Largo sueño

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Este fue un día como cualquier otro, me desperté antes de que amanezca con el dulce sonido de mi radio y mucho pero mucho calor. Quedarme minutos con los ojos abiertos esperando que las noticias me informen que alguna catástrofe natural provoque suspensión de actividades. Lamentablemente eso no pasó.

Levantarse es lo más difícil porque en un solo abrir y cerrar de ojos tu cuerpo pesa más que el doble. Abres las ventanas para ver como aparece el sol pero en ese instante una brisa de aire choca contra mi cuerpo llevándome de nuevo a mi humilde y confortable cama.

Debo levantarme nuevamente y volver a mi rutina habitual. Preparar el desayuno, vestirme, tomar el desayuno, lavarme los dientes, peinarme y salir a mi hermoso encuentro con el nuevo día que acaba de comenzar.

Saco y corbata para este buen y caluroso día. Llego tarde a tomarme el colectivo por lo que debo correr un poco más de lo habitual. Llego al lugar donde se detiende el medio de movilidad que me lleva a mi agradable trabajo todo transpirado y con pocos ánimos de conversar.

Arrivo el colectivo, subo, la gente me mira como si nunca hubiesen visto a un hombre recién bañado. Mi humor cada vez va mejorando aunque por cierto soy siempre muy sarcástico. Me pregunto por qué no me habré quedado en casa a descansar.

El transporte como siempre lleno, por lo tanto la gente empuja, grita para comunicarse, más la ayuda del chofer que sube gente hasta que los vidrios exploten es la combinación perfecta para tener buena cara.

Fue un día normal como todos los días de mi vida.
Pero cuando todo parece igual aparece ella destrozando mi rutina habitual. Es ahí donde comprendo de que puede ser especial. Todos los días empecé a encontrarla en el viaje de ida a mi trabajo.

Quedé hipnotizado y me pregunto qué tiene que me tiene tan atontado y ahí me doy cuenta que su mirada perdida pero fija me dice háblame y rescátame de mi vida normal. Cabello largo color castaño, ojos marrones, su mirada se parecía a una persona poco amigable. Por lo visto muy intelectual ya que día a día lleva un libro nuevo.

Mi timidez es dueña de mi ser,pero me prometo que la venceré y podré hablarle aunque sea una vez.Ya mis rutinas son agradables porque la veo y sonrío,pero me doy cuenta que no me reconoce y dudo si me ha visto alguna vez.

Lamentablemente una duda llega a mi cabeza y es si su corazón ya tiene dueño pero debo concentrarme en el ahora y no en posibilidades sin sentido.Lo lograré, le hablaré y aunque sea hola le diré.Mientras tanto,continuaré con mi rutina preferida,mirar su bello rostro hasta bajarme del colectivo.

Finalizado un nuevo día lo había pensado bien y al otro día le hablaría,ya me había decidido. No quería que pasara un día más sin saber quién era.

Llegó el gran día. Empecé mi rutina de siempre, me levanto con ganas de acostarme, tomo desayuno, cepillo mis dientes y me embarco a la gran aventura. Subí al colectivo y mi corazón se frenó por un momento, la vi sentada y el asiento de al lado estaba desocupado. Era mi oportunidad.

Me senté a su lado, respiré profundo y le dije:

-Hola,¿Cómo estas?
Lo que no me esperaba era lo que iba a suceder luego de decir esa corta frase.

Te veo y no me animoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora