—Tranquila mi amor. —Harry se acercó a mi rápidamente.
—¿Que paso? —pregunte aturdida.
—Elizabeth, eso paso, pero ya esta todo bien mi cielo, no te paso nada grave solo una ligera intoxicación por el humo.
—I¿ntoxicación? ¿Elizabeth? —mi ceño se frunció.
Estaba en blanco, Elizabeth el nombre de su ex esposa lo reconocía, pero no recordaba haber compartido algo con ella.
—¿No recuerdas? Elizabeth ayer te secuestro quien sabe como y luego te llevo a una casa aparentemente vacía en el campo y le prendió fuego contigo adentro.
Y los flashback cayeron en mi mente. Todo mi día de ayer, cuando una loca me seguía, como me secuestro y mi momento tan cerca de la muerte.
—Oh dios. —cubrí mi boca con ambas manos.
—Por eso a penas te den de alta vamos a volver a Los Angeles, Elizabeth esta por allá prófuga y es peligrosa.
Recordé las fotos que le envío a papa y a la policía, nos meteriamos en la boca del lobo llendo a Los Angeles, evidentemente Elizabeth sabria que estamos ahí.
—No... —dije rápidamente. —Elizabeth le envío fotos de nosotros juntos a la policía y a mi papa. Ademas de que sabe donde encontrarnos, te van a meter a la cárcel.
Llevo sus manos a su cabeza y las paso nerviosamente por su mata de rizos.
—Me vale un comino la cárcel _____, lo que en verdad me preocupa es que Louis este enterado.
—Tenemos que huir.
—¿Quieres que huya de la ley? —hizo una mueca.
—Quiero que huyamos de Elizabeth. En Los Angeles va a encontrarnos.
—No se. —murmuró.
—¿Recuerdas tu promesa Harry? Te prometo que no importa lo que pase, no importa el que dirán ni las consecuencias, nunca me voy a rendir, voy a luchar por ti hasta mi ultimo minuto de existencia. —repetí con lentitud sus palabras. —Si volvemos a Los Angeles, Louis nos va a separar, o te van a llevar a la cárcel.
Harry me miro con ojos cristalizados.
—Tienes razón, te quiero y no voy a permitir que me separen de ti.
—Ven acá.
Harry se acercó y lo besé desesperadamente, necesitaba salir de aquí a la voz de ya y estar lo mas lejos del mundo posible.
Harry salio dos horas después por un café. Unos minutos después el doctor entro, hecho un vistazo a la habitación, al baño y al armario y luego se fue. Y Harry no volvía. Una. Dos. Tres horas. El no volvía. ¿Donde diablos se había metido?
El doctor entro a la habitación de nuevo.
—_____ ¿Y el señor Styles? —pregunto.
—Fue por un café hace mas de tres horas y no volvió. —suspiré.
El doctor soltó una risa amarga.
—Cobarde.
—¿Que?
—La policía esta afuera, seguro la vio cuando volvía y huyo.
No. Yo confiaba en el y en la promesa que me había hecho. No podía haber huido, no sin mi. El lo prometió.
—Mañana llega tu padre, hasta entonces vas a estar aquí, en cualquier momento la enfermera va traer la cena para ti. Luego vas a dormir. Buenas noches _____. —se retiro.
Mi cabeza formulo miles de justificaciones para Harry. El estaba cumpliendo su promesa porque si volvía la policía nos iba separar y todo iba a acabar. Seguro estaba escondido y luego buscaría la manera de que nos juntaramos.
Quince minutos mas tarde una enfermera entro. Me puso la bandeja sobre las piernas después de ayudarme a sentar.
—Un chico guapo de ojos verdes y rizos me dio esto para ti. —me sonrió amablemente y luego me entrego un sobre.
—Muchas gracias. —murmure.
—No hay por que. Termine su cena, volvere por la bandeja mas tarde para darle privasidad con la carta, compermiso. —me sonrio de nuevo y se fue.
Rompi el sobre desesperadamente y saque una hoja blanca doblada en cuadritos.
______:
No te alarmes, la policía estaba ahí cuando volvía por eso no regrese. Me he enterado bien de la situación, Louis va llegar mañana para llevarte. En el aeropuerto, le dices que iras al baño. Nos encontraremos en el starbucks a cuatro calles.
Te quiere, Harry.
Suspiré y me abracé al pedazo de papel. Lo que se tenia que hacer por amor.
Acabe mi cena lo mas rápido que pude, la amable chica llego después y luego de darme las buenas noches se fue con la bandeja.
Cerré los ojos e intente dormir, pero no podía. Los nervios me ganaban. Empecé a contar borregos y poco a poco mis ojos se sintieron pesados. Caí en un profundo sueño.
Una enfermera estaba de espaldas haciendo quien sabe que. Traía ese vestido blanco y el gorrito. Su cabello negro caía por sus hombros.
La habitación estaba a oscuras. Era de madrugada desde luego.
—Señorita. —la llame.
Ella se dio la vuelta y mi corazón salio por mi boca entonces, figuradamente.
Esos ojos, esa estúpida sonrisa malvada. Elizabeth.
—Nos volvemos a encontrar _____. —sonrió.
—Largate.
—Te salvaste de una cielo, pero no de esta.
Se acercó a mi, Elizabeth me quito el medidor de latidos y se lo puso ella.
No maldita sea.
Intente luchar pero fue tarde, ella puso una almohada en mi rostro y empezó a asfixiarme.
—Hasta nunca. —susurro.
Mis extremidades se sintieron como trapo, ya no sentí la desesperación de asfixia, ya no sentía nada, estaba muerta.
—_____... _____... _____...
Oí mi nombre a lo lejos.
Desperté. Estaba en mi habitación, no había ninguna loca intentando matarme. Era mi padre.
—Papa. —murmure.
El me miro con decepción.
—Vistete y vámonos.
—Papa yo...
—Papa nada. Me fallaste _____, me fallaste y me heriste en lo mas profundo. El era mi mejor amigo y tu te acostaste con el. —sus ojos se humedecieron.
—Yo no solo me acosté con el. —me sincere. —Yo me enamore.
—Tienes 17 años por dios. —rodo los ojos.
—Tu embarasaste a mama a esa edad, te enamoraste de ella aun mas joven, no me digas que no me puedo enamorar a los diecisiete.
—Pero el tiene 31 —exclamo horrorizado. —Pero le quiero, así tenga 60. —las lágrimas empezaron a salir. —¿No lo puedes entender?
Mi papa negó con la cabeza.
—No, porque el era mi hermano, eso se llama traición. Te espero en cinco minutos afuera. —abandono la habitación.