WINGS -YoonKook-

-Los dos mundos-

-POV'S JUNGKOOK-

La vida nunca es como la esperas, no sabes que es lo que pasará el día de mañana, las cosas llegan sin previo aviso...así como las personas. Mi nombre es Jeon Jungkook, tengo 18 años y comienzo mi historia con un acontecimiento de la época en que yo tenia diez años e iba al instituto de letras de nuestra pequeña ciudad.

Muchas cosas conservan aún su perfume y me conmueven en lo mas profundo con pena y dulce nostalgia; ese olor a cálida intimidad, mi habitación: llena de misterio... miedos profundos pero a la vez la parte más dulce de mi vida, un lugar en el que dos mundos de polos opuestos se confundían y fusionaban al mismo tiempo. Aun recuerdo como lo conocí, a él, mi polo opuesto... Min YoonGi.

Una tarde en que no teníamos clase vagaba con dos chicos de mi cuadra, cuando se nos unió un chico mayor, mas fuerte y brutal que nosotros, de unos 13 años, alumno de la escuela en la que yo iba e hijo de un carpintero. Su padre era un bebedor crónico y toda su familia tenia mala fama. Yo conocía bien a Kim NamJoon; le tenia miedo y no me gustó que se nos uniera. Tenia ya modales de hombre e imitaba los andares y la manera de hablar de los jóvenes mayores. Bajo su mando fuimos a la orilla del río junto al puente, el agua fluía lenta y armoniosamente,cristalina y pura; la presencia de Nam me cohibía, no solo porque mi padre me haya prohibido tratar con el, sino por el simple de hecho que lo tenia frente a mi en persona, sin embargo, estaba contento a la vez de que me tratara como a los demás, él daba las ordenes y nosotros obedecíamos como si ello fuera una vieja costumbre, aunque a decir verdad, era la primera vez que estaba con el.

Por fin nos sentamos en el suelo. Se inicio una conversación y los chicos empezaron a fanfarronear sus travesuras. Yo me callaba, pero temía llamar la atención con mi silencio y despertar la ira de Nam. Desde el principio mis dos compañeros se habían apartado de mi y unido a él. De puro miedo que tenia, empecé también a contar. Invente que en un huerto cerca del molino había robado por la noche, con la ayuda de un amigo un saco de manzanas de las mas finas. Al terminar mi relato esperé algún aplauso; al fin y al cabo había entrado en calor dejándome arrastrar por la fantasía. Sin embargo, los dos chicos se quedaron callados, y Namjoon, observándome me preguntó:

—¿Eso es verdad?

—Si— contesté.

—¿lo puedes jurar?

—Por Dios y mi salvación eterna.

—Bien— Dijo y se quedó pensando, mirando hacia la nada.

Con eso me dejo en paz y me alegré cuando se levantó y poco después propuso regresar. Al llegar al centro de la ciudad los chicos dijeron que tenían que irse y empezaron a andar dejandome a mi suerte con el mayor -malditos traidores-. Con timidez, le dije que también tenia que ir a casa y di media vuelta emprendiendo la marcha, pero escuche a Kim reír haciendo que el miedo me invadiera y no me atreviera a dar un paso más. 

—¿Pero por qué tanta prisa?— empezando a caminar quedando a la par conmigo,  dándome una sonrisa que no me inspiro ni un poco de calma, mientras yo seguia estatico-- llevamos el mismo camino-- dicho esto empezo a caminar y de alguna manera yo también. 

Mirando hacia el suelo, sin atreverme a escapar seguía mi camino con Nam a mi lado, cuando llegamos a mi casa, la mirada se me iluminó, abriendo rápidamente la puerta, dispuesto a cerrarla detrás de mi, pero Nam lo impidió, cogiendome del brazo,cerrando la puerta y acorralandome, dijo:

—Hey... espera... ya te he dicho que no tanta prisa— sonrió ladino, haciendo que el miedo me sacudiera por completo.

—¿Q-que pasa?— pregunte temiendo por mi vida-- ¿Que quieres?

—Nada especial... sólo preguntarte algo— me vio directo a los ojos. —Sabes a quien pertenece el huerto del molino ¿verdad?—pregunto casi en un susurro.

—Ah.. n-no lo se... sup-pongo que al molinero ¿no?— respondí como si fuera lo mas obvio maldiciendome mentalmente por haberlo hecho.

Nam soltó una carcajada que me erizó la piel, acercando su rostro a unos escasos centímetros del mio, sin quitar esa tonta sonrisa de su rostro, pude sentir su aliento chocar contra el mio, mientras me seguía viendo como si fuera la cosa más graciosa sobre este planeta.

—pequeño... te diré de quién. Hace tiempo que sé lo del robo de las manzanas y el propietario ha prometido una buena recompensa por quien entregue al ladrón.—

abrí mis ojos como platos, mi corazón se aceleró repentinamente, esto no podía estar pasando.