III | Eterno

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❝No dejes de soñar despierto, a veces ello es lo mejor. Tormentas correrán, lluvias caerán, pero siempre existirán los arcoíris próximos. No te derrumbes, sigue caminando. Tenemos un largo y agotador recorrido por delante, pero juntos es y será el mejor de todos.❞


Tras unas semanas viviendo junto a su salvadora, un Yoongi feliz se apreciaba todos los días, incluso su alegría contagió a Eunji, quien en esos momentos no se encontraba del todo bien. Mantenerse mojada luego de ayudar al pelinegro le había pasado una mala jugada. Sin embargo, ello no impidió que ambos salieran juntos de vez en cuando. Iban a pasear al parque más cercano, a la tan conocida playa, al centro... A muchísimos lugares, se la pasaban genial el uno con el otro. 

La confianza en ellos empezó a aumentar, lo notaban y les contentaba. Habían ratos en que conversaban profundamente, poniendo en la mesa sus sentimientos y emociones. No la pasaban mal, sino que se brindaban fuerzas mutuamente. En ese entonces, el mayor ya le había contado sobre por qué se quería quitar la vida, a lo que ella respondió con palabras sabias y alentadoras, él lo agradeció profundamente, tomando en cuenta sus consejos.

A simple vista, una relación amical era extraña de imaginarse; parecían pareja, en efecto. Y eso porque siempre que salían Yoongi le proponía abrigo dándole su chaqueta y vistiendo él sólo con una fina camiseta. También cuando Eunji le tomaba ambas manos y las acurrucaba entre las suyas para así brindarles calor. Diversas situaciones los delataban.

Pasados un par de meses, la menor comenzó a percibir que el contrario había estado un tanto distante. No le preguntó el porqué, sólo decidió dejarlo estar. Seguían paseando y pasando tiempo juntos, pero no se sentía la calidez que antes yacía. La situación no era del agrado de la chica, ya empezaba a hartarse.

Una mañana, aparentemente normal, Eunji despertó y, como de costumbre, se dirigió al cuarto de huéspedes, que en ese momento acogía a Yoongi. La sorpresa se hizo presente cuando en aquella habitación se encontraba únicamente una pequeña carta junto a una rosa. Confundida, fue a pasos apresurados hasta ellas. Las examinó rápidamente y abrió sin cuidado la envoltura que cubría el papel amarillento. 


''Gracias por todo, Eunji, por brindarme un lugar a donde ir, por cuidarme, por ser mi amiga. Me brindaste tu cariño sin siquiera conocerme, eres de lo más increíble. Fuiste una de las mejores personas que he conocido; con pequeños detalles hiciste que mi corazón latiese fuertemente. ¿No lo notaste? Porque yo sí, contigo. 

Experimenté sensaciones que nunca, o quizás muy pocas veces había logrado sentir, valga la redundancia. Sólo a causa de ti. Me di cuenta de que la vida no es tan mala, porque hay gente como tú. Me enseñaste lo que es vivir lleno de felicidad... al menos por un tiempo.

Puede que esta carta te deje un tanto confundida, lo siento. Pero... no me esperes. Ya llegará el día en que estemos juntos nuevamente, lo añoro. Gracias por quererme, Eunji. Yo igualmente te quiero. No, es algo más fuerte que eso. Te amo. 

Gracias por salvarme, realmente.

—Yoongi.''


El ceño fruncido no se marchó del rostro de la castaña, pero su expresión cambió. Se tapó la boca con su mano libre, tratando de evitar que escapasen sus sonoros sollozos. Las lágrimas le vencieron y salieron sin control empapando sus mejillas. Dejó la carta a un lado y se echó a llorar con la cabeza escondida en ambas rodillas. 

Miles de preguntas rondaron por su mente. ¿Por qué lo habría hecho? Si es que lo que estaba pensando resultaba cierto. Y allí se dio cuenta. Debió preguntar, preocuparse, tratar de evitar que cualquier mal pensamiento visitara a Yoongi. Pero no hizo nada, sentía que era su culpa. Todo fue su culpa.

Mermaid | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora