Lastimar o salir lastimado

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Tuve que contarle toda la historia aunque solo la parte de que salvé a la mujer ya que si le contaba que sentía cosas por ella dejaría de verme. Cuando finalicé de contar la historia ella se conmovió pero no lloró. Y no supe más que decir en esa ocación. Cuando la acompañé hasta su hogar me pidió algo y fue muy clara.
-Por favor que nadie sepa que cenamos juntos no quiero que la gente hable por hablar.
-Claro no hay problema.
Y en ese pedido terminó nuestra cita o lo que fuese que haya sido.

Al día siguiente nos encontramos en el trabajo y fue como si nada hubiese pasado. Su actitud no me gustó ya que pareciamos completos extraños pero luego comprendí que eso sería lo mejor. No tener compromisos. Además era una linda chica.

La única persona que sabía de nuestra cena era mi mejor amigo y compañero de trabajo Esteban. Cuando le conté sonrió y me dijo
-Hagas lo que hagas no la hagas sufrir, no dañes su corazón.
-Tranquilo se lo que hago.
Por dentro pensaba que era un genio ya que con su actitud nunca iba a querer una relación seria.

Los días pasaron y mi rutina siguió igual que siempre. Macarena continuaba sin dirigirme la palabra hasta que ese día comenzamos a hablar en nuestro recreo para almorzar.
-Buenas cómo estás?
Una pregunta simple para comenzar una buena conversación.
-Bien por?
Esa fue su respuesta.Sin palabras que decir tuve que responder rápido.
-Quería saber ya que no hemos podido hablar y ahora que estamos solos puedo preguntarte cómo ha estado tu día.
-Te dije que bien.
No sabía qué hacer. Era como una roca intentar hablar con ella. Luego de varios intentos fallidos el recreo finalizó y ella fue a la oficina. Tuve una extraña sensación, mezcla de enojo y nervios. No nos dirijimos la palabra hasta el día viernes donde me escribió un mensaje para juntarnos a cenar nuevamente. Acepté obviamente más allá de su actitud logré entenderla y decidí pasarla bien. Esa noche estaba hermosa con vestido largo y pelo planchado. Perfume atrapante. En fin hermosa y el momento fue especial no imaginé que podía ser tan simpática luego de una semana de frío polar en nuestra oficina.

Sin darme cuenta estaba entrando en un lugar donde no quería entrar. Me había prohibido sentir algo por ella. Llegué a casa y me propuse mantener indiferencia.

Al proximo día de trabajo la vi y saludé como cualquier persona pensando que nada había pasado y de la misma manera reaccionó ella. Pasaron los días y continuamos cenando hasta que una cena común y corriente se transformó en una cena maravillosa donde caricias, besos y abrazos entrelazaron nuestros sentimientos. No podía creer lo que un beso provocaría.

Al siguiente día de trabajo fui directo a mi amigo a contarle y él sorprendido me preguntó:
-Te estás enamorando?
-Obvio que no.
Respondí con cierto susto porque en ese momento sentía algo por ella, no se bien que era pero sentía mucha tranquilidad cuando cenabamos juntos.

Llegó Macarena al trabajo y la miré con una sonrisa amplia pero ella, por el contrario, me miró, bajó la mirada y continuó a la oficina. Sentí un malestar que no quería sentir.

Fui rápido a la oficina donde estuvimos solos y le pregunté:
-Te gustó la cena de anoche?
-Mirá dejame aclararte algo. Me encantó pero solo esto será, no pienses en una relación seria conmigo.
No supe que decir, sonreí un poco para parecer poco sorprendido y ahí entendí que esto no iba a ir más allá de una cena, un beso, una caricia.

Pasaron las semanas y esta vez mi rutina era ir a trabajar y al llegar el fin de semana era cenar con ella, hacer lo mismo de siempre y aparentar que nada había sucedido al día siguiente. Pensando en que era lo mejor no me di cuenta lo que estaba sucediendo. Cuando me dijeron que no lastimara a Macarena tuvieron que decirme lo mismo pero al revés: no te lastimes, no dañes tu corazón, ten mucho cuidado.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2016 ⏰

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