Darte más tiempo

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En ese momento cuando logré hablarle sentí un fuerte dolor en mi pierna.El grito de la gente me había dejado sordo. El colectivo había impactado contra un poste de luz.

Mareado por el choque logré verla, no imaginé que ese impacto causaría tanto daño. Tenía toda su zona abdominal con manchas de sangre. Lo peor había ocurrido. El caño del asiento que estaba frente a nosotros se había introducido muy poco en su cuerpo pero lo suficiente como para matarla. Pensaba que no era justo, tanto tiempo tomando valor para que en un abrir y cerrar de ojos todo se acabara. El sonido de la ambulancia me tranquilizó. Pero era tan grande mi tristeza y tanto dolor el que sentía que me desmayé sin poder decir nada.

Mucha luz hizo que me despertara, estaba en el hospital de la ciudad. Me sentía agotado, con sueño y con mucha angustia.La chica que había cambiado mi rutina estaba muerta. Pero de pronto un señor con chaqueta blanca, que por cierto debe haber sido el doctor, me dijo -Felicitaciones, sos un héroe- no comprendía nada.

Giré mi cabeza para ver si mi familia se había percatado de mi accidente pero en lugar de eso vi a otra familia. Imaginé que era de alguna otra persona que estuvo afectada al choque. Pero para mi sorpresa y alegría era la familia de ella. Un hombre de mucha edad, al verme despertar, fue directo a abrazarme y gritaba lo mucho que me agradecía. Me dijo que le había salvado la vida a su hija, que agradecía que hubiera donado mi sangre para ella. No entendía nada, solo me concentré en que ella estaba vivía. Miré hacia el otro lado de la cama y ahí estaba ella. Hermosa como cada día, estaba en un sueño profundo. No pude evitar mirarla dormir, tan cerca y sin poder decirle todo lo que sentía. Tendría que esperar a que despertara para poder explicárselo. Pero no fue así, me dieron de alta mucho antes de que ella despertara y una vez más la dejé ir.

Pasaron los días y cada vez que subía al colectivo miraba su asiento, pero el mismo estaba vacío. Mis rutinas habían vuelto a ser mis rutinas.

En el trabajo al principio todos se preocupaban por mí pero poco tiempo después todo volvió a la normalidad.

Sentía que debía contactarme de alguna manera con ella, saber si estaba bien. Necesitaba saber de ella. Quería que supiera quién fue el que la salvó pero luego pensaba que lo sueños solo sucenden cuando estas dormido y no despierto.

No pude más con la intriga, fui hasta el hospital, a nuestra habitación, pero ambas camas estaban desocupadas. No sabía que pensar y decidí no hacerlo, pensaba que era un idiota por querer ver tanto a una persona que no había oído su voz. Decidí no pensar más en ella. Pero nuevamente, cuando más tranquilo estaba subo al colectivo y veo esa cara que me mantuvo despierto día y noche en el hospital protegiéndola. Era ella, como siempre leyendo. Las personas me miraban de una manera extraña y era porque mi sonrisa viajaba de oreja a oreja.

Esta vez sentada en el último asiento de pareja. Lamentablemente estaba ocupado por ella y otro hombre. Me hubiese encantado que él no estuviese ahí. Pero no quise volver a dejarla ir sin decirle lo que siento asi es que tomé coraje y fui a hablarle. Me acerco, preparo mi voz y cuando voy a hablarle, el hombre que estaba al lado de ella me aprieta el brazo. Sus palabras fueron muy claras: Gracias por darle más tiempo a su vida, en un mes nos casaremos.

Te veo y no me animoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora