[Gobblepot]
INVITACIÓNOswald caminaba de un lado a otro, entre el escenario las mesas y los adornos del bar.
Él era un fiel amante de el orden y lo impecable, aunque esa no fuera la causa exacta de su presente inquietud.
Todo debía estar inmaculado no sólo por tratarse de el festejo de un año más de vida de su amada madre, si no porque también recibiría la visita de alguien muy trascendental para él.Ojalá asista, tiene que asistir.
Si todo resultaba meramente cómo lo planeó, su madre conocería hoy al hombre que él en verdad estimaba, su único y mejor "amigo". Tendría junto a él a las dos personas que más le importaban, celebrando un día maravilloso.
Por eso es que nada podía ni debía salir mal. Dio una ojeada por última vez y suspiró, todo relucía de pulcritud.
Se dirigió a la barra y tomó de entre los bolsillos de su abrigo una tarjeta.
Pasó los dedos por entre el terciopelo negro que cubría la finísima caligrafía blanca de la tarjeta.
La leyó por décima vez y cerró los ojos mientras se colocaba el abrigo y sonreía.
—Preparen un coche —ordenó.El ambiente en la estación de policía se sentía cómo todas las tardes. La tensión sin embargo había disminuido porque el comisionado se hallaba ocupado rebuscando en las bodegas algo que todos desconocían pero agradecían, ya que su presencia pesaba en el ánimo de todos que no se encontraban ahí exactamente por vocación a diferencia de él.
Jim Gordon era un hombre duro, que no se doblegaba ante lo que consideraba incorrecto. La razón siempre, antes que uno mismo.Fuera de la estación, un automóvil negro se hallaba estacionado, una sombra bajó de el, y dio una seña al chofer que asintió con efusividad.
Oswald Cobblepot se detuvo frente a la puerta de la comisaría. Rememorando dentro de sí las palabras exactas que llevaba practicando desde una noche anterior y que posteriormente recitaría.
Inhaló voluntad y entró.Jim se hallaba concentrado entre una montaña de papeles, buscando algo que sencillamente no conseguía. Pero muy dentro, no era eso lo que le absorbía si no los recientes cambios en su vida.
Tal vez algunos no tan recientes. Su repentina separación con la mujer que creyó era la indicada, las mafias que se manejaban en la ciudad que no conseguía disipar, y la última pero no por ello menos importante: su extraña relación de amistad con un joven delincuente dueño de un bar al que terminaba pidiendo ayuda más de lo que desearía y que apodaban "El Pingüino" por su piel pálida y su intenso cabello oscuro.
Esa extraña relación de negocios, ya que se le dificultaba pensar en ello cómo amistad, era lo que más desvelos le provocaba.
No sólo porque el era un comisionado y se valía de un delincuente para arreglar asuntos. Si no por la importancia que le daba ese último, Oswald Cobblepot. El muchacho le trataba con tanta efusividad y atención, siempre dispuesto a ayudarle y recibirle en cualquier momento o en cualquier situación. Llamándolo amigo cada que se cruzaban, cómo si la sola palabra le hiciera profundamente feliz.
Ese era el problema, ¿realmente era una amistad? Jim sólo lidiaba con ello porque lo necesitaba, eran sacrificios del empleo, o al menos eso era lo que él deseaba creer.
No quería aceptar que en el fondo le importaba también esa inusual amistad.
Dejó los papeles a un lado y exhausto se reclinó en su lugar.Eres una molestia, Cobblepot.
Cuándo Oswald se adentró a la comisaría todo era ruido y movimiento. Era algo que él siendo fanático del caos, detestaba. Buscó con la vista al comisionado más no lo encontró. Caminó hasta donde se supone era el área de Jim, y soltó un suspiro de frustración, tampoco se hallaba ahí.
Tal vez no está... Imposible, él siempre está aquí.
Aprisionó los ojos, pensando en que podría hacer, el quería entregar la invitación personalmente, se trataba de Jim, su único amigo, no podía simplemente dejarla de encargo con alguien más quería ser él quien personalmente escuchara la confirmación del comisionado de asistir a su evento.
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Invitación (Gobblepot) Jim Gordon/Oswald Cobblepot
FanfictionUna tarjeta negra de caligrafía fina, un suceso importante y el deseo de la compañía ajena. Oswald decide invitar a Jim personalmente, la situación se vuelve tensa y el joven pálido se marcha dolido. ¿Podrán los pensamientos dentro de Jim, convenc...