Hada de los Dientes

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La leyenda del hada de los dientes, tal vez sea un poco diferente a la que nos han contado desde niños, esa hermosa fabula en la cual ponemos nuestros dientecitos de leche recien caidos debajo de la almohada, y magicamente al dia siguiente encontramos moneditas, puede que tal vez no sea del todo precisa, al menos, asi no fue la que me conto mi abuela cuando yo era niño.

El dia que mi abuela decidio contarme aquella historia, me llevo aparte, ella ya era muy ancianita y sabiamos que pronto iba a morir, asi que yo pense que tal vez era una especie de confesion, esto fue hace apenas unos meses atras, lastimosamente, ya murio.
Me dijo que cuando yo era muy niño como para recordarlo, sucedieron cosas muy extrañas en el pueblo, en cuanto un niño comenzaba a perder sus dientes de leche, si los padres no tenian cuidado, el niño tambien desaparecia sin dejar rastro, pero en otros casos, pasaba algo aun mas espeluznante, algo que me ha dejado la sangre helada desde que me lo dijo, y creo que jamas voy a poder superarlo.

Resulta que al pueblo habia llegado una vendedora ambulante de todo tipo de dulces, algodones de dulce, pastillas, caramelos de colores, y diversas chucherias, nadie sabia de donde habia venido aquella señora, su rostro era dificil de ver, ya que usaba un enorme sombrero que al mantener su mirada baja, lograba ocultar su cara. Los padres al fin y al cabo estaban muy ocupados en sus cosas y preocupados por los ya desaparecidos, para poner atencion en que sus hijos formaban una aglomeracion todas las tardes al salir del colegio alrededor de la vendedora, para comprarle sus cosas, tanta era la cantidad de dulces que comian que aveces no querian probar la cena, mi abuela me dijo que incluso yo, por medio de mi hermanita, habia probado de aquellos dulces.

Segun contaban los niños, la vieja no hablaba mucho, apenas con un susurro les ofrecia su mercancia, el tiempo paso, y luego de un par de semanas, (segun me decia mi abuelita que en este punto ya estaba algo nerviosa) los niños comenzaron a enfermar, sus cuerpos se llenaban de verrugas y granos, fiebre alta, vomitos, pero algo muy impactante, era que a todos se les empezaron a caer los dientes, pero no uno como normalmente seria, sino que todos, dientes y muelas, lo espeluznante era que en sus boquitas habian gusanos, unos horribles gusanos de diferentes colores, justo como los caramelos que vendia aquella misteriosa señora, esos gusanos se estaban literalmente comiendo las encias de todos los niños.

Cuenta mi abuela que esa noche en mi casa mi hermanita se desperto gritando, con su almohada llena de sangre debido a la perdida de sus dientes, ella lloraba desesperadamente, ademas decia haber visto una mujer en su cuarto, y que aquella mujer se encamino hacia mi habitacion, mi abuelita, junto con mis padres corrieron a mi lado, y me conto con lagrimas en sus ancianos ojos, que jamas pudo olvidar lo que vio, habia una mujer sumamente extraña, de largas extremidades, ojos como de serpiente y manos huesudas, sujetando mi cabeza, y con una lengua verde, larga y bifida, estaba succionando la sangre de mis encias, ella misma no tenia dientes, y rostro, ahora visible, era horrendo, aquella aberracion parecia tener un saco lleno de dientes, aparentemente los recolectaba de sus victimas, y alli estaba echando los mios, junto con los de otros cientos de niños.

Aquella mujer me dejo libre en cuanto mi abuela y mis padres intentaron atacarla, pero aunque lograron salvarme, esa noche muchos niños desaparecieron, incluyendo mi hermanita, que se habia quedado sola en su habitacion, nadie sabe que era esa cosa o de donde habia venido, pero definitivamente no tenia nada que ver con el hada de los dientes que siempre he escuchado yo. Mi abuelita murio poco despues de revelarme lo que habia pasado, yo por fin comprendi porque desde muy pequeño utilizo una protesis en vez de una dentadura normal, ya veo que no fue una enfermedad como me contaron mis padres.

Ahora ya soy un adulto, tengo mi propia familia, e incluso tengo un niño que pronto mudara sus primeros dientecitos de leche, a el su madre ya le ha contado sobre el hada de los dientes, y el esta listo para esperar su recompensa en monedas, pero yo conozco la verdad, y tiemblo de terror, cada vez que mi esposa, le trae caramelos de colores a nuestro pequeño hijo.

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