CAPITULO 2

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ǁ LEAH ǁ


-¿Estás segura de estar bien? Porque yo no te veo así, hija...

-Ya te dije que sí, mamá. No te preocupes.

-Está bien, hija. Termina de desayunar para ir a la escuela.

-Sí... –Se acercó para dejar un beso en mi cabeza antes de salir dejándome sola en la cocina.

Suspiré para terminar con mi vaso de leche.

No estaba bien. ¿Cómo estarlo cuando sólo tenía cabeza para Blake?

-Tengo que ir a verlo... –Dejé el vaso sucio en el fregadero para recoger mi mochila del suelo antes de despedirme de mi madre y salir de casa rumbo hacia el bosque.

Ya haría mañana un justificante diciendo porqué no había ido a la escuela.

-¿Blake? Estoy aquí. –Solté la maleta para sentarme en el suelo a su espera.

La verdad es que no sabía como Blake me escuchaba, pero siempre que lo necesitaba aparecía.

-Si la gente me viera tratar con lobos pensarían que estoy loca... –Un fuerte aullido hizo que levantara la cabeza para ver a mi amigo. –¡Hola! –Caminó hacia mí para tumbarse a mi lado apoyando la cabeza sobre mis piernas para que lo acariciara. –Eres muy inteligente, Blake. ¿Cómo sabes siempre que estoy aquí?



ǁ AYDEN ǁ


Me pegué más a ella para que siguiera acariciándome.

Siempre sé lo que haces, Leah.

-Bueno, como si fueras a responderme ¿no? –Rió haciéndome sonreír interiormente.

Me gustaría tanto hablar contigo...

-Ya estás mejor de tus costillas, ¿verdad? ¿No te duele ni nada? –Levanté la cabeza moviéndola de un lado al otro. –Muy bien, Blake. ¿Sabes? A veces pienso que estaría bien que hablaras para poder entenderte...

Si supieras que ya te entiendo...

-Sería maravilloso que me respondieras y... –Leah se calló en cuanto unos trotes se acercaron a nosotros y Clarah apareció en su forma de lobo.

-"Con que siempre vienes aquí cuando desapareces, ¿eh?" –Me puse de pie rápidamente para acercarme a ella.

-¡No, Blake! No le hagas daño. –Gritó Leah en cuanto caminé hacia Clarah.

-"¿Se puede saber que haces aquí?"

-"¿Y tú?" –Miró a Leah antes de comenzar a reír. –"Ya entiendo, hermanito, ya entiendo..."

-"Fuera de aquí. Además, ¿qué haces sola?"

-"Te seguí cuando te fuiste de casa." –Gruñí dando un paso hacia ella enfadado. ¿Qué me había seguido dice? ¿Con que derecho me seguía?

-¡Blake! –Volví a ignorar a mi dulce Leah para acorralar a mi hermana contra uno de los arboles que había tras ella.

-"Vuelve a casa ahora, Clarah."

-"No quiero." –Volví a gruñir más fuerte queriendo asustarla.

-Por favor, déjalo... –Sentí una suave caricia en mi lomo haciendo que me tensara. –Es pequeñito. ¿No ves que está asustado?



ǁ LEAH ǁ


Me agaché junto al pequeño lobo que Blake había acorralado contra el árbol para que me oliera la mano.

-No voy a hacerte nada, pequeño... –Pegó su hocico a mi mano olfateándola. –Eso es, no te haré daño... Y Blake tampoco. ¿Verdad, Blake? –Blake gruñó haciéndome rodar los ojos. –No le hagas caso, pequeño. –El lobo blanco se tiró al suelo poniéndose boca arriba dejándome ver como se lamía su barriga. –Oh, vale, vale, ya te entendí... Eres hembra. –Se puso de pie acercándose a mis manos para que la acariciara. –Supongo que eso es un sí... –La acaricié lentamente antes de fijarme en mi amigo. –No te pongas celoso, Blake. Tú siempre recibes todas mis caricias.

Se dio la vuelta gruñendo antes de echar a correr en dirección contraria a la que yo estaba. ¡¿Pero ahora que le pasaba?!

-¡Oye! –Grité queriendo que volviera, pero fue en vano. –¿Tú también? –Pregunté en cuanto la pequeña loba siguió la dirección de Blake dejándome sola. –Genial, muchas gracias por haberme abandonado...

Suspiré para recoger mi mochila del suelo y comenzar a salir de regreso a la ciudad.

¿Y ahora que haría hasta las dos de la tarde? No puedo arriesgarme que algún vecino me vea volviendo a casa cuando se supone que estoy en el instituto.



ǁ AYDEN ǁ


-No vuelvas a seguirme nunca más.

-¿Por qué no? ¿Quién era esa chica, Ayden? ¿Tu novia?

-No vuelvas a seguirme nunca más, Clarah. –Repetí completamente de mal humor.

-¡¿Pero quién era?!

-No te incumbe.

-Soy tu hermana menor, Ayden. Tienes que contarme las cosas.

-Con más razón para no contarte nada, bocazas. –Me miró ofendida para cruzarse de brazos.

-¡Que fuerte!

-Deja de gritar, Clarah.

-¡Ahora no quiero! –La miré seriamente para que supiera que no estaba bromeando. –Está bien. ¿Pero por qué no querías presentármela?

-¿Pero de que hablas? Que no tengo que presentarte a nadie, pesada.

-¡Pero se notaba que era alguien especial! –Negué con la cabeza. –¿Por qué no te presentas ante ella como humano? La escuché hablar cuando dijo que...

-¿Presentarme ante ella como humano?

-¡Sí! Yo puedo acompañarte. ¿Quieres? ¡Podemos ir ahora mismo! –Me la quedé mirando sin saber que decir o hacer. ¿Ir a verla ahora? ¿Cómo humano? –¿Qué dices?

-¿Por qué no se me ocurrió a mi antes?

The Wolf of The MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora