Like Romero y Juliet (Agustin Bernasconi y tu)

Capitulo 3: ¡Advertencia!

Papá no se veía muy feliz por la expresión en su rostro.

Me acerqué a él y tomé asiento a su lado, mirándolo fijamente mientras él tomaba un sorbo a su café. 

Tú: ¿Querías hablar conmigo, papá?

Papá: Sí, hija. ¿Recuerdas a nuestro vecino, Mike, el asesino de tu madre?…

Tú: ¿Cuánto más vas a seguir con eso? -Estampé la mano contra mi frente.-

Papa: ¡Yo se que él es el culpable! 

Tú: Papá, tranquilízate, estamos en un lugar público…

Papá: Bueno, a eso no era a lo que venía.

Tú: Ya, habla.

Papá: El hijo de Mike ha venido a la ciudad, y por tu bien te quiero alejada de él…

Tú: No lo conozco, papá. Te prometo que me alejaré.

No se quién es el hijo de Mike Bernasconi, y no quiero conocerlo. ¿Porqué querría hacer enojar a mi padre? No tengo ánimos para eso. 

Papa: Gracias, hija. No sabes como me sentía. -Me dio un beso en la frente.- 

Papa: Tengo que volver al trabajo, pero nos vemos en casa más tarde. 

Tú: De acuerdo.

Tan pronto como mi papá salió del café yo también lo hice. 
Comencé a caminar a casa, puesto que no vería James hasta dentro de media hora. 

Soy algo torpe, razón por la cuál tropecé con alguien.

Rugge: Carol.

Tú: Hola Rugge. -Sonreí y me ayudó a parar del suelo..- 

Rugge: Te vez feliz, ¿te sientes bien? -Sonrió.-

Tú: Muy chistoso. -Solté una risita.- Acompáñame a casa. -Jalé de él.-

Rugge: Vamos.

Rugge me rodeó con su brazo izquierdo y comenzamos a caminar hacia mi casa. 

Ruge es mi mejor amigo, cada uno de los chicos tiene un lugar especial. Él es mi mejor amigo, mi confidente, mi apoyo. Lionel es como mi hermano, si necesito que me ayude con algo solo tengo que llamarlo. Michael es como mi guardia, me protege ante toda situación y me defiende de todo aquel que me quiera dañar. Y finalmente está Jorge. Él es como una película cómica, siempre está ahí para sacarme carcajadas cuando estoy triste o hacer una buena broma de alguien a quien no soporto. 

Poco después de caminar por unos minutos llegamos a casa. Abrí la puerta y apenas entramos Rugge se echó de espaldas en el sillón y yo caminé a la cocina para tomar algo de beber. 

Rugge: ¿Me dirás porqué estás tan contenta? -Sonrió.-

Tú: Pues… conocí a un chico. -Sonreí al techo.-

Rugge: Alto. ¿Tú socializando con alguien? -Abrió los ojos como platos.- Vaya, haz llegado a otro nivel.

Ambos soltamos un par de risas.

Tú: Jamás lo había visto por aquí.

Rugge: Entonces es nuevo.

Tú: Lo es.

Nuestro tema de conversación se perdió por una media hora cuando unos dibujos animados comenzaron a pasar en televisión. Cuándo terminaron, Rugge apagó el televisor y siguió con la conversación como si nada nos hubiese detenido.

Rugge: ¿Y cómo se lla…

Antes de que Rugge pudiera terminar la oración, mi teléfono vibro indicándome que ya había pasado una hora cómo de costumbre.