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Después de que a regañadientes acepté que _____ se quedara.
Todo el ambiente se volvió más divertido. Ella se acoplaba bien con NamJoon, y eso era algo que me molestaba.
La tarde se paso entre risas, besos de Jungkook y Hara. Más los gruñidos de Jin, al verlos. SeulBi casi ni hablo, si no fuera porque le tocaba el brazo de vez en cuando (ya que estaba a mi derecha) no me daba cuenta si ella realmente estaba ahí.
— Hara y yo nos vamos. Tenemos cosas que hacer — dijo Jungkook.
Reí.
— Esta bie... — fui interrumpido.
— ¡Oh no!, ¡No lo harán!. — gritó SeokJin y por los ruidos de pasos rápidos y la puerta al instante, supuse que habían salido corriendo seguidos de Jin.
— Yo... También me voy — susurró SeulBi desanimada.
— ¿Qué tienes SeulBi? — cuestioné.
— No pasa nada, azuquitar. —susurró — es solo que es tarde. Y debo irme... Jin... — se le cortó la voz — me había traído y ahora se fue... Me dejó aquí. — susurró a punto de llorar —.
Namjoon dejo de hablar con _____ y se dio cuenta del estado de SeulBi.
— Yo te llevaré a casa. — soltó Namjoon.
— Es un tonto por dejarte sabiendo que no sabes el camino a casa. — dije enojado.
— Si... — susurró ella.
— Hoy no habrá besitos para el bebé rosado. — dijo Namjoon para alegrar el ambiente y río. Seguido de los tres restantes que estábamos allí.
Se despidieron de mi y se marcharon.
— Son buenos amigos... — susurró — me alegró por ti.
— Si. Claro. — solté un bufido. Aun no olvidaba su eterna plática con Namjoon.
Tomé los vasos de la mesa y los lleve al lavaplatos. Uno resbalo y se partió. Me agache para recoger los pedazos al tanteo pero me enterré uno en mi dedo índice.
— ¡Maldición! — grité a todo pulmón.
Oí a ______ correr rápido hacia mi.
— Solo te pinchaste... Ven a lavarte y ponerte una venda. — susurró dulcemente.
— No necesito nada de ti. — traté de soltarme.
— ¡Deja de lado tu maldito orgullo por una vez! ¡Te has lastimado mucho y sangra bastante!, colabora conmigo. — dijo desesperada.
Al instante sentí los labios de ella alrededor de mi dedo. Estaba succionando la sangre.
Me tensé. Me sonrojé y me avergoncé. Espero no haberme puesto demasiado rojo.
Al rato una curita se poso en mi dedo.
— Ya paró el sangrado. ¿Te encuentras bien? — me preguntó porque, supongo yo, estaba pálido. Desde pequeño este tipo de cosas y las pequeñas heridas me afectaban mucho.
— Gracias... — susurré realmente agradecido.
Hubo un silencio muy grande, y no estaba seguro si ella aún estaba ahí. Así que decidí comprobarlo.
— ¿_____? — pregunté.
— ¿Si? — dijo confundida.
— Puedes llamarme Suga — Sonreí tímidamente.

вℓιη∂ нєαят (ѕυgα) [Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora