1: Privet Drive

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Los residentes de Privet Drive ya estaban hartos del alboroto que se formaba casi todos los días en la casa número 4. No era para menos, pues aquella casa se había convertido en el centro turístico más importante del pequeño pueblo Little Whinging, perteneciente al condado de Surrey, cerca de Londres. Miles de visitantes acudían todos los años a observar el domicilio y, si eran lo suficientemente precavidos como para llevar una cámara, le sacaban algunas fotografías. Obviamente, a la familia que vivía en el número 4 de Privet Drive no le agradaba la idea de que grupos de extraños entraran a hogar; así que, tras sus fallidos intentos de evitar visitantes no esperados, establecieron una regla: solo podían ver la casa desde afuera, nadie podría entrar.

Sus vecinos se preguntaban qué tendría aquella casa para atraer a tantos "devotos" que suplicaban poder recibir algún tour dentro de ella, pero los Dursley se negaban rotundamente a hablar del asunto. Desde luego, ellos podrían haber inventado alguna excusa creíble como decir que su sobrino, quien se había criado con ellos, se había convertido en músico o actor, y que sus admiradores obsesivos querían conocer el lugar donde había pasado su infancia. Sin embargo, no podían explicar por qué esos visitantes portaban atuendos tan extraños como túnicas de todos los colores imaginables. Fue Vernon Dursley quien, en una ocasión, le sugirió a su mujer esparcir el rumor de que su sobrino Harry Potter era líder de algún movimiento hippie-pacifista y por eso tenía esa clase de fanáticos. Sin embargo, Petunia Dursley se oponía a divulgar esa falsa información, pues no creía que sus vecinos consideraran a un hippie como una persona "importante" y "respetable". De ese modo, Privet Drive se quedó con la intriga con respecto a los secretos que guardaba la familia Dursley.

-Yo creo que son traficantes todos- decía la señora Blake, quien vivía en la casa número 7.

-A mi me parece que son parte de alguna secta- consideró el señor Robinson, del número 24 -Tal vez esa casa está maldita, y nosotros no estamos enterados...-

Esa era la principal discusión en todas las juntas de vecinos. Los Dursley habían dejado de asistir a estas con el tiempo, y nunca faltaba alguien que preguntaba alguna cosa como "¿Por qué no están presentes los del número 4?" provocando un gran debate al respecto que siempre terminaba con la misma interrogante ¿Qué ocultaba el número 4 de Privet Drive?

Las dudas se dispararon aún más cuando, de la noche a la mañana, un acontecimiento terrible y sumamente misterioso tuvo lugar dentro de la casa.

Aquél día había sido completamente ordinario para los Dursley. Muy temprano, por la mañana, habían ahuyentado a un grupo de turistas que pedían permiso para entrar a su hogar. Luego de esto, salieron tranquilamente a hacer sus compras en un supermercado cercano. A la hora del almuerzo recibieron la visita de Dudley Dursley, acompañado de su esposa Geraldine y su hijo Trevor.

-Cuéntame, Trevor- pidió Vernon -¿Aún asistes a esa escuela? ¿Hogwarts?-

-Así es- afirmó Trevor, cansado -Ya te lo dije, abuelo, amo esa escuela y no la dejaré.-

Trevor Dursley había sorprendido a su familia cuando recibió una carta a los once años. En esa carta, se le notificó que había sido admitido en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Su padre, aunque al principio se mostró afectado, terminó acostumbrándose a la idea de que su hijo resultara ser igual que su primo Harry. El abuelo Vernon, por su parte, intentaba por todos los medios persuadir a su nieto para que éste dejara esa "horrorosa" escuela. El muchacho ya se empezaba a cansar de la situación, pues cada visita a la casa de sus abuelos para almorzar los domingos resultaba en alguna discusión con su abuelo. Ese no fue la excepción.

Tras despedirse, en medio de una gran tensión, de su hijo y su familia, Vernon y Petunia Dursley se sentaron a ver las noticias mientras ignoraban las llamadas a la puerta de la horda de extraños que querían conocer el lugar. El presentador de las noticias anunciaba a los televidentes que la policía se encontraba buscando a dos prófugos por toda Inglaterra.

-¡Aún no los han atrapado!- se sorprendió Petunia -¡Llevan meses sueltos! ¿Qué crimen tan atroz han cometido para tener a todos los noticieros hablando de ellos cada media hora?-

-¿Hablas de ese tal Connor?- preguntó Vernon -¿Colin? ¿Conrad?-

-Crono- aclaró Petunia -Honestamente, me parece un nombre rarísimo.-

-Seguramente es algún apodo- pensó Vernon -Todos los criminales tienen un apodo... Dudo que su compañero se llame en verdad Augustus.-

-Si tu lo dices...- concedió Petunia.

Luego de una cena tranquila continuaron viendo las telenovelas de Petunia, y finalmente subieron a dormir.

El problema empezó poco después de la medianoche.

Vernon Dursley se despertó y bajó perezosamente a degustar algún aperitivo nocturno. Ya se había terminado la caja entera de galletas de chocolate cuando decidió subir a acostarse. Sin embargo, algo le impidió llegar hasta las escaleras. Un ruido extraño le hizo ponerse alerta.

-¿Quién anda ahí?-

De vez en cuando, algún admirador de Harry intentaba colarse a la casa de los Dursley... Pero nunca había pasado a esas horas. Entornando los ojos caminó hacia la lámpara y encendió la luz. Parado junto a la puerta había un hombre alto y delgado, de cabello rubio oscuro, lo miraba fijamente.

-¿Dónde está él?- preguntó bruscamente luego de un instante.

-¿Quién?- fue la pregunta de Vernon, quien temblaba de pies a cabeza.

-¿Dónde está Potter?- urgió el hombre -Sabes donde está, no mientas, asqueroso muggle.-

-¡Salga de mi casa!- ordenó Vernon -¡No toleraré que uno de esos admiradores me trate así!-

-Créeme- se burló el hombre -No soy un admirador de Harry Potter, exactamente.-

Vernon Dursley estaba más asustado que nunca. Por algún motivo, el sujeto desprendía una sensación rara, como un aura tenebrosa.

-¿No te he visto en televisión?- recordó de pronto -Eres... Eres... ¿Arbustus?-

-Augustus Rookwood- se presentó el sujeto -Déjame repetir la pregunta... ¿Dónde está Potter?-

El señor Dursley estaba a punto de tener un paro cardíaco. Aquel sujeto era un criminal, lo buscaban por todo el país... Y estaba en su casa, preguntando por Potter.

-No sé dónde está- dijo Vernon -No lo he visto desde hace más de veinte años, señor...-

-¡No mientas!- ordenó Augustus Rookwood.

-Estoy diciendo la verdad- aseguró Vernon, con una ligera muestra de tristeza -Hace veintidós años que se fue de mi casa, podría estar muerto y yo ni me he enterado.-

-Tranquilo, tu querido Potter no está muerto- informó Rookwood -Pero, en vista de que no me has sido para nada útil, me temo que tu si lo estás.-

-¿Qué?- Vernon trató de escapar, pero fue demasiado lento.

-¡Avada Kedavra!-

El enorme cuerpo de Vernon Dursley caía sin vida sobre la alfombra, y lo último que pudo ver el viejo Dursley antes de morir fue una cegadora luz verde. Augustus Rookwood acomodó el cuerpo del muggle en el sofá para no levantar sospechas, y luego desapareció.

Mientras todo esto ocurría, en alguna parte de Londres un muchacho de catorce años se despertaba de golpe y temblando. Era, por supuesto, Albus Severus Potter.

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Aquí vamos de nuevo... Bienvenidos a "Albus Potter y la Rebelion del Lago"

Qué les parece el primer capítulo? Quién diría que Privet Drive se convirtió en un lugar turístico para magos JAJAJAJAJA

Alguna vez pensaron que ese sería el final de tío Vernon?

Comenten! Quiero saber sus expectativas para este cuarto libro :D

Les informo que he estado publicando una serie de "Trailers" que en realidad es como decir las introducciones al estilo Harry Potter pero para la saga de Albus, están en el primer capítulo de cada uno de los libros así que vayan a verlos!!!

Voten! Comenten! Compartan!

ALWAYS!!!

Albus Potter y la Rebelión del LagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora