Kairi, una chica joven tuvo que mudarse y cambiar así completamente de vida.
Y claro, todo cambio tiene su ventaja y desventaja.
Kairi tendrá que enfrentarse a muchos problemas, pero también habrá cosas buenas.
Un chico que conseguirá hacer latir...
Castiel se me estaba acercando ------------------------------------ — Hola Castiel.
— ¿Por qué has besado a ese idiota?— Dijo molesto.
— No es ningún idiota, aquí el único idiota eres tú, solo es un amigo. — Rodé mis ojos desinteresada.
— ¿Ah si? ¿Con que besas a tus amigos? Pareces una puta. — La ira salía por sus poros.
No sé cuándo ni cómo pero mi mano golpeó fuertemente la preciada cara del pelirrojo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Eres un auténtico idiota. — Dicho esto me dirigí a paso rápido hasta el instituto.
Entré al aula y me senté al final. Estaba mirando a la ventana, la verdad es que ver el paisaje me relajaba, aunque más me relajaba fumar.
Hacía que olvidara todo mi al rededor.
Un ruido se hizo presente en la clase, asustándome inmediatamente pero al ver de que se trataba observé a Armin, el cuál se había chocado con la mesa por haber estado demasiado ocupado con su videojuego como para mirar al frente.
— Mierda. — Dijo sobando su espinilla con la mano. — Perdona Kai, ¿molesto? — Sonrió suavemente.
— Ah pues... No, supongo. — Hablé con desinterés.
— ¿Qué te pasa? — Alzó una ceja observándome.
— No, nada, simplemente estoy cansada, madrugar no es lo mío. — Miré su expresión y crucé mis brazos rodando los ojos.
— Mhm, tengo una idea. — Habló Armin orgulloso.
— Ugh, bueno pero que sepas que voy a darte la paliza de tu vida. — Sonreí costosamente.
— Ya veremos. — Sonrió acercándose hasta a donde me encontraba, sentándose a mi lado.
Pasaron como 10 minutos jugando, yo iba ganándole a Armin, por 10 puntos, que era muy poco pero en el momento que sonó la campana finalizaba nuestra lucha contra freddy.
— Oh, ¡mierda! — Bufó Armin molesto.
—Ya te advertí. — Negué divertida.
— Bueno, quiero la revancha, ¿aceptas? — Suspiró mirándome.
— Vale, pero ahora no tengo ganas, después. — Observé la pantalla proclamándome como ganadora.
— De acuerdo, espero que sea pronto. — Negó divertido guiñándome un ojo para después salir.
Armin debería aprender a disimular.
Reí ante mi propio pensamiento, dirigiendo mi mirada hasta la ventana.
Observé de reojo una silueta femenina sentarse a mi lado y giré la cabeza para ver a Rubia tóxica oxigenada Ámber.
— ¿Qué haces? — La miré desinteresada.
— Ya sabes, quiero que te olvides de Castiel y ni te acerques a él. — Habló Ámber mientras se limaba las uñas.
— Mira Amber, estás colmando mi paciencia, no me pienso alejar de Castiel porque tú me lo digas, ¿me entiendes o te tengo que hablar en tu idioma para que lo hagas? — Bufé molesta optando por salir del aula, pasaba de seguir discutiendo con ella.
Me cansé de da vueltas sin rumbo alguno por los pasillos del instituto así que decidí dirigirme hasta mi clase.
— ¿Puedo pasar? — Toqué la puerta, dirigiéndome hasta el profesor Farrés.
— ¿Por qué llega tarde señorita?
— Necesitaba ir al baño.
— Está bien, para la próxima intente ir al baño antes. — Añadió molesto continuando la clase.
No añadí nada más y me senté en mi sitio, Rosalya se sentó con Lysandro porque éste tenía que explicarle unos apuntes.
Transcurrió la clase como cualquier otra, yo estaba sentada sola, no me importaba porque tampoco quería hablar con nadie, no tenía ganas de nada, excepto de ver a mi perra.
Soñó el timbre y salí del aula y me fuí al sótano, si, me gusta ese lugar, me relajo bastante.
Entré en el sótano y cerré la puerta con sumo cuidado intentando no ser escuchada.
Saqué un cigarro de mi bolsillo junto al mechero y encendí éste para darle una calada a mi cigarro, notando como la puerta se habría, encontrándome con Charlotte.
— Hola. — Habló esta.
— ¿Se puede saber qué quieres? Qué pesados sois todos.
— Quiero hablar.
— Habla con Siri, ¿no quieres hablar? Ella no se quejará, ahora si me disculpas o no, tengo cosas que hacer. — Tiré la colilla al suelo, aplastándola con el pie y lanzándola a cualquier parte del sótano, para después dirigirme hasta la puerta.
Salí del sótano, encontrándome con una desagradable imagen.
¿Ámber y Castiel besándose? Esto tenía que ser un tipo de broma con cámara oculta.
No pude evitar sentirme mal, pero.. ¿Por qué me sentía así?
Pasé por el lado de ambos, notando como Castiel se me acercaba.
— Kai, no es lo que parece ella... — Cubrí su boca con mi mano, impidiendo así que continuara mientras negaba con la cabeza.
— Castiel, es tu vida, no tienes que darme ninguna explicación. Haz lo que quieras, pero... No pensaba que caerías tan bajo. — Suspiré con la mirada triste, saliendo inmediatamente de allí. Corriendo como mis piernas me lo permitían.
— Kai.. Mierda, Ámber. ¿Qué no entiendes de qué me das asco? — Escuché como Castiel gitaba.