar a cenar conmigo"

Una vez dentro de la cabaña y sentadas una frente a la otra, la anciana empezó a hacerle preguntas:

"¿Cantas y bailas como tu hermana, pequeña?"

" No estoy segura si igual, pero puedo hacerlo muy parecido" dijo la niña frotándose las manos nerviosa.

"Entonces canta y baila para mí pequeña" la anciana sacó su armónica y tocó la melodía de siempre.

Esmeralda con desconfianza canto la misma canción que su hermana le había contado acostumbraba cantar cada noche a la anciana. Al empezar a bailar y cantar vio como la anciana disfrutaba el proceso. La niña pareció comprender lo que sucedía, pues notaba como se debilitaba mientras la anciana sonreía satisfecha.

Entonces empezó a cantar con más ganas, y a bailar con más empeño, pronto notó como la anciana parecía embriagarse con el derroche de energía de  la pequeña. La niña canta más y más fuerte, entonces la anciana le pide que vuelva a la normalidad, pero la niña se niega y la anciana se empieza a desesperar, está como enloquecida cuando se cae extasiada en el sofá.

Vuelve, EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora