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Eran aproximadamente, quizás, las 3 a.m y aún sentía movimiento en la casa.
Ella aun estaba trabajando duro.
Y yo le daba más trabajo.
No era justo.
Para ninguno de los dos; no era justo que la tratara mal y no era justo que ella sea tratada mal.
Sentí unos pasos subiendo las escaleras y en la misma posición de antes. Cerré mis ojos, y me hice pasar por dormido.
— Ya te dormiste... — susurró apenas audible. Pero yo la escuché a la perfección. Escuche perfectamente como las palabras juguetearon en su boca y salieron al aire de manera tranquila y aliviada.
Sentí que se paró y estaba a punto de cerrar la puerta.
Algo me decía que aun no abriera los ojos. Y por primera vez, obedecí a algo.
Ella se volvió a acercar a mi y de un jalón delicado arregló las sabanas y mantas en mi.
Luego de eso sentí el típico 'Click' de cuando una luz o lámpara es apagada. Y que por desgracia, para mi siempre estaba obscuro.
La puerta fue cerrada y abrí los ojos. Me acomode en la cama acariciando las mantas que ella había acomodado con tanto cuidado de no despertarme.
Sonreí inconscientemente.
Estire mis piernas en la cómoda y tibia cama.
Puse mis manos detrás de mi cabeza y me recosté en ellas.
Al poco tiempo de haber cerrado nuevamente los ojos, los cuales ya pesaban, para poder descansar, sentí algo saltar hacia mi cama y posicionarse a los pies de la misma.
Llevé mi mano y me di cuenta que era la mascota de la chica sin nombre.
¡Maldita bola de pelos!.

вℓιη∂ нєαят (ѕυgα) [Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora