capituo 27

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El taxista estacionó frente a la casa. Dios mio, no me podía creer lo hermosa que era. Enorme, quizá mas que mi casa en Los Angeles.

Tenia un jardín delantero pequeño, aunque el césped y las flores estaban secas tenia potencial. Este tenia un enrejado de herrería blanco. Unas escaleras de piedra que daban a una puerta enorme de dos piezas. Todo era enorme....

La pintura azul se estaba cayendo, la puerta de madera parecía como comida por insectos y las ventanas oxidadas. Estaba descuidada pero sin duda tenia mucho potencial.

—Tal vez este descuidada pero a penas consiga algo amor te prometo que...

—Me encanta. —lo abrace. —A penas y me puedo creer que aquí vayamos a criar a nuestros hijos, dios mio Harry la casa es perfecta.

Harry sonrió.

—Me alegra que te guste.

—No me gusta, me encanta. —me apreté mas a el.

—Ahora vas a ser una ama de casa. —beso mi pelo.

Harry saco un manojo de llaves de su bolsillo y luego de intentar con varias dimos con la de las rejas. Subimos las escaleras y fue otro caos encontrar la llave de la puerta.

Pero cuando las puertas se abrieron comprendí que todo había valido la pena. Desafiar a mi papa, huir, todo ahora tenia sentido. Y era duro saber que probablemente no vería mas a mi familia y amigos y que ahora tenia que empezar de cero. Pero nunca nadie iba remplazar los momentos locos con Zayn, ni los consejos de Pia, ni nadie me iba a hacer rabiar como Kate, ni tampoco, existiría alguien tan fiel como Matt.

Y sobretodo y a pesar de haberme querido separar de Harry, Louis Tomlinson siempre iba a ser el hombre de mi vida, mi maravilloso padre.

Ni hablar de Eleanor, gracias a ella ahora estaba parada aquí contemplando este maravilloso lugar en el que en algunos años iba ver crecer a mis hijos. Los iba ver correr por este suelo, y eso realmente era maravilloso. Pero nada, absolutamente nada se comparaba con esa sensación de saber que aquí mismo, iba envejecer y crear los mejores recuerdos con el amor de mi vida.

—¿Lista? —me halo de la cintura.

—¿Para? —pregunte confundida.

—Para empezar a vivir el resto de tu vida.

Comprendí la frase luego de unos segundos. Aquí empezaba todo, aquí empezaba mi verdadera vida.

De ahí en mas no hay mucho que contar, a pesar de que ningún acontecimiento importante sucedió, tres años después nuestra vida marchaba de maravilla.

Harry ahora pertenecía al bufete de abogados mas grande de Roma. Y después de haber ganado todos los casos, pudimos echar arriba la casa. Fue un caos que Carl aceptara el dinero que le dimos por ella, el decía que era un regalo, pero no la podíamos considerar nuestra hasta no pagar.

Era una casa grande. Nada mas y nada menos que diez habitaciones. Una cocina amplia, la sala, un cuarto de juegos y el ático. El jardín trasero era gigantesco. Como toda ama de casa conservaba el césped verde y las flores vivas. Una piscina enorme circular estaba justo en el centro.

Ahora tenia veinte. Y aunque, muchos vieran mal una relación entre una mujer de veinte y un hombre de treinta y cinco, no había fuerza humana o no humana que pudiera separarnos. Lo amaba muchísimo, estaba convencida de ello.

El despertador sonó avisando un nuevo día, mire a mi lado a Harry dormido. Sus ojos verdes estaban completamente cerrados al igual que esos labios de corazón. Sus rizos ahora cortos, pero notables, estaban despeinados. Como no luego de la noche que habíamos pasado.

Me levante con las sabanas encima, recogí del suelo mi ropa interior y mi pijama y me vestí lo mas rápido que pude, me puse mi bata encima y las pantuflas. Arregle mi cabello y luego desperté a Harry.

En estos tres años habia descubierto que era imposible que el se despertara por si solo con el despertador. La rutina era simple, yo me despertaba y luego lo despertaba a el.

Mientras se duchaba yo baje a preparar el desayuno.

—Hola amor. —beso mis labios cuando bajo.

Su desayuno estaba listo y servido y el portaba un impecable traje de negocios.

—Hola. —sonreí a medio beso.

Nos separamos y tomamos asiento.

—¿Como va todo?

—Excelente, el caso esta ganado.

—Eres el mejor abogado de todo Roma.

—No exageres. —rodo los ojos.

—No exagero, es la verdad. —tome su mano por sobre la mesa.

El sonrió mirando nuestras manos unidas.

—Te tengo un regalo. Te lo daré por la tarde que llegue.

Y si todo marchaba bien, yo también tenia algo para el.

Media hora después el se marcho, a penas vi su auto desaparecer por la calle subí a mi habitación y me prepare para mi cita.

Me preguntaba porque le había dicho que no a Harry cuando me ofreció comprarme un auto. Ahora tenia que ir en taxi.

El taxista aparcó frente a el lugar, le pedí que me esperara, esto seria algo rápido.

Subí por el elevador hasta llegar al piso indicado. La mujer me recibió con una sonrisa.

—Buenos días, soy _____ Jane Louise Tomlinson Calder y vengo por los resultados.

La mujer busco algo en la computadora, luego saco un sobre y me lo entrego.

—Aqui tiene que tenga buen día. —me dio otra de esas hipócritas sonrisas de "odio mi trabajo"

A penas le di su paga al taxista corrí dentro de la casa.

Me lancé al sillón y despedaze el sobre.

Ignore todas las absurdas letras y me centre en lo importante.

Positivo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, quizá cualquier otra chica normal de veinte estuviera asustada, después de todo en algunos países a los veinte ni siquiera eras mayor de edad. Pero yo no era normal.

Harry llego alrededor de las tres. Extraño ya que el siempre llegaba a las seis.

—Preparate para algo como un picnik. —fue lo único que dijo antes de meterse al baño.

Me puse un vestido amarillo junto con un sombrerito, unos flats blancos y un maquillaje natural.

Harry salio con unos pantalones blancos, una camisa azul cielo y mocacines café.

—Te ves hermosa como siempre. —tomo mi mano. —Vamos.

Harry condujo y condujo hasta las afueras de Roma. Me llevo a una hermosa playa donde tenia un picnik preparado.

Cuando el cielo se tiñó de colores violetas, naranjas y rojos sin perder el perfecto azul Harry hablo.

—Mira fijamente allá. —señaló un lugar donde el azul resplandecía.

Una avioneta se acercó, empezó a volar dejando esa marca blanca en el cielo formando las palabras mas maravillosas. "Cásate conmigo"

Y después de un millón de "si" oficialmente estábamos comprometidos.

Volvimos a casa cuando el cielo se puso negro, juntos en el sillón de la sala mirando televisión aun no sabia como darle la noticia.

—Si es niño me gustaría llamarlo Christian, aunque la pienso porque quizá y es un loco por el control, si es niña tal vez Angelina o Marcie. —me encontré diciendo.

—¿Que?

—Olvide decirte que estoy embarazada.

El mejor amigo de papá *-*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora