"Para mi éramos tu y yo, pero para ti yo solo era alguien más"

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Han pasado ya 5 minutos.

Mi amiga y su cita se fueron hace ya 5 minutos.

 Tengo la piel blanca y sentía que en ese momento estaba roja como un tomate, pues en esos 5 minutos en los que me quedé a solas con ÉL no había mencionado ni una sola palabra, es más ya no recordaba como respirar.

 De repente ,ÉL se paró y me dijo: "vamos".

 Al ver que no me paraba me explico que si seguía sentado ahí sin hacer nada se aburriría y que lo acompañara a una tienda cercana.

 Me levante en silencio y solo lo seguí, durante el camino el no dejaba de contarme y burlarse de su amigo pues al parecer a él también le gustaba mi amiga pero estaba preocupado porque ella es menor que él. Trataba de no reírme pero de vez en cuando no lograba contener mi risa y el me miraba así que yo solo volteaba la mirada o la agachaba. Cuando llegamos al nuestro destino me sorprendí bastante ya que era una tienda de skates, me conto que su amigo era muy bueno y pero el no y habían hecho una apuesta que consistía en que él debía aprender a manejar el skate en menos de 1 mes.

 Así que como no quería que su amigo se enterara eligió ese día ya que él estaría ocupado en su cita con mi amiga .Ese día me reí a mas no poder, puesto que nunca en mi vida había visto a una persona caerse tantas veces seguidas.

No dejaba de reírme hasta que me dijo que no debía taparme la boca al reírme, yo le respondí que lo hacía porque mi dentadura no era bonita, ÉL me dijo que la de su amigo años atrás tampoco era bonita pero que aun así lo obligaba a no taparse al reírse ya que: "las sonrisas sinceras no deben ser ocultadas".

 Después de eso me dijo que iba a dejar el skate en casa de un amigo que vivía cerca del parque. Cuando me quede sola me puse a pensar si era amable por compromiso o si solo se estaba burlando de mí.

 Espere 10 minutos, 20 y luego 30 minutos, estaba dispuesta a enviarle un mensaje a mi amiga diciéndole que ya me iba cuando ÉL apareció con dos helados y me extendió uno. Me negué totalmente, pues no me gustaba que la gente me vea comer. Le dije que me era incomodo porque ya que mi contextura era bastante gruesa la gente me veía raro al comer y que por eso ya no comía mas en frente de la gente. Me hizo la pregunta que todo el mundo me hace pero con palabras lindas: ¿Por qué eres rellenita?

 Cuando las personas me hacían esa pregunta me sentía incomoda y enojada, pero extrañamente cuando él me hizo esa pregunta solo pude reírme, ya que se le veía un poco temeroso de hacerme la pregunta.

 Reíste junto conmigo, luego te disculpaste por si me incomodaste y por ultimo comenzó a contarme que también era gordito pero eso fue cuando era niño, que tuvo un hurón de mascota y que aunque le encanten las gorras a veces no le gusta usarlas, ya que desde pequeño lo molestan por sus orejas, poniéndole apodos como yoda o dumbo.

Dios este chico sí que no dejaba de hablar.

Al final olvidándome de la pregunta y él de mi respuesta nos pusimos a imaginar en donde y que estarían haciendo nuestros respectivos amigos. Se le ocurrió llamarlos para molestarlos así que decidimos llamar desde el teléfono público, intentábamos pero al parecer el teléfono estaba malogrado hasta que de un momento a otro el teléfono se rompió y empezó a caer monedas, sin saber que hacer solo nos pusimos a reír, recuerdo muy bien que él estaba casi casi en el suelo por tanta risa, pero lo que más recuerdos es lo bonita que era su sonrisa.

 De pronto atrás de él logro ver a mi amiga y su amigo, que nos veían raro por tanto reírnos, yo después de tratar de calmarme les conté lo ocurrido, se miraron y luego empezamos a reír los 4 juntos.

 Escuchamos un pito volteamos y vimos que era un policía que se acercaba a nosotros, así que los tortolitos se echaron a correr dejándonos solos, yo solo atiné a ofrecerle mi mano para que se levantara, el agarro mi mano, se levantó y acto seguido nos echamos a correr.


 

La tristeza tras la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora