Mis hermanos y yo caminábamos hacia El Centro, donde yo tendría mi Prueba de Aptitud, y donde mis hermanos darían sus clases de Instituto.- _____, no tengas miedo, elijas lo que elijas te querremos igual- mi hermana me cogió la mano por debajo de la chaqueta, de modo que no se viera, yo miré nuestras manos y después subí mi mirada hacia ella para sonreírle.
- Esto solo es una prueba, las pruebas no tiene porqué cambiar mis decisiones -
El día de la prueba, todas las clases se dividen a la mitad, para que los de último curso podamos asistir a todas las clases antes de la Prueba; antes de que suene el timbre, mi hermana y yo nos sentamos en el césped, delante de la puerta de entrada, a esperar a los de Osadía, que saltarán del tren a la misma hora de todos los días.
- Todavía me pregunto porqué nos quedamos a ver cómo saltan - susurra mi hermana a mi lado.
- Bueno, Is-is, me gusta verlos aterrizar, es divertido, como algo que podría atreverme a hacer - me giro a mirarla con una sonrisa.
- Deja de llamarme Is-is, no tengo seis años, y no digas eso en voz alta, se supone que no debemos centrarnos en lo que nos gustaría hacer - noto la pequeña palma de mi hermana chocar con mi hombro, y rio al ver su ceño fruncido
- Vale, ya no tienes seis años, tienes 14, pero sigues siendo un bebé - suelto un suspiro al escuchar el timbre, que inicia mi media hora de álgebra a primera hora - Bueno, nos llaman de vuelta - me levanto junto con Beatrice y me despido de ella nada más llegar a la puerta, hoy va a ser un día largo.
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A medio día, me encuentro sentada en una mesa repleta de Abnegados, que esperan en silencio su Prueba de Aptitud, yo, en cambio, me dedico a mirar al rededor de la sala, veo a los Veraces, que discuten de algún tema en particular, el cual no llego a escuchar; a los de cordialidad, que juegan a las palmas sentados en el suelo, y a los de Osadía, que juegan a un pulso mientras los demás chillan a su alrededor para animarlos.
Al contrario de las demás facciones, nosotros, los abnegados, creemos que los juegos y las discusiones solo nos llevan a pensar en nosotros mismos, y cómo las reglas de nuestra facción explican, nos limitamos a sentarnos callados, a esperar nuestro turno.
- _____ Prior y Susan Black - Susan es mi vecina, una puesta al lado de la otra, sería difícil diferenciarnos, pelo rubio recogido en un moño, pestañas largas, ojos redondos y labios pequeños, pero no finos, las dos vestidas de gris.
Caminamos hacia las diez salas equipadas para las Pruebas de aptitud, y entro en una de las tres que están libres, lo primero que veo al entrar son unas paredes de espejos, así que, por instinto, aparto la mirada.
- Va a ser cierto que los abnegados no tiene permitido mirarse en los espejos - levanto la cabeza y veo a una chica, pelo negro recogido en un moño despreocupado, una línea negra cubriendo sus párpados, y lo que creo que es un águila asomando por su nuca - Soy Tori, y voy a ser la reguladora de tu Prueba de Aptitud, siéntate -
La veo señalar un sillón, me recuerda a los de los dentistas, nada más mirarlo, me dirijo a él y me recuesto, mirando el techo hasta que la chica me tiende un vasito lleno de un líquido transparente, "Bébetelo", escucho que dice.
- ¿Qué es? - susurro algo confusa.
- Vaya, eres muy curiosa para ser una abnegada, tu bébetelo - asiento y me bebo el vasito de un trago, dándome el tiempo justo para ver cómo Tori pone un par de cables con parches en mi frente y en la suya antes de cerrar los ojos.
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Abro los ojos, oscuridad, incertidumbre, luz.
Entrecierro mis ojos para acostumbrarlos a la repentina luz blanca, hasta que consigo ver la figura de mi madre, siendo golpeada por una figura desconocida, no puedo correr.
"ELIGE"
Me giro, y veo un cuenco con un cuchillo, y a una persona que parece ser un osado, encargado de La Paz en las calles.
"ELIGE"
¿Para qué? En cuanto me giro veo cómo el desconocido levanta un puñal.
¡MAMÁ!
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Y si no fuera Tris su amor ( Cuatro y tú )
FanfictionHace mucho tiempo, después de las guerras, los creadores decidieron dividirnos en facciones. Los que culpaban a la violencia, crearon Cordialidad; los que culpaban al egoísmo, formaron Abnegación; los que culpaban a las mentiras, crearon Verdad, lo...