Eres mi engranaje. Has despertado el mecanismo que hay en mí, pero hace tanto tiempo que está parado que cuando se ha decido a girar, no sabe muy bien cómo hacerlo y a veces se equivoca de dirección. Gracias porque pese a que pueda rozar mis piezas torpes con ese engranaje tan brillante haciendo que se manche un poquito, no se marcha y sigue girando pacientemente, esperando a que esas piezas consigan hacerlo en la dirección correcta también.
Tengo miedo a que esa paciencia acabe.
