Capítulo 46: Adiós

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La última vez que lo vi se encontraba sentado en mi sala, sumergido en profundo pensamiento. Me observaba con cautela, como si pensara aferrarse a lo que una vez fue un "nosotros".
Ha pasado una semana y no he sabido de él. No lo he encontrado ni en el rincón más pequeño del condominio, y mucho menos en mi cafetería favorita, tal vez se fue, o tal vez se esconde de mi.

Confieso que en ocasiones la curiosidad me mata y deseo tropezar con él, solo para verlo fugazmente y asegurarme que se encuentran bien. Pero no ha sucedido y tal vez no vuelva a pasar, es lo mejor para ambos, es lo mejor para mi.

-Estás segura que tienes que irte? Quédate un poco más Sof!-
-Debo regresar, además, mi propósito aquí ha terminado- Ambas sabemos el significado de esas palabras aunque no se mencione en voz alta.
-Has hablado con él?-
-No desde aquella noche, sospecho que no me volverá a dirigir la palabra-
-No digas eso Sof, solo dale tiempo. Le diste una gran lección, además de que le tocaste el orgullo. No todos los hombres pueden lidiar con eso-
- Y por culpa del orgullo tenemos que sufrir las mujeres?
- Sufres por él? Interesante las palabras que usas...- Enarca una ceja y una sonrisa sarcástica se produce en la cara de Raquel, no puedo evitar reír en respuesta.
-Claro que no...bueno...tal vez un poco- el calor sube por mi cara y siento que en cualquier momento me delatará.
-Sofía tienes que explicarte porqué de verdad eres un lío y no te estoy siguiendo en este momento!-
- Es que...bueno yo...una parte de mí siempre sufrirá por Nicolás, no soy insensible, lo amé tanto como me permití y esa parte siempre es la que va a suspirar cada vez que escuche su nombre-
-Eso es algo masoquista si me preguntas-
-Tal vez, pero es peor engañarse y decir que no representó nada, y que no siento nada-
-Nunca acabaré de entender tu filosofía, de verdad eres una mujer complicada-

De verdad era complicada? Pienso que no. Más de la mitad de las mujeres se la pasan culpando a los hombres que eligieron como pareja, los culpan de ser el peor error de sus vidas y hacerlas fracasar en el amor, cuando la realidad es que solo te brindan enseñanza, te muestran el tipo de persona con el que no quieres compartir tu vida, te permiten conocerte y aclarar que es lo que te gusta y que no. Exploras ese lado melancólico y triste, el que nadie quiere pero todos conocemos, y lo más importante es que te conoces a fondo, y con ello, lo que vales y mereces, es entonces cuando levantas la voz para decir: Adiós.

Raquel fue a despedirme al aeropuerto junto con los chicos, y la evidente falta de Nicolás. Nadie cuestionó su ausencia, y nadie realizó preguntas, todos conocíamos la razón.
Además yo ya sabía que no se aparecería, había escuchado a hurtadillas a Bruno decir que Nicolás había regresado a sus andadas y que no sabía dónde se encontraba, algo dentro de mi se contrajo, algo como la esperanza rompiéndose.

-Te visitaremos pronto!- Fueron las últimas palabras que escuché decir a ese grupo tan inusual de personas que se volvieron mi familia. Tome mi bolso y me despedí mientras cruzaba las puertas en dirección a la sala de espera.
En el trayecto podría jurar haber visto la silueta de Nicolás tras las puertas de cristal. Se encontraba mirándome y nuestras miradas se cruzaron, esbozó una gran sonrisa  justo como la que vi el día que lo conocí, solo que esta vez sus ojos denotaban tristeza, la misma que yo sentía. Tomé el equipaje de mano e hice una despedida con la cabeza.
Solo tal vez no todo estaba perdido.

Bendita traición  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora