Antes (Mostxa)

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Moví el dedo por la pantalla llevando a las tropas aliadas a combatir contra el enemigo. Mis duendes iban a morir en masacre contra los barbaros del contrincante pero eran mi esperanza hasta que la barra de elixir se volviera a recargar. Lancé unos esbirros para ganar algo más de tiempo y con un poco de suerte conseguiría derribar alguna de sus torres. —Vamos...—susurré.
Pero mi enemigo lanzó  al increíble caballero haciendome trizas, derribando mis torres y mis ultimas esperanza de victoria.

—Venga ya...—bufe con molestia en la oscuridad de mi habitación a la pantalla en rojo que mostraba Derrota en letras blancas.

El móvil vibro por la llegada de un mensaje pero decidí ignorarlo dejando el aparato en la mesa de noche y me fije en la hora que el reloj marcaba. 12:27. Sólo alguien podía mandar mensajes a estas hora. Había pasado toda una noche y parte de la mañana sin dormir un poco. No esperando a mi madre porque sabía muy en el fondo que no llegaría... aunque el deseo intenso de que ella entrara en la habitación y se asegurara de que me encontraba dormido antes de ir a la suya me invadía tan terriblemente. Extrañaba aquello porque aquel acto me hacia sentir—de alguna forma—querido.

Sonreí con sorna ante toda aquella oscuridad pero rápidamente borre la expresión transformándola en una mueca. ¿Por qué mi madre llegaba siempre tan tarde?

Me levante de la cama con móvil aún en mano de camino a la cocina mientras veía las posibilidades de cambiar mis cartas de ataques ya que... por Dios, casi siempre perdía. Pero estaba seguro que era por culpa de la mala elección de cartas, sí, porqué por eso debía ser.

La casa estaba completamente a oscuras pero no me importaba. Al llegar a la cocina mi estómago, como si supiese donde me encontraba, gruñó por comida. Sin terminar de decidirme por bruja o valquiria abrí el refrigerador para encontrarme con nada.

Cerré mis ojos con cansancio. Mamá había olvidado hacer las compras otra vez.

Mis manos dejaron el móvil y comenzaron a hurgar entre los botes de salsas medio vacíos hasta que dieron con el cartón de leche. Al menos no estaba vencido. Abrí la tapa y comencé a tomar mientras me fijaba quién me había hablado. Era Melissa.

6: Oyeeeeeeeee
Hay tarea para mañana?

Deje el cartón de lado sopesando si debía mentirle. Sentí una sonrisita maliciosa formarse en mi cara mientras le escribía.

Andre: Sí. La tarea de matemáticas... aunque no me acuerdo que páginas eran.

Iba a tomar de nuevo la leche pero el móvil vibró tan fuerte que casi se me cae de las manos. Era otra vez ella, despierta tan tarde.

6: Fíjate pls te lo pidooo pls pls pls pls

Rodé mis ojos con molestia. Melissa llegaba a tocar mi paciencia muy rápido y en las cosas más absurdas. Alce el bote de leche y cuando quise volver a tomar ya estaba vacío. Me lo había acabado y seguía con hambre. Mire el celular aún más molesto con 6 sin razón. ¿Por qué me fastidiaba tan tarde con las tareas?

Andre: Está entre las páginas 132 y 136 si mal no recuerdo. Desde el ejercicio 1 hasta el 16.

Su respuesta llegó al instante;

6: Gracias Andre!!! Gracias gracias gracias eres el mejorerrrrr

No iba a sentirme mal ahora por engañarla. Hace días termine todos los prácticos del libro y el del 132 y 136 era un tema que estábamos avanzando, así que no debía suponer un problema para ella... aunque, bueno, era Melissa. La tonta sin remedio. Mi móvil volvió a vibrar; otra vez ella.

6: Oye Andre. Que harás mañana?

Fruncí el ceño sin entender. Melissa solo solía usarme como su agenda escolar; pidiéndome fechas de tareas, exámenes u prácticos como si la página del colegio no fuera suficiente. Esto era nuevo.

Andre: ¿Ir a clases?
6: Siii ya sé eso! Me refiero en la tarde. Que harás?
Andre: Dormir.
6: Y no quieres salir conmigo?

Me quede mirando la pantalla por dos largos segundos. ¿Salir? ¿Con ella? Mi teléfono volvió a vibrar.

6: No no o sea no conmigo solo. Mis amigos, tu y yo a comer helado o al cine o al parque o esas cosas.

Dormir sonaba más atractivo pero sabía que era un adolescente con una vida social muy pobre; y más al tanto de eso lo estaba mi madre y sus constantes quejas. Era momento de acallar sus berrinches con respecto a mi vida social.

Andre: ¿Y que película veremos?

La manija de la puerta crujió desconcentrándome. El clic de la llave y alguien entrando. Bloquee el celular para apagar la luz y vi entrar la delgada y esbelta figura de mi madre entre las sobras. Aún llevaba puesto el saco negro largo y sus características botas negras de tacón de aguja.

Espere a que estuviera lo más cerca posible para encender la luz –¿Por qué tan tarde mamá?

Sus párpados se arrugaron ocultando sus ojos claros una mueca.– Tienes que dejar de hacer eso Andre.

Su voz estaba ronca. Otra vez estaba enferma.

–Al menos no te asuste ésta vez– le sonreí mientras me acercaba para ayudarle a quitarse el abrigo pero me apartó con mas fuerza de la necesaria. La mire sin entender y aprecie como ajustaba su abrigo más al cuerpo–¿Ma?

–Yo...–sus ojos me miraron sorprendidos pero rápidamente su cabeza negó y su mano alcanzó la mía–. Vamos, Andre, a dormir.

El agarre en los dedos de mi madre era fuerte, como si estuviera prisa de que me fuera a la habitación.

Cuando llegamos a mi puerta mi madre me abrazó y me dio un beso en la frente deseándome buenas noches. No la entendía. No entendía porque esa noche sus ojos parecían esquivar los míos, nunca me miro.

Y nunca llegue a entenderla realmente hasta ahora.

N/A: Nunca llegue a tener canción para éste capítulo. Perdón si eso les molesta pero el Andre adolescente es tan inocente para mí en cierto sentido que no llega a tocar una música triste o ambiental. Es un chico sin dolor, por decirlo de algún modo. Gracias por leer. Aquí Mostxa.

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