-¿Quieres hablar conmigo ya?
-¿Cómo sabías que estaba aquí? –Pregunté levantando la cabeza confundida.
-Siempre sé dónde estás, cariño. –Suspiró cansado mientras se sentaba a mi lado. –No vuelvas a irte nunca más así, Leah. Estabas nerviosa y pensé que...
-Te dije que a mí no me dieras órdenes, Ayden. –Dije seriamente antes de que agarrara mi cara dulcemente haciendo que lo mirara.
-Y a mí me encanta verte enfadada... –Acercó su cara a mi cuello para dejar un beso en él haciéndome estremecer.
-¿Q-qué haces?
-Shh... –Ahora besó mi mejilla dejándome más sorprendida todavía. Por mucho que mi cabeza me dijera que me apartara de él, mi corazón le ordenaba todo lo contrario. –¿Sabes? He soñado con este momento desde la primera vez que te vi, Leah. Me encantas tú, y me encanta este olor tan característico que tienes a vainilla y naranja...
-¿Qué?
Y sin esperarlo, sus labios se acercaron a los míos lenta y cuidadosamente como si tuviera miedo de hacerme daño.
Oh, por Dios. ¿Ayden me está besando? ¡Ayden me está besando!
Decir que sentía mariposas en el estómago se me quedaba corto. Eso eran rinocerontes corriendo de un lado a otro.
«Que tienes novio, tonta.»
Era tan bonita la sensación que estaba sintiendo en estos momentos, que no tenía palabra alguna para describir lo que sentía, lo que los labios de Ayden me estaban haciendo sentir.
-¿Leah?
-¿Hmm?
-Ya puedes abrir los ojos, cielo... –Abrí los ojos rápidamente esquivando su mirada divertida. Si más ridícula no podía ser, por dios.... –¿Te gustó?
-¡Sí! Digo, no. Emm... –Mordí mi labio inferior nerviosa. –Sí, sí que me gustó...
-¿Y por qué lo niegas? –Me encogí de hombros agachando la cabeza avergonzada. –Leah... –Rechacé sus labios en cuanto noté cuales fueron sus intenciones.
-No puedo, Ayden... Me encantaría poder corresponderte, créeme, pero no puedo hacerle esto a Liam. –Mi labio inferior comenzó a temblar nerviosamente al igual que el resto de mi cuerpo. –No sé porqué, pero siento que hay algo especial que me conecta a ti y... –Suspiré sintiendo las lágrimas otra vez. –Es que no lo entiendo, ¿por qué lloro?
-Yo sí que sé porque lloras, Leah... –Pasó su pulgar por mi mejilla limpiando la lagrima traicionera que se me había escapado. –Y quizás ahora no lo entiendas, pero quiero, y espero, que el momento llegue pronto para poder contarte la verdad.
-¿Qué verdad? –Pregunté más que confundida.
-Mi verdad, Leah. Mi verdad... –Suspiró para dejar un beso en mi frente antes de alejarse completamente. –Siento lo de... No, no lo siento, todo lo contrario. Llevaba mucho tiempo esperando ese beso y no voy a decir que me arrepiento de haberlo hecho porque no es así.
-Ayden...
-Adiós, Leah. Fue un gusto poder conocerte al fin y pasar tiempo contigo estos días. Espero que algún día no muy lejano volvamos a vernos...
-¿P-por qué siento que esta despedida es definitiva? –Me miró a los ojos sonriendo tristemente.
-Tiempo al tiempo. –Y sin añadir nada más, comenzó a caminar rápidamente por el oscuro bosque en el que nos encontrábamos.
¿Y ya está? ¿Esto significaba que no volvería a verlo nunca más?
Caí al suelo de rodillas comenzando a llorar descontroladamente. ¿Qué era este dolor tan profundo que sentía en el pecho? ¿Por qué me había sentido tan mal esta despedida con Ayden?
ǁ AYDEN ǁ
-¿Le dijiste eso? ¿En serio? –Asentí con la cabeza de mal humor. –¿Y ni siquiera vas a ir a verla como "Blake"?
-No.
-Eres idiota, hermano. –Lo fulminé con la mirada mientras me acercaba a él rápidamente para cogerlo por el cuello de la camiseta.
-Y yo a ti te dije que vigilaras a mi hermana y no lo hiciste.
-¡Eh! ¡Que si lo hice! Solo me despisté un poco y...
-¡¿Un poco?! –Gruñí soltándolo fuertemente. –Por tu culpa discutí con ella y eso hizo que Leah se fuera.
-Sí, y ahora échame la culpa de todo a mi también. –Daniel se sacudió la ropa incorporándose. –No te pases de...
-Ayden. –Ambos giramos hacia la entrada de mi habitación viendo a Wayne de brazos cruzados muy seriamente. –¿Dónde está tu hermana?
-¿No está en su cuarto?
-¿Vendría a preguntarte si estuviera en su cuarto? –Apreté la mandíbula fuertemente. ¿Es qué estaba obligado a controlarla las veinticuatro horas del día también? –Búscala y que vaya a mi despacho inmediatamente. –Se dio la vuelta cerrando la puerta tras él.
¿Pero dónde diablos se había metido esta chiquilla ahora?
-Te acompaño a buscarla, anda.
-Esto sigue siendo tu culpa. –Se llevó una mano al pecho mirándome ofendido.
-¡Que fuerte! –Ignoré su chillido fingido para salir de mi cuarto poniendo rumbo hacia la salida de casa. –Te odio, Ayden...
-El sentimiento es mutuo, tranquilo.
-Ja, ja, ja. –El que rió con ganas fui yo para chocar con alguien sin esperarlo.
-Anda, mira...
-Mcgregor.
-Clayton. –Nos saludamos con la cabeza sin dejar de mirarnos mal.
-¿Qué te trae por aquí?
-No te interesa, Clayton. –Fui a responderle cuando Marina nos interrumpió para hablarle a Donnovan.
-Por aquí, Alpha Donnovan. –Ambos desaparecieron por el pasillo que llevaba hacia el despacho de mi padre dejándome intrigado.
Donnovan Mcgregor era el Alpha de la manada vecina. Teníamos los mismos años a pesar de que él ya fuera el Alpha de su manada. Por suerte, o por desgracia, su padre murió dejándolo a él con el poder de todas sus pertenencias.
-Te sigue cayendo como una patada en el culo, ¿verdad?
-¿No se nota? –Rodé los ojos para dejar de mirar hacia el pasillo y prestarle atención a mi amigo. –Es mejor que vayamos a buscar a mi hermana.
Ya tendría otro momento para descubrir que hacia ese imbécil en mi casa.
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The Wolf of The Moon
Про оборотнейUn gruñido resonó de en medio de los árboles y juro que ví un par de ojos negros mirarme con rabia. -¿Pero qué... Mi frase quedó en el aire al ver al tremendo lobo que había aparecido frente a mi. ¡¿Pero qué diablos?! Comencé a gritar y a correr...