15 AÑOS

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-Oikawa, como no metas la cesta de los balones ahora mismo en el armario te juro que te dejo encerrado aquí.- Oikawa se asusta y deja corriendo la cesta. Siempre nos toca esperarle, siempre es el último en salir.

-¡Iwa-chan no entiendo por qué eres tan cruel solo conmigo!- dice Oikawa mientras sale tras nosotros por la puerta.

-Muy sencillo. -dice Iwaizumi mientras cierra- Porque me pones de los nervios.

-¡Qué malo eres Iwa-chan¡- se cruza de brazos y pone morritos.

-¿Te imaginas que te quedas ahí encerrado? Pero esta vez solo.- le dices tú con una sonrisa traviesa.

-Makki, no seas malo. Además estamos en invierno y me moriría de frío.- Iwaizumi se ríe, pero Oikawa no lo ve.

Este momento que estamos viviendo me ha recordado a nuestro tercer día de entrenamiento de preparatoria.

-¡Vamos Oikawa, eres un lento!- le gritó Iwaizumi desde la puerta central del gimnasio.

Todos le esperábamos. Habíamos congeniado bastante con ambos a pesar de no encontrarnos en la misma clase. Era un fastidio no coincidir contigo en clase después de tantos años juntos.

Oikawa terminó de colocar la cesta de los balones en el armario y se acercó a nosotros con la chaqueta sobre el hombro.

-¿Por qué tanta prisa Iwa-chan? ¿Tienes hambre?- Iwaizumi le miró furioso y fue a abrir la puerta mientras tú y yo les seguíamos, pero Iwaizumi se quedó completamente quieto frente a esta.

-No abre.- dijo casi en un susurro.

-¿Cómo que no abre? No bromees con eso Iwa-chan.- Nuestro ahora capitán le miraba como si le fuese a matar justo en ese instante.

-Pues intenta abrirla tú, listo.- le dijo mientras se apartaba y le dejaba paso.

Oikawa tiró del pomo, pero la puerta no cedía así que se puso a darle patadas y a intentar abrirla con el hombro. La verdad es que fue bastante cómico, es más, yo me reí y Oikawa me miró enfadado y muy rojo por el esfuerzo.

-¿De qué te ríes?

-Los mayores nos han dejado encerrados.

-Eso no puede ser.- dijo horrorizado. Tú te metiste las manos en los pantalones y sonreíste.

-Podríamos mirar las otras puertas.- dijiste y Oikawa, de inmediato, fue a comprobar las otras puertas mientras los demás le mirábamos. Cuando ya se dio por vencido volvió algo angustiado y mirando a Iwaizumi.

-Iwa-chan, ¿Qué vamos a hacer? Ni siquiera tengo mi móvil aquí.

-Yo tampoco tengo el móvil.- nos miraron y nosotros negamos con la cabeza. El móvil estaba en el lugar en el que nos cambiábamos. ¿Cómo se pudieron olvidar de nosotros los senpais?

-Iwa -chan...- parecía que Oikawa estaba a punto de llorar, la verdad es que me dio bastante pena. Iwaizumi se acercó y le puso la mano en la cabeza.

-No te preocupes, estamos en verano y se puede dormir bien, además nuestras madres pensaran que estamos durmiendo el uno en la casa del otro.- Nos miraron a nosotros y yo te miré a ti.

-Seguro que mi madre piensa que estoy en tu casa.- te dije.

-La mía igual.

-Pero..., ¿y la comida?- cuando Oikawa dijo eso creo que Iwaizumi se dio cuenta de que eso sí era un problema.

Siempre, tú y yo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora