ya había pasado una semana desde que dylan y thomas se besaron, y desde entonces no hay día que no compartan así sea un pico.
a thomas le gustaba aquello.
no podía evitar sonrojarse cada vez que dylan posaba sus labios encima de los suyos, o cuando le daba tiernos besos en el cuello.
los momentos que pasaba con su mejor amigo eran increíbles e irreemplazables.
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thomas;
mamá salió dejándome solo así que decidí llamar a dylan para poder estar con él.
busque mi móvil y marqué su numero, al tercer pitido respondió.
–hey tommy, ¿paso algo?– no pude evitar sonreír.
–no, bueno sí, pero nada malo, es que mamá se fue y no quiero estar solo, entonces..–dije formando un puchero a pesar de que nadie me viera.
–voy para allá, bebé.– y cortó.
di unos leves saltitos de felicidad y me dirigí a la cocina a buscar ciertos ingredientes para hacer pizza.
ya tenia todo en la cocina, el timbre sonó.
abrí y era dylan, me abalancé hacia sus brazos haciendo que el por inercia me sostuviera de la cintura.
lo lleve hacia la cocina explicándole lo que haríamos.
–entonces dyl, ¿hacemos pizza?– pregunte con un puchero.
él asintió con una sonrisa.
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no podía aguantar la risa al ver a dylan cubierto de harina, al soplar hacia que la harina se esparciera en humo haciéndolo ver cómico.
hizo un puchero al notar que me reía de el para a continuación lanzarme un puñado de harina a la cara, sorprendiéndome un poco.
–¡dylan!– exclamé fingiendo enojo.
–me la debías.
–claro que n-
no pude continuar porque posó sus labios junto a los míos.
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lamento tardar tanto en actualizar, pero el colegio me tiene sin inspiración.
nuevamente perdón.
el próximo será mejor sí sí.
