TRES AÑOS DESPUÉS
ǁ LEAH ǁ
-¿Por qué siempre me dejas con las ganas?
-Porque no quiero hacerlo contigo, Liam. Mucho menos en este sucio baño. –Dije poniéndome la blusa rápidamente antes de salir de aquel baño del bar al que habíamos ido.
-¡Leah!
-No, déjame.
-Está bien, pero no te vayas...
-Quiero irme, de verdad.
-Te acompaño a casa.
-No hace falta. –Respondí sonriéndole para que estuviera tranquilo y dejara de insistir. –Nos vemos mañana. –Dejé un casto beso en sus labios antes de comenzar a caminar por los aparcamientos del bar con una única dirección en mente.
¿Por qué no era capaz de intimar con él? Llevaba saliendo con Liam desde que tenía dieciséis años y nunca lo habíamos hecho. No porque él no tuviera ganas, estaba claro. Liam siempre estaba dispuesto para mantener relaciones íntimas conmigo, pero sin embargo yo... Había algo dentro de mí, en lo más profundo de mi corazón que siempre me hacía detener cuando ya estábamos en el meollo de la situación. ¿Por qué? A mí también me gustaría saberlo...
Suspiré encendiendo la linterna de mi móvil en cuanto llegué a los arboles que conducían al bosque que también me conocía ya.
-¿Blake? –Pregunté al llegar a mi árbol favorito descubriendo que mi amigo de cuatro patas aún no había llegado. –Estoy aquí, Blake.
Me senté junto al árbol mientras comprobaba la hora digital del móvil. Dos menos cuarto, no siempre quedábamos a esta hora, pero nunca se sabía...
¿Os acordáis de aquel lobo negro que me había protegido hacía unos años atrás? Pues ese era el amigo al que esperaba.
Después de aquel altercado, volví a verlo de casualidad y se me hizo costumbre venir a verlos al bosque siempre que podía. ¡Incluso le había puesto un nombre! Mi querido y adorable amigo Blake.
Unos suaves pasos se oyeron acercarse desde los árboles y enseguida levanté la cabeza viendo a Blake malherido.
-¡Blake! ¡¿Qué pasó?!
«Cómo si fuera a responderte.»
Me acerqué a él rápidamente en cuanto se desplomó aullando de dolor.
-¿Qué tienes? ¡¿Quién te hizo esto?! –Sin saber con qué curar la herida que tenia en un costado, cogí el pañuelo que me había puesto anteriormente en el cuello para amarrárselo como pude alrededor del cuerpo. –Oye, Blake, no cierres los ojos, ¿vale? Mírame a mí... Blake, mírame. –Comencé a acariciarle la cabeza mientras lágrimas salían de mis ojos al oírlo llorar de sufrimiento. –Por favor, cálmate... Todo va a salir bien. Estoy aquí contigo...
ǁ AYDEN ǁ
-No seas capullo.
-Lo siento, pero es que es muy gracioso. No sé ni lo que pareces oliendo ese pañuelo... Bueno sí, pareces un lunático acosador. –Golpeé su estómago con la mano haciéndolo reír más fuerte. –Y hablando de todo un poco... ¿Estás mejor?
-Sí...
-Pero te sigue doliendo.
-Bueno... –Murmuré llevándome las manos a las costillas para ponerme de pie.
-Es que eres idiota, tío.
-Cállate.
-¿Pelearte por eso? ¿En serio?
-Que te calles, Daniel. –Gruñí mirándolo mal. –Es mi vida. Hago con ella lo que me venga en ganas, ¿quedó claro?
-Claro, gruñón. –Volví a gruñir más fuerte provocando su risa, y un fuerte dolor en mis costillas.
-Dios...
-Espera, voy a ir a llamar a tu enfermerita...
-Pues muy bien que me trató cuando me vio, oye. –La defendí mirándolo mal.
-¿Cómo no? Si a tus espaldas se acuesta con ese novio que tiene...
-Eso no es verdad, Dan. Lo sabes perfectamente.
-Eso tú crees, Ayden.
-Claro que lo creo porque lo sé, idiota. Ella es solo mi...
-¡Ayden! –Rodé los ojos al ver como Clarah venía corriendo hacia mí. –¡¿Estás bien?! ¡¿Qué fue lo que te pasó?!
-Sí, estoy bien, y no me pasó nada de tu incumbencia, Clarah.
-¡Pero si estás herido!
-Estaba, y déjate de gritar que me duele la cabeza...
-¡Lo siento! –Volvió a gritar antes de bajar la voz. –Lo siento...
-Así está mejor, enana. –Clarah asintió antes de darme un suave abrazo.
-¿Y yo qué?
-Para ti también hay. –Se separó de mi para caminar hacia mi mejor amigo y abrazarlo un poco más fuerte.
-Guau, si que tu fuerza ha aumentado...
-¡Sí! –Gritó emocionada mi hermana mientras que aplaudía. –Incluso un día podría ganarte en una pelea.
-Bff... Eso lo veremos, Clarah.
-¡Cuando quieras!
-Ahora mismo.
-¿Qué? Déjate de estupideces, Clarah. –Me metí en su conversación mirando de una al otro. –Nada de peleas.
-Déjala, Ayden, ya es hora de que vaya aprendiendo. ¿Vamos?
-¡Sí!
-No. –Volví a decir molesto. –Déjate de peleas y vuelve a tu cuarto, Clarah.
-Pero...
-A tu cuarto. –La adolescente se cruzó de brazos completamente enfadada antes de darse la vuelta para salir de mi habitación.
-Te pasaste un poco, tío.
-Tú te callas. –Se encogió de hombros antes de olfatear algo en el aire. –¿Qué hueles?
-¿Por qué tu hermana huele más de lo habitual? –Fruncí el ceño. –Nada, déjalo. Me voy a casa. Adiós. –Y sin más, salió de mi cuarto dejándome totalmente confundido.
¿Pero qué diablos?
Suspiré cogiendo el pañuelo que había dejado minutos antes sobre la mesa para llevármelo a la nariz y oler el dulce aroma a vainilla y naranja que tanto me gustaba.
-Delicioso... –Murmuré para mi mismo antes de sonreír.
Joder, si que parecía un lunático, sí.
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The Wolf of The Moon
WerewolfUn gruñido resonó de en medio de los árboles y juro que ví un par de ojos negros mirarme con rabia. -¿Pero qué... Mi frase quedó en el aire al ver al tremendo lobo que había aparecido frente a mi. ¡¿Pero qué diablos?! Comencé a gritar y a correr...