Una orgía... Bueno, casi

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Me levanto y salgo de mi habitación, al parecer me había quedado dormida. Se escuchan ruidos así que voy a traer mi bate de béisbol y bajo las gradas lo más callada que puedo.
  - Ya era hora de que pasara esto. - Dice ¿Josué?
  - ¡Sí, así! - ¿Leon?
  - ¡Sigue! - ¿Fernando?
  - Llevo esperando esto casi por mil años. - ¿Javier?
  - Luego sigo yo - ¿Carlos?
  - Y a mí me toca darle a la izquierda - ¿Luis?
  Intento no reirme al bajar las escaleras y seguir sus voces, cuando estoy a dos pasos de llegar tropiezo haciendo ruido. Al levantar mi rostro veo a Fernando, Leon y Carlos tirados en el suelo y a Luis, Javier y Josué en el sillón con los controles en sus manos y viéndome asustados.
  - Hola chicos - digo intentando esconder el bate. - Luis se ríe y pregunta con una ceja alzada - ¿Se puede saber qué haces con un bate?
  - Me levanté, escuché ruidos y tomé el bate, mientras bajaba parecía que estaban teniendo una orgía y como intentaba no reirme me caí.
Los chicos se ríen y para callarlos pregunto qué pasó antes, ya que noté que Leon tenía hielo en el ojo.
  - Verás... - dice Josué
  - Es que... - sigue Fernando
  - Yo me voy - dice Luis tomando su chaqueta.
  - Siempre huyendo, ¿no? - dice Josué molesto.
  - Luego hablaremos de eso - dice señalándolo.
  - Luis - les interrumpo.
  - ¿Si?
  - Te quedas a dormir aquí, o estás a las 8 aquí o te quedas afuera - digo molesta al ver que huye.
  - Seguro, aquí estaré.
  Luego de que Luis se fuera hubo un inmenso silencio, como noté que ellos no me dirían nada, rompí el silencio.
  - ¿Qué pasó luego de que ustedes se gritaran y yo quedara dormida? - Todos se pusieron más nerviosos.
  - Deberías decirle, che - dice Fernando
  - No, no creo que sea buena idea - dice Leon
  - A mí me da igual - dice Javier
  - Yo digo que sí - dice Carlos
  - Jake lo golpeó - dice Josué indiferente
  - ¡¿Qué?! ¡¿Y ustedes están como si nada?!
  - ¿Por qué le dijiste eso? - pregunta Carlos, evidentemente molesto.
  - Alguien tenía que decirlo - dice Josué.
  - ¡No! - contesta Javier.
  - Dejen de pelear, ahora ya lo sé. ¿Quieres helado Leon?
  - ¡Yo sí quiero! - dice Josué como un niño pequeño.
  - No te preguntaba a ti.
  - Pero igual quiero.
  - Pues ve a la tienda.
  - ¿Quieres que me secuestren? - dice con una mano en el pecho fingiendo indignación.
  - Sí - digo intentando ocultar la sonrisa
  - Bueno, entonces es hora de que me vaya, pero Carlos, Fernando y Leon vienen conmigo.
  - ¿Y Javier y Josué? - pregunto confundida.
  - Javier saldrá con un chico y Josué tiene que hablar con Luis.
  - Bien, entonces hasta luego.
  Los chicos se despidieron, el último fue Carlos y al despedirse de Josué le susurró "Creí que no te gustaban los engaños" y se fue.
  - Ahora que se fueron los chicos... Explícame qué pasó con Luis.
  - Verás, al inicio del año conocí a una chica y me comenzó a gustar para más de una noche, si me entiendes - dice con una sonrisa ladeada.
  - Prosigue...
  - Me engañó con Luis.
  - ¿Luis sabía que estaban?
  - Sí. - Dice y al segundo junta las cejas -. Bueno, no. Es decir, en parte.
  - Explícate.
  - Se la había descrito a la descripción así que debería recordarlo, ¿no?
  - ¡Pero sabes cómo es él! Lo más probable quería tanto acostarse con la chica que no se fijó quién era.
  - Pero confié en él - dice decepcionado.
  - No es su culpa, la chica aceptó y hablando de, ¿quién era?
  - La chica de hace rato.
  - ¿La loca?
  - Sí.
  - ¿Y por eso sufres? - Suelto una carcajada. - Vamos, te hizo un favor, tienes que admitirlo.
  - Tienes razón.
  - Oye, ¿y Javier?
  - Dijeron que saldría con un chico... - abro los ojos como platos.
  - ¡Mi maquillaje!
  Salgo corriendo y Josué me sigue los pasos. Al entrar a mi habitación encontramos a Javier viendo un programa infantil el cual cambia en cuanto nos ve.
  - ¿Por qué tan alarmados? - pregunta confundido.
  - Pensé que, tú sabes, como tienes una cita con un chico... Tal vez querías usar mi maquillaje. - Javier suelta una sonora carcajada.
  - Soy gay, pero no uso maquillaje, simplemente me gustan los chicos.
  - Oh... - sonrío apenada y para cambiar de tema pregunto - ¿y cómo es el afortunado, eh? - lo digo levantando y bajando las cejas y él ríe.
  - Verás... Es una cita a ciegas, sé tanto como tú.

¶¶¶¶¶

  - ¡Cállate, Luis! - grito mientras río.
  - No es mi culpa, sólo míralo.
  Luis, Josué y yo espiamos la cita de Javier, su chico es guapo. ¿Por qué no podía ser heterosexual? Bueno, eso pensé al verlo al inicio, pero ahora no estoy tan segura... El chico acaricia las piernas de Javier con sus pies y solo con calcetines. Javier luce incómodo y Luis, Josué y yo reímos un buen rato hasta que me entra un mensaje de Javier.

Javier:
Sácame de aquí, dile a Luis que llame llorando y lo pongo en altavoz. RÁPIDO.

Yo:
Mmm, no.

JAVIER:
Te ayudo en tu próxima broma.

Sí que me conoce.

Yo:
Ya te llamo :)

  - En la llamada -

  - No me pongas en altavoz y repite dramáticamente lo siguiente...¿Qué pasó? - lo pongo en altavoz para que los chicos lo escuchen.
  - ¡¿Qué pasó?!
  - Vamos, cálmate y explícame.
  - ¡Vamos! cálmate y explícame.
  - Voy para allá, no te preocupes, ¿si?
  - Voy para allá, no te preocupes, ¿si?
  - Todo va a estar bien
  - ¡Todo va a estar bien!
  - Ahora quiero que cuelges, le digas que es una emergencia y salgas.
  - Ahora quiero que cuelges, le digas que es una emergencia y salgas. ¡Maldición! - los chicos se ríen y escuchamos a Javier y su cita discutir.
  - ¡Me estabas acariciando las piernas y ni siquiera me sé tu apellido!
  - ¡Creí que te gustaría! - dice su cita con las manos arriba.
  - Pues no, y lo mejor será que esto quede aquí. - Dice Javier desesperado.
  - Bueno, pero cuando te sientas solo no me llames - dice a lo que se levanta y se va como una diva.
 

¶¶¶¶¶

Al regresar a casa estaba Jake afuera y en cuanto vio a los chicos y mi rostro enojado por lo de Leon, salió corriendo a su auto muy asustado. Ellos sólo rieron y rato después todos menos Luis, se fueron.

- ¿Vamos ya a tu habitación? - preguntó levantándose del sillón y estirándose.
- ¿Quieres dormir ya? - digo lavantándome.
- Pensaba algo más entretenido.
- Baja las hormonas, Playboy.
- ¿Por qué me dices Playboy?
- Por que te acuestas con todas y no cobras.
- No me acuesto con todas - dijo con una mano en el pecho fingiendo estar ofendido.
- Tienes razón, la única que falta de acostarse contigo soy yo - digo juntando las cejas.
- Eso se puede arreglar - dijo acercándose lentamente a mí.
- Pues... - digo con una sonrisa.
- ¿Pues...? - dice sorprendido.
- ¡Dormirás en el sofá! - grito mientras corro hacia mi habitación y cierro la puerta.

Número 22 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora