Capítulo 1

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POV de Sumin

Nunca había sido precisamente paranoica, pero llevaba días notando como alguien me seguía, me tiraba del brazo e incluso a veces me soplaba en la oreja. Todo había empezado un día cualquiera desde el inicio de las clases, nunca antes había vivido algo así. No creía en los fantasmas y en los espíritus, pero llegados a este punto no podía evitar preguntarme si estaba siendo acosada por uno. ¿Debería ir al médico? Me tacharían de loca o se reirían en mi cara, seguro. Me quité esos pensamientos de la cabeza y entré en clase sentándome en mi sitio.

—¡Sumin! —Llamó una voz animada. Vino hasta mí el gigante del instituto, Zelo, que aunque ese no era su nombre real todos lo llamaban así por vete a saber qué. Quizá de pequeño se había comido un rollo de cinta adhesiva o algo, quien sabe. Cuando nos conocimos en los primeros cursos de escuela primaria todos nuestros compañeros ya le llamaban así y, aunque no parecía importarle que yo le llamara por su nombre real, terminó pegándoseme el apodo. El caso es que se acercó y se sentó en la silla delante mío,  al revés para poder encararme—Buenos días.

—Mhm~ —Dije, no de mal humor pero demasiado cansada como para formar una frase completa. Sí, el espíritu acosador también me quitaba horas de sueño. Durante la noche no parecía molestarme tanto como de día, pero eso no evitaba que me quedara hasta las tantas muerta de miedo.

—¿Hoy también se te ha aparecido el fantasma? —Preguntó en broma, sabiendo que me molestaba.

—¡Pues sí! Justo cruzaba la calle sin mirar y algo me ha tirado hacia atrás antes de que un coche pudiera pasarme por encima. —Le explique ahora completamente despierta.

—¿Enserio? Yo creo que solo ha sido el viento y que estás exagerando. Siempre he sabido que no estabas muy bien de la cabeza pero...   —No pudo terminar la frase cuando su maleta se cayó al suelo causando un estruendo bastante fuerte— ¡Mierda, el móvil!

Se lanzó hacia la maleta y la cogió, empezando a rebuscar nerviosamente por el bolsillo pequeño. Sacó el aparato con cuidado y al ver la pantalla sus ojos casi se salieron de sus órbitas. Me lo enseñó, tenía toda la pantalla rota y apenas se podía leer nada si la encendías.

—Joder, ¿cuántas veces van ya? —Le pregunté medio preocupada. Zelo era la persona más patosa que había conocido nunca, su aspecto intimidante y maduro no pegaba nada con su verdadera personalidad.

—Cinco esta semana, mi madre me va a matar —Lloriqueó pese a que su familia tenía suficiente dinero como para comprarle un teléfono nuevo cada vez que se le rompía uno— ¿Me acompañas esta tarde a la tienda a ver si me la pueden cambiar sin que se entere?

Le dije que sí justo a tiempo para que entrara el profesor y empezara con la lección. La clase pasó lenta, muy lenta, aunque de nuevo pasaron cosas extrañas. Cada vez que me dormía algo me despertaba. A alguien se le caía la regla, Zelo se atragantaba con el aire, una ventana o la puerta se cerraba de golpe... Estaba empezando a asustarme, aunque probablemente sólo eran imaginaciones mías tal y como decía mi amigo. Al fin y al cabo, no era la única a la que le pasaban cosas raras.

—Yo no lo entiendo, la ropa me desaparece y luego me vuelve a aparecer en los lugares más extraños. —Me explicó Sunhee, mi mejor amiga, mientras íbamos hacia la siguiente clase— Además hay algunas que tienen agujeros ¿crees que serán polillas? Parecen como de quemadura, mira, aquí hay uno.

Me mostró su camiseta e inspeccioné el pequeño y redondo agujero.

—Eso es de ceniza de cigarrillo, algunas mantas en mi casa tienen agujeros así. —Le expliqué convencida.

—¡Pero si nadie en mi casa fuma! —Exclamó.

—Bueno, bueno, quizá ha sido otra cosa, yo solo decía.  —Me defendí. Entramos a clase dejando el tema y de nuevo esperamos a que la clase pasara, esta vez sin accidentes paranormales. Lo mismo ocurrió con la siguiente antes del patio.

Demons || B.A.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora