Soy mujer, fumo y tengo depresión. Y eso significa que cada día me cuesta mucho empezar, pero cuando lo hago no hay quien me pare. Este desorden mental - desorden, ¡qué palabra más perfecta para describirlo! - es un cáncer sigiloso que se alimenta de tus miedos y consume tu energía. Muchas veces se va por semanas, e incluso meses, pero tarde o temprano vuelve por más de ti. Con los años uno hasta se va encariñando, acostumbrando a su llegada, y como si de un amigo se tratase lo recibimos entre lágrimas y con suerte un par de cigarrillos. ¿Y saben porque me alegro cada vez que vuelve? Porque sé que después de cada bajón vendrá, por lógica, una subida intempestiva de desbordante emoción. Es por eso que tengo este tatuaje:
Porque ya sea un descenso acelerado o una pausada subida, estará repleta de vida. Sentir ambos extremos: melancolía encantadora o felicidad plena, es la mejor esperanza de vida que te puedan dar.
2016