Mía Y Lulu

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Parecía haber sido un día normal, 20 de marzo de 1994 después de que Mía una pequeña niña muy hermosa de cabellos rubios y ojos azules terminara de comer salió a jugar al solitario bosque que estaba cerca de su casa.

Después de haber jugado un rato se iba de regreso a su hogar cuando se tropezó con una rama y cayó en un arbusto y encantada por lo que veían sus ojos tomo la muñeca que estaba ahí tirada y corrió a casa a contarle a su mamá:

-¡Mamá, mamá, mira lo que encontré!- a lo que su madre respondió.
-Si hija, que bien ya juega en tu cuarto ya es tarde.

Mía estando en su cuarto comenzó a desenredar los cabellos de la muñeca que estaban bastante maltratados.

Mía se extrañó de ver que la muñeca estaba rellena de plantas y tenía un olor a caño, pero a Mía no le importó pues aún así le gustaba mucho la muñeca, así que le roció perfume y se fue a dormir.

A la mañana siguiente después de haber desayunado Mía empezó a jugar con “Lulu” la muñeca que encontró y se le ocurrió sentarla en el balcón de su casa, por extrañas razones Lulu cayó del balcón y Mía intentó atraparla pero no lo logro y se cayó con ella. Su mamá escuchó el fuerte golpe y salió a ver, y ahí estaba Mía con Lulu a su lado, ensangrentadas.

La señora Catalina (mamá de Mía) dio un fuerte grito y corrió a la cocina a llamar a una ambulancia.

Cuando ya iban de camino al hospital Catalina vio a Lulu en la ambulancia y no recordó haberla subido.

Cuando llegaron inmediatamente atendieron a Mía y después de unas horas llegó la doctora Salma cabizbaja y encogida de hombros, dijo:

-Familiares de la niña Mía Mendoza?

-Si, doctora soy su mamá.

-Señora, lo siento mucho pero lamentablemente Mía se desangró y murió.

Catalina no lo podía creer y se hecho a llorar.

Después de un rato llamó a su madre y le dijo:

-¡Mamá, mamá, no puede estar pasando!

-Hija calmate por favor ¿qué pasa?

-Mía murió.

-¿¡Qué!? ¿Cómo pasó?

-Estaba jugando y se cayó del segundo piso.

-Ay hija cuanto lo siento, vente para acá, aquí enterraremos a Mía.

-Mamá, ¿y la casa?

-Hija pues vendela

-¿Qué? ¿Vender la casa?

-Si hija, como estarás tu sola en esa enorme casa.

-Esta bien mamá, al rato te hablo para avisarte que ya iré para allá, bye.

En ese momento la doctora se acerca a Catalina y le dice:

-Señora disculpe, escuche que piensa vender una casa y estoy interesada.

-Ah si, creo que es lo mejor que puedo hacer.

-Bueno aquí le dejo mi número, llameme cuando este mejor gracias.

Pasaron unas semanas y Catalina llamó a la doctora Salma, quedaron de verse en la casa para mostrársela.

Después de hacerla visto toda Salma cerró el trato con Catalina y compro la casa. Pasó un mes y Salma ya estaba en su nueva casa con su hijo Max.

Ya iban entrando a la casa y lo primero que vieron fue a Lulu en una mesa que estaba en la entrada, y Salma le dijo a Max:

-Que extraño, no recuerdo haberla visto cuando vine a ver la casa.- A lo que Max respondió.

-Tal vez es de una de mis primas y se vino entre las cosas.
-Si hijo tal vez fue eso.

No le dieron importancia y se fueron a desayunar, después desenpacaron, luego comieron terminaron de instalarse para finalmente cenar e irse a dormir.

En la madrugada Max tuvo una pesadilla de una niña de vestido azul lleno de sangre que le gritaba: “¡Fue Lulu, no se le acerquen, tirenla!”.

Y así durante varias noches Max soñaba lo mismo hasta que ya no aguantó y una tarde le preguntó a su mamá:

-Mamá, puedo preguntarte algo.

-Claro cariño, dime.

-¿Quién vivía aquí antes que nosotros?

-Pues una señora y su hija.

-Y ¿Qué les pasó?

-Pues la niña murió y la señora se mudó, y me vendió la casa.

-Y ¿Por qué a ti?

-Porque yo atendí a su hija.

-Mmm y por pura curiosidad ¿alguna de las dos se llamaba Lulu?

-Mmm no hijo, yo que recuerde la señora se llama Catalina y su hija se llamaba Mía, ¿Por qué preguntas cielo?

-Bueno es que he estado soñando una niña de vestido azul, lleno de sangre que nos advierte sobre una tal “Lulu”.

La doctora se sorprendió mucho, pues recordaba muy bien que Mía llevaba un vestido azul cuando la atendió, pero no quizo asustar a su hijo y solo dijo:

-Hijo no te preocupes por nada seguramente esos sueños pronto se terminaran, tranquilo anda ve y sube a tu cuarto.

Max obedeció a su mamá y se fue a su cuarto,cuando iba subiendo las escaleras tropezó con la muñeca y sintió curiosidad así que la levanto y observó que tenía en su vestido un bordado a mano que decía “Lulu” y entonces Max sintió un escalofrío que recorría todo su cuerpo, porque no podía ser cierto que la niña de su sueño estuviera hablando de la muñeca, no le dio importancia y dejó la muñeca por ahí y se fue a su cuarto para ya dormir.

Mientras Salma dormía en su sueño recordaba que la muñeca que estaba en la casa era la misma que había visto en la sala de espera junto a Catalina el día que Mía murió.

Después de unas horas Max bajó a la cocina ya que había escuchado unos ruidos muy extraños.

Llegó a la cocina, encendió las luces y no podía creer lo que miraba, era Lulu, pero con un aspecto diferente, el cabello alborotado, el ceño fruncido y una sonrisa malévola, era escalofriante parecía el mismo diablo y comenzaba a soltar una risa malvada. Max se dio la media vuelta y corrió con su mamá y gritaba aterrorizado:

-¡¡Mamá, mamá ven a lo cocina por favor hay algo horrible era lo que Mía quería advertirme!!.

Entonces Max le dio la vuelta a su mamá y estaba muerta, tenía la mirada perdida y el cuerpo duro y muy frío, Max no sabía que hacer tenía en sus brazos a su mamá muerta, no tenía a quien recurrir el teléfono más cerca estaba en la cocina pero ¿a quién iba a llamar?

Seguramente la policía no le creería y en vez de mandar oficiales mandarían un psiquiatra, entonces…

Max despertó de su terrible y largo sueño y cuando miro a su lado ahí estaba Lulu, sentandita en su cama.

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