Una lágrima recorrió mis mejillas cuando me dí cuenta de que habías muerto, te has muerto tú y la ceniza que quedó del invierno, ¿pero que quieres que le haga? En ti me ví reflejada y la ilusión de no estar sola nubló mi vista hasta el punto de no recordar que yo aún tenía vida. Y lloro, lloraré mi vida entera ya que tu no sabrás que alguien nuevo te ama.