Capítulo 1

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Año 2030

-Arriba, hoy es el día, todos esperan impacientes.-

-Si madre.-

Hoy es mi décimo cumpleaños, al cumplir ésta edad nuestra esencia nace, y un guerrero, maestro, protector o líder se une a nuestra familia.
Me visto con mi vestido inmaculadamente blanco, zapatos de piso blancos y mi túnica negra como la noche. Me cepillo mi pelo lacio y me hago un peinado recogido con trenzas. Creo que ya estoy presentable y complacere a mi madre.
Salgo de mi habitación y bajo las escaleras de caracol hasta llegar al vestíbulo, voy hacia la puerta trasera y salgo al jardín, ésta noche se ve aún más hermoso adornado con luces colgando de cada árbol.
Avanzo hasta llegar a nuestro invernadero, una vez ahí busco la pequeña palanca que abre la puerta secreta, una vez jalada, me preparo para entrar, me cubro el rostro con la capucha de la capa y camino por ese túnel. Avanzo siguiendo las luces hasta que empiezo a oír a los tambores y las canciones típicas. Debería sentirme feliz, hoy seré parte de la familia, es lo que cualquier astro desea, pero yo no, tal vez si mi madre y padre no me obligaran a cumplir todas sus peticiones ésta celebración sería más emocionante.
Al llegar a la habitación veo que todos también están cubiertos con sus capuchas. Me acerco al centro y los tambores dejan de sonar. Es hora.
El sol está en su punto más alto y alumbra directamente el centro, donde estoy yo. Empiezo a sentir un hormigueo en mis dedos que se va expandiendo por mis brazos, hombros, hasta que llega a mi pecho.
-¡Fuego!- grita la multitud, al parecer de mis manos salen llamas, aunque yo no lo noto.
Después empiezo a sentir que los huesos de mis piernas se rompen, caigo al piso gritando, pero no pienso llorar.
-¡Tierra!- vuelven a gritar, veo que los huesos de mis piernas no están rotos, sólo lo creí, en realidad habían pequeñas flores en donde antes estaba parada.
El dolor es natural en éste proceso, creí que ya había terminado cuando de mi boca salen ráfagas de aire, siento que se me caen los dientes.
-¡Aire!- gritan asombrados.
Mis padres estarán orgullosos, eh obtenido tres poderes potentes, la mayoría sólo obtiene dos, algunos tres, pero ninguno cuatro, está prohibido, tener cuatro poderes es una amenaza porque no se obtiene un control total y a los dieciséis años te vuelves malvado y destruyes a tu familia o te autodestruyes. Sólo ah habido seis astros que han conseguido cuatro poderes, cinco de ellos se volvieron malvados pero fueron detenidos y uno se autodestruyo, algunos dicen que sobrevivió pero la familia dice que lo vieron morir.
Estaba por levantarme cuando sentí una corriente de agua expandirse por mi brazo. No! No debo permitirlo, no puede pasarme esto. Rápidamente y con toda la fuerza que pude obtener me aleje del sol dando por terminada mi esencia, pero un segundo antes de que me alejara un gota de agua cayó en el centro, fue diminuta, nadie lo noto. Levanté la vista y vi a mi madre viéndome con horror. Ella lo vio.
La familia empezó a aplaudir y a felicitarme al igual que a mis padres. Muchos se sentían orgullosos, ya estaban decidiendo quien me iba a entrenar. Aunque la decisión fuera de mis padres, siempre la familia quería meter sus opiniones.
Mi madre se me acerco y puso su mano sobre mi hombro, durante las siguientes dos horas no se apartó de mi lado.
Cuando se hizo la hora de irnos al banquete preparado en mi honor me susurró en el oído, tan bajo que muy apenas yo la alcance a oír. -No se lo digas a nadie, en cuanto termine el banquete te despides y subes a tu habitación, cierra con llave y espera hasta que yo vaya.-

Estoy en un gran problema.

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