Divergencia

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En cuanto veo al desconocido levantar el puñal, corro hacia él, echándome encima en cuanto lo alcanzo, comenzando a golpearlo con mis puños.

- ¡Deja a mi madre en paz! - cojo aire con fuerza, me escuecen los pulmones, arden, sigo golpeando, golpeo hasta que el cuerpo debajo de mi desaparece - ¿Qué? ¿Dónde ha ido? - me levanto con cuidado y me giro a mirar las calles concurridas del centro, llena de veraces.

- Disculpa, ¿Tienes permiso para estar aquí? ¿Quién eres? - tragué saliva por un momento y rebusqué en mi mente el nombre de alguna de mis compañeras de clase.

- Romilda Abenfort señor, veraz, tengo todo el derecho a estar aquí - rezaba para que se lo creyese.

- Conozco a Romilda, y no eres tú, ¡Impostora!¡Llamen a la policía!¡Impos-! -eché a correr en cuanto empezó a chillar, esquivaba gente, asustada por algo que realmente no sabía, empujando gente a diestro y siniestro, resbalando en varias ocasiones. En cierto momento, una señora cargada con bolsas fue empujada por unos niños y quedó tirada en la calle, mi instinto me decía que siguiese corriendo, que no parase, pero... debía ayudar a esa persona, así que dejé de correr, y recogí las bolsas, caminando junto a la señora a su casa.

- Has sido muy amable, nadie ayuda a las ancianas como yo -

- No ha sido nada,  usted necesitaba ayuda, aunque he de decir... que por un momento pensé en no ayudarla - le sonreí tristemente y dejé las bolsas en el suelo.

En un momento que no recuerdo, el suelo cambió, y ya no estaba en la calle rodeada de veraces, sino que volvía a estar en la habitación de espejos, viendo como Tori se levantaba preocupada y quitaba los electrodos a toda prisa.

- Venga, sal por la puerta de atrás, aún tenemos tiempo antes de que llegue un supervisor - me levantó bruscamente de la silla y me empujó hacia una puerta en la que no había reparado antes.

- Pe-Pero espera, ¿Qué ha pasado? ¿Cuál es el resultado de mi prueba? - vi sus ojos viajar con rapidez de una puerta a otra, con un gesto que interpreté como que deseaba que nadie abriera esa puerta - ¡Tori por favor!

- Baja la voz, ¿A caso quieres que nos maten? Tu prueba no es concluyente, ¿Sí? - susurró.

-¿Qué-?¿Pero de que hablas?¿Qué pasa con mi prueba?¿Qué es eso de que no es concluyente? - me atropellaba con las palabras y casi ni se me entendía al hablar susurrando, pero necesitaba saber que estaba pasando.

- Tu prueba ha salido de Osadía, y de Erudición, y de Abnegación, también un porcentaje de Verdad - suspiró - Descartaste Cordialidad cuando pegaste a aquel tipo, y casi descartas Verdad cuando le mentiste al señor, pero la recuperaste al ser sincera con la señora, y... esto es muy peligroso, no puedes decírselo a nadie, ¿Me oyes? A nadie, ni siquiera a tu familia, no pueden saberlo  -

- Pero, ¿Qué voy a hacer? Se suponía que esto debía decirme a donde debo ir - tomé el pomo de la puerta deseando que fuese una broma.

- Tienes muchas opciones, elige. Recuerda, nadie puede saberlo, vuelve a casa y di que el líquido de la prueba te ha sentado mal y te he enviado a casa - me empujó una vez más, insistiendo, así que llego un momento en el que abrí la puerta y salí a la calle.

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La mentira de que me había sentado mal el suero coló, estaba tan pálida por lo perdida que estaba, que mi madre me mandó a mi cuarto y me libró de mis quehaceres por ese día, hacía años que no me libraba de mis tareas, así que me acosté y reflexioné sobre lo que había pasado durante horas.

En la cena, mi padre hablaba tranquilamente sobre lo que había pasado hoy en el trabajo, hablaba con asco sobre los representantes de Erudición, que desde hacía unos meses los presionaban para que abandonaran su posición política. Abnegación era la encargada de sustentar políticos a nuestra ciudad, ya que, al ser abnegados y dedicar su vida a los demás, no habrían más intereses que ese, hacer bien a la gente. Pero erudición pensaba que una ciudad debía gobernarse desde el conocimiento y el saber, y presionaban a Marcus, nuestro líder político, para que relevase su cargo a Erudición.

- En fin, ¿Qué tal el día chicos? -

- ¡Ha sido genial! He sacado un ocho en el examen de historia de las facciones, y la profesora de Educación Física me ha felicitado por mi buena condición física, y- - mi hermana era muy entusiasta, y claramente no era una abnegada, ni de lejos.

- Beatrice, calla - susurra mi hermano por encima de la voz chillona de mi hermana menor.

-No importa, hoy ha sudo un día difícil, pero bueno, debéis ir a dormir ya - mi madre sonríe recogiendo los platos, es tan hermosa, que me asusta no haber sacado ninguno de sus rasgos.

- ¡Te ayudaré! - me apresuré a chillar levantándome de un salto.

- No, _____, hoy es tu día, tu padre y yo lo haremos, tú debes reflexionar sobre tu prueba de aptitud, ¡Mañana es un gran día! - estuve a punto de insistir, decir que necesitaba despejarme, pero mi madre tenía es sonrisita en la cara, esa de "Se lo que intentas, se buena y vete a tu cuarto", la misma que me ponía cuando quería cenar chuches.

Desistí, de todas formas, solo conseguiría una pelea educada, y ya estaba suficientemente estresada, así que opté por irme a dormir y esperar con temor la mañana siguiente.









//HOLA! Je, sé que dije que subiría caps más seguido ;-;, no me odiéis, han sido unos meses difíciles, voy a empezar con el próximo cap UwU, si no lo subo más tarde, lo subiré mañana.

PD: Decidme sugerencias, las tendré en cuenta UwU

Y si no fuera Tris su amor ( Cuatro y tú )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora