Capítulo tres.

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Las días fueron pasando, lento, y con un extraña rareza en los días, las palabras que BaekHyun y yo compartíamos eran más seguidas, un saludo de buenos días y otro de buenas noches, de un momento a otro mi pena y rareza se había echo a un lado, vi...

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Las días fueron pasando, lento, y con un extraña rareza en los días, las palabras que BaekHyun y yo compartíamos eran más seguidas, un saludo de buenos días y otro de buenas noches, de un momento a otro mi pena y rareza se había echo a un lado, visitaba el café de BaekHyun de vez en cuando, recibiendo una cálida sonrisa del chico, dejando una humeante tasa de café caliente sobre mi mesa, alejándose de ahí para poder charlar con una amiga suya.

La chica era de una apariencia agradable, y de simple vista atractiva., pero al ver su comportamiento con BaekHyun mis perspectivas habían cambiado, a mi total parecer, estos dos parecían amigos de toda la vida, ni había día, en el que estos hablaran de temas importantes o interesantes, compartiendo sonrisas y carcajadas,  eso sin dudarlo me provocaba celos.

Había intentado llegar temprano al café, conversar más con BaekHyun simplemente, tener una mañana al lado de BaekHyun, pero cada vez que lo intentaba, parando me más temprano de lo habitual  la chica ya se encontraba en el pequeño café, conversando animosamente con BaekHyun, dándome una cachetada mental por creer que si hacia eso, podría estar solo con el, lo peor es que la chica parece que trabaja con él, al lado de BaekHyun, todos los malditos días de la semana.

No era lo mismo, definitivamente no lo era, yo soy la persona que tiene que hacer reír a BaekHyun de esa manera, yo debería ser el quién platique con él todas las mañanas, no ella.

—Solo haz lo, Chan.— pronunció su amigo, KyungSoo había venido a ayudarme con la floreria.

Apreté la hoja de papel entre mis manos, ya vieja y con un toque de café en ella, y alado de esta una pequeña y hermosa rosa roja.—No creo que pueda hacer lo. —pronuncie nervioso, mis manos sudaban, me daban asco.

KyungSoo, no solo había venido con fines de ayudar, no, también había venido para ver al chico que me roba el sueño, el causante de mis incontables hojas de papel, Tengo que conocerlo, había dicho antes de venir conmigo, al ver lo se quedo paralizado, soltando una sonrisa y un es guapo,  haciéndome bufar y enfadar.

—Tienes que darle todos esos poemas, Chan, no solo puedes guardarlos y ya, tu corazón esta en esos pequeños y sutiles versos, no puedes guardarlos hací como hací.—pronuncio con un toque molesto.

—No, mi corazón no esta en ellos, te equivocas, es mí, alma es el que esta en ellos.— apreté más las hojas, haciendo un crujido, mi lengua se paso por mis labios resecos, girando me a ver nuevamente a KyungSoo, teniendo una mirada de extrema seriedad.—No puedo.

Cruzo los brazos.— Si puedes, y lo vas a hacer ahora. — se acerco a mi, con una mirada determinante, esto, no terminaría bien.

Me cubrí mi cara con mis brazos, temiendo recibir un golpe, cosa que jamás llego, por miedo me quede en esa posición por más tiempo, nada llego, ni una sola palabra, no fue hasta que la puerta de mi floreria se abrió, ó cerro, destape con preocupación mis ojos, KyungSoo estaba adentro de mi floreria, temblando de frío, apreté mis manos, sintiendo mi piel chocar, mis ojos se dirigieron con miedo hacía estas, no había nada, solo mis manos abrazándose mutuamente.

—¡¿Que hiciste?!. — pregunte exasperado, dando vueltas por el pequeño espacio sobrante de mi pequeña floreria, pasando mis manos por las hebras de mi cabello, con desesperación.

—Mejor controla te, Baek esta mirando hacía tu dirección, si sospecha que eres tú, el de la carta y rosa, amigo, no tendrás escapatoria.—me miro serio, dirigí mi mirada hacia la cafetería, y en efecto, BaekHyun me miraba con cierta curiosidad, con rosa roja y papel en mano, ya abierto, apunto de ser leído por la persona que ayudo a crear los, mi corazón comenzó a latir con rapidez, no me consideraba un experto en la creación de poemas, y es que jamás los leo, mi abuelo decía que si les tus creaciones estas jamás tendrán un sentimiento, “Solo tienes que hacer los con tu corazón y alma”, decía siempre después de terminar un poema.

—¿Le gustara?, ¿Cres que le guste?. —pregunte curioso, relajando mis músculos, Kyung me miro con curiosidad, pasando detrás del mostrador, y yo siguiéndole con la mirada.

—¿De que hablas?, ¿No los lees?.— pregunto tomando un manojo de orquídeas, cortando algunas que no tenían arreglo dejando a las otras en una cubeta con agua.

—No, jamás, desde pequeño no lo hago.— conteste con una afirmación, la cara de KyungSoo cambió de una manera estrepitosa.

—¡¿Como que no los lees?!.— grito con fuerza, acercándose a mi, con los hombros más arriba.

—¡Pues no necesito leer los, si no, pierden su esencia!.— grite de igual manera, con una voz que ni siquiera yo reconocía.

—¡¿Quien te dijo esa estúpides tan estúpida?.— su mano chocó contra mi hombro, haciéndome gritas, maldito enano.

—Mi abuelo lo dijo...— conteste con cierto deje de tristeza.

—Oh, perdón, no lo sabía, di le que se deben leer.— su voz se volvió un poco dulce y tierna, bipolar.

Mis ojos vieron el piso, mi corazón era una especie de sentimientos encontrados, buenos y malos, no quería recordar lo ocurrido con él, con mi abuelo, hace ya más de cinco años que no veo a mi abuelo, me dejo varado sin ayuda y sin nadie, encarando me con la familia Do, “Es de extrema confianza ”, pronunció antes de dejar me en la entrada de la puerta, lleno en lágrimas aclamando su nombre, siendo consolado por la mamá de KyungSoo, una hermosa y tierna señora, linda.

KyungSoo jamas se acordó de lo sucedido, estaba demasiado pequeño para tener razonamiento sobre las cosas que ocurrían en ese momento, pero fue lo más lindo de todo, jamás se mostró triste, era un niño de sonrisa andante, altruista y tierno, solo yo, pude conocerlo de esa manera, después de la brutal muerte de sus padres, cambio por completo, personalidad temida y ruda, entrenado artes marciales todas las noches, guardando su corazón en una caja de titanio.

Irrompible

¿Que paso con sus padres?, habían  salido a celebrar su aniversario, dejando me a KyungSoo bajo mi cargo, salieron de la cabaña, alejándose en su coche, jugamos, toda la maldita noche jugamos, observando una película, parando me enseguida cuando la puerta fue tocada con una extrema rudeza, abriendo esta, quedándome paralizado por la escena, la señora Do, estaba sangrando, siendo sostenida por su esposo, sangrando del estomago, gritos y palabras de desespero, llamando a la policía y ambulancia, muriendo delante de los ojos de su hijo, de KyungSoo, gritando y llorando, “¡Mama!”

Siendo llevada por la ambulancia, sin vida, llenado me de maldito odio a quien había sido, el señor Do, logro vivir, cuidar de nosotros con costoso trabajo, viéndonos crecer, irme de casa, dejando a Soo solo, creando mi floreria, leyendo y alimentándome de mis palabras, si no fue hasta que cumplí veintitrés, siendo molestado a las altas horas de la noche, con un KyungSoo llorando por el teléfono, su padre había muerto, ¿La razón?, nadie lo sabe.

Días después, mi abuelo, había muerto, ¿Como rayos lo sabía?, el era escritor poético, uno de los mejores y más famosos, viendo su cara y su última creación, “El escritor poético Park MoonSu ha fallecido, dejando su obra publicada, quién dijo ser dedicada a su nieto Park”.

No lo había leído, por miedo y temor de odiarlo más de lo que ya lo hacia, lo compré de eso no hay duda, “Palabras ocultas”, se titulaba el libro, por más que quisiera leer lo, jamás podía, tan solo el leer la primera página mis ojos ya se encontraban con gotas de agua dulce, cerrando el libro ocultándolo en un viejo librero.

La vida de algunos, no necesariamente era de color rosa.


Perdonen si hay faltas de ortografía.
Besos Lin.

Love Poems .-ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora