Los pasillos de la Universidad Católica Metropolitana prácticamente son el patio de la casa del profesor Claudio González, experto en cultura inca y catedrático del departamento de literatura española de la facultad de filosofía y letras. El profesor González prácticamente vive en la universidad y para él es inevitable iniciar su día con un Super8[1] y un café bien cargado para no perder las energías necesarias para hacer clases, atender alumnos tesistas, y a uno que otro periodista que con cierta frecuencia acuden a entrevistarlo para medios especializados.
Le tomó años recolectar toda la información que posee acerca de la cultura inca. Dicha información la ha logrado obtener a través de conversaciones con variadas personas en la zona selvática del alto Perú. En reiteradas ocasiones ha viajado a Perú solo para rescatar la tradición viva, que se transmite de boca en boca en recónditas aldeas olvidadas por la civilización.
La curiosidad se apoderó del profesor González en su niñez. Él quería aprender de todo, pero particularmente aprender sobre el imperio inca, desde el día que aprendió que el quechua (idioma inca) no se escribe y por lo mismo, solo se transmite de padres a hijos. Entonces, en la cultura inca, la única forma de transmitir historia necesariamente es la oral, generación tras generación. Esta cualidad del quechua lo conquistó y desde entonces quiso saber absolutamente todo sobre los incas.
- ¡Permiso profe!, ¿Que está comiendo? –irrumpió Christopher, como siempre, sin golpear la puerta de la oficina.
Todas las mañanas el encuentro entre el profesor González y Christopher Concha era el mismo. El profesor compraba siempre dos Super8 porque sabía que Chris llegaría en medio de su desayuno.
- Hola Chris, aquí está tu Super8.
- Gracias profe, siempre me sorprende con sus detalles. –ironizó Christopher sonriendo.
El profesor González le ayudaba en una investigación que solo Chris consideraba de suma importancia, pero que para la universidad ni el mismo profesor, presentaba mayor relevancia, porque no tenía una base científica comprobable, ni estudios previos que fuesen realmente serios. Christopher estudiaba la relación entre las animitas[2] y los acontecimientos negativos que pudiese ocurrir en un país.
El humeante café que el profesor tenía en su escritorio era como una cálida isla en medio de un océano frío. Los cuatro muros que conforman la pequeña oficina, básicamente son mamposterías hechas de bloques de piedra cuadrados y que permanecen cubiertos de diplomas que de una u otra forma intentan amortiguar el frio imperante en el lugar.
- Profe, vamos a tomarnos el café al patio, porque ¿me puede regalar un café, cierto?
- Tu tazón está en la repisa. Prepáratelo tú mismo.
Un tazón azul con un chuncho (símbolo del club de fútbol Universidad de Chile) esperaba todas las mañanas por la llegada de Christopher.
- Profe, aprovechemos los pocos rayos de sol que hoy tenemos para calentar el cuerpo.
Chris se preparó su tazón de café. Le puso tres cucharadas de azúcar porque decía que "el endulzante es para maricas". Quizás la dosis mañanera de azúcar, tanto del café como del Super8, hacían que Chris se mantuviera siempre atento, despierto y presuroso por avanzar en su investigación.
Caminaron rumbo al patio central de la universidad, por un pasillo exterior cubierto de copihues a punto de florecer, hasta llegar a un sitio donde ambos se esclavizaron ante el poder de los escasos rayos de sol que llegaban. Chris desenvainó su Super8, comenzó a comer y dijo con la boca llena:
- Profe, tengo nuevos antecedentes para mi investigación y quiero que los evalúe y me diga si le parecen correctos.
El profesor González no tenía el coraje suficiente para decirle a Chris que su investigación referente a "las animitas" no tenía la importancia requerida, que a nadie le interesaría, y más aún, que prácticamente el tema no era válido para optar a la titulación. Sabía que Chris ponía todo su empeño en esta investigación y en que el resultado culminase con él convertido en un profesional. ¿Cómo podría destruir los sueños de un muchacho que lo identificaba tanto con su propia juventud?
- Parece que la cruz negra de Cal y Canto no fue fabricada en Chile. Aparentemente fue traída desde el Perú –se apresuró en decir Chris.
- ¿Y qué tiene de relevante ese dato en tu investigación?
- Primero, que la cruz debiese ser más antigua de lo que originalmente yo pensaba, y segundo, que la cruz fuese originaria de otro país significa que no siempre Chile fue un país de catástrofes, es decir, que las catástrofes antes se presentaban principalmente en otro sitio. En Perú.
La investigación que Christopher hacía, dice relación con la cruz negra de Cal y Canto. Una antigua animita ubicada en lo que fue el antiguo puente de Cal y Canto que cruzaba el río Mapocho, en la ciudad de Santiago. La creencia popular decía que cuando la gente le encendía velas a la animita, durante las noches, a lo lejos se podía ver la imagen del mismo demonio en el lugar, lo que ahuyentaba a la gente y evitaban cruzar el puente. Luego de la instalación de la animita, se hicieron frecuentes los accidentes de carruajes que caían al lecho del río porque los caballos se encabritaban misteriosamente cuando cruzaban el puente.
Dicha animita se instaló en el año 1770, luego del fallecimiento de Esteban Soto, capataz durante la construcción del puente de Cal y Canto, en el primer accidente de un carruaje tirado por caballos que cayó al lecho del río Mapocho desde dicho puente.
- ¿Porque dices que la cruz negra de Cal y Canto fue traída desde el Perú? –interrogó el profesor González.
- Fácil, porque atrás dice "MADE IN PERU", ja ja ja ja... –bromeó Christopher mostrando su blanca dentadura manchada con el chocolate del Super8.
El profesor miró el suelo moviendo la cabeza. Sintió que perdía su tiempo con Chris.
- Ya profe, no se enoje. Usted me enseñó lo importante que es la transmisión oral de la información, pues bien, un pajarito me contó algo.
El profesor González se acomodó lentamente su corbatín para disimular la curiosidad que lo invadía y le preguntó qué es lo que había averiguado.
- Una anciana peruana que vende hierbas a media cuadra de la plaza de armas me contó que: "El inkarri está próximo a llegar y una parte de él, está en Santiago proveniente del Perú. Visualizo unos maderos cruzados entre sí que acompañan el mal paso"
González puso más atención al oír estas palabras y comenzó a interrogar a Christopher.
- ¿Que fuiste a hacer a la plaza de armas?
- Fui a almorzar, profe.
- Mentira, tú fuiste a ver una vidente, a un chamán. –replicó convincente el profesor.
- Yo, yo no fui a ver una vidente, fui solo a almorzar.
- ¿Cuánto te cobró?
- Cinco mil pesos. –respondió Chris resignado con la cabeza agachada al notar que ya había sido descubierto.
- Es cierto que la transmisión oral del conocimiento es muy importante, tanto mejor si quien nos transmite dicha información es un anciano. Ellos son historia viva, pero si te cobran dinero por dicha información, claramente te dirán lo que tú quieres escuchar.
- Fui solo a preguntar si algún día llegaré a ser profesional y de pronto la anciana cambió su tono de voz y me dijo lo que le conté. Parecía tener voz de hombre, y no le miento, la verdad es que me dio miedo. Cuando terminó la sesión le pregunté a la viejita que es el inkarri y me dijo que no sabía de qué estaba hablando.
El profesor González no daba crédito a lo que su alumno decía. Todo lo dicho por la vidente le hacía sentido. Sabía perfectamente a lo que se refería.
Super8[1]: Oblea bañada en chocolate y rellena con crema.
Animita[2]: Es el término chileno utilizado para referirse a un lugar de veneración religiosa o mitológica, generalmente desarrollado como una capilla, ermita, santuario o templete, que recuerda un hecho trágico en espacios públicos.
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La cruz negra de cal y canto
Mystery / ThrillerCon la colaboración del profesor Claudio González, Christopher Concha investigan la relación de las animitas(*) con los acontecimientos negativos que pudiesen ocurrir en un país. Christopher enfoca su estudio en una primitiva animita del barrio Map...