5 AÑOS

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¡Hola! Sé que no he terminado el otro fanfic de MatsuHana, pero la inspiración me pudo nada más ver la foto de la portada, así que os traigo una historia narrada por Matsukawa para Hanamaki. Esta está terminada, pero iré subiendo poco a poco los capítulos.

¡Espero que os guste!

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Hoy, al mirarte mientras te cambiabas en el vestuario del gimnasio, he visto la cicatriz que te hiciste con 12 años mientras jugábamos en el parque y eso me ha recordado el día en el que te conocí.

Teníamos tan solo cinco años y lo recuerdo como si fuese ayer. Los niños no querían jugar contigo, siempre llegabas a la escuela con tiritas por todo el cuerpo y arañazos en la cara.

Todos te juzgaban, siempre decían que te metías en problemas con otros... Eso a mí no me importaba. Recuerdo que querías subirte al columpio, tu sonrisa era tan amplia que hasta me hizo sonreír a mí, era tan grande que incluso brillabas de felicidad. Pero ambos asientos estaban ocupados y, en cuanto te acercaste, los niños que los ocupaban saltaron rápidamente por miedo a estar contigo. De pronto, esa sonrisa se desvaneció. En ese momento supe que pasaría el resto de mi vida contigo, con solo cinco años supe que no dejaría que nadie más te quitase aquel brillo, lo jure en ese instante.

Hasta más adelante no supe cuán difícil sería mantener esa promesa.

Te sentaste en uno de los columpios, cabizbajo, y comenzaste a balancearte, pero muy lentamente. Me acerqué a ti y me miraste con el ceño fruncido, rabioso porque nadie quería tu compañía. Te devolví la mirada, me senté en el otro columpio y comencé a balancearme y a subir cada vez más alto. A los pocos segundos tú me seguiste y estuvimos así hasta que la profesora nos llamó y tuvimos que bajarnos. Ambos nos dirigimos hacia el aula y, en el camino, tú me diste la mano. Asombrado te miré con la boca abierta, pero tú apartabas la mirada ruborizado. Sonreí.

Te seguiría de la mano hasta el infierno, eso pensé en ese momento... y aún sigo pensándolo.

Cuando terminó la clase me cogiste de nuevo de la mano y salimos a recibir a nuestras madres. Sinceramente no recuerdo cuál fue la reacción de ambas ya que estaba en una nube disfrutando de la sensación que me producía el contacto de nuestras manos, lo que sí recuerdo fue que teníamos que volver a casa pero tú no querías soltarme, tú madre intentó convencerte pero te pusiste a llorar diciendo: "¡Es mi amigo! Es mi amigo!"

Y tu madre me miró y dijo: "pero Takahiro, él mañana volverá a estar aquí y jugareis juntos".

Tú me miraste, aún lagrimeando y yo te sonreí.

-¿Me lo prometes?- me preguntaste mientras limpiabas las lágrimas que manchaban tu rostro . Yo asentí.- ¿Me prometes que siempre estaremos juntos?

-Sí. Siempre, tú y yo.- sonreíste de oreja a oreja, me apretaste la mano y, después, la soltaste. Cuando eso ocurrió me sentí triste, pero me animé enseguida al oír tus palabras.

-¡Hasta mañana Issei!- mis ojos se abrieron mucho, ¡me habías llamado por mi nombre!

Miré a mi madre y vi que sonreía, así que me sentí aún más feliz. Me puse de puntillas, no sé por qué, la verdad, y grité:

-¡¡¡¡¡Hasta mañana!!!!!!


Siempre, tú y yo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora