Hay una leyenda urbana que inclusive hace poco se oía por las calles pero que en realidad se trata de una leyenda bastante vieja.
Es conocida como la sonrisa del payaso, y la historia cuenta que una chica volvía sola a casa a altas horas de la madrugada de una fiesta con sus amigas, momento en el que un grupo de delincuentes la coge y empieza a toquetearla, momento en el que la chica, siendo virgen, les pide que la dejen marchar e implora por su vida.
Es entonces cuando estos hombres le dan la opción de elegir si prefiere ser violada o la sonrisa del payaso. La chica no sabía qué era la sonrisa del payaso, pero prefería cualquier cosa en lugar de ser violada, por lo que opta por esto segundo.
En ese momento uno de los hombres saca una navaja de su bolsillo y realiza un corte desde la comisura de los labios hasta las orejas, dejándole una cicatriz que durará para toda su vida dando la apariencia de una sonrisa de payaso.
Existen otras versiones de esta leyenda como la de puñalada o pellizco y la de puñalada o patada. En la primera el pellizco consiste en arrancar los pezones con unos alicates, y en la segunda se trata de poner la boca en un bordillo antes de la patada, con lo que les saltan todos los dientes.
YA NUNCA VOLVERIA A ESTAR SOLO
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Ya nunca más volvería a estar solo
La verdad es que el hecho de ser una persona poco sociable me ha llevado incluso a viajar a lugares donde inclusive yo solo he podido disfrutar. De todas formas, yo solo me voy de viaje para vivir nuevas aventuras, pero lo que se me hace mucho más extraño e dirigirme a estos nuevos lugares donde no hay nadie.
Quizás sea por esa soledad que inunda mi vida que siempre me han atraído los pequeños pueblos y ciudades abandonados, por lo que he ido por toda la geografía recorriéndolos y conociendo la vida de las personas que en otro momento vivieron allí.
Me encanta entrar en los edificios derruidos y poder ver aquel viejo libro que alguien dejó abandonado sobre la mesa antes de huir del lugar. Necesito conocer más sobre la historia, todo lo que ha ocurrido en estos sitios y que me han hecho convertirme en una persona que vaga por el mundo sola, en una persona que no tiene esperanza de conocer a nadie que pueda acompañarle en su día a día.
Pero esta vez todo ha cambiado, porque al encontrarme dentro de aquella iglesia viendo los restos de misales que habían abandonado a su suerte los feligreses, de repente una figura extraña me sorprendió. Era una especie de sombra de la que apenas podía reconocer su cara, y avanzaba hacia mí pero yo no sentía ningún miedo.
QqqqqCuando llegó a mi altura se detuvo y le tendí la mano. Fue entonces cuando me di cuenta de que ya nqvería a estar solo.
La nueva muñeca de María
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María tenía ya sus ocho añitos y sus padres le habían prometido que si se portaba bien le regalarían aquella muñeca que tanto le gustaba.
Pedro y Ana ya lo tenían todo preparado, y habían comprado aquel juguete del que su hija María se enamoró cuando fueron a un rastro del pueblo de Ana.
El caso es que cuando se encontraban allí, María se fijó en una muñeca que estaba apartada del resto de peluches y, seamos francos, algo estropeada, pero eso no la echaba atrás, sino que parecía resultar un atractivo especial. No obstante, Pedro y Ana consideraban que antes de regalársela debían limpiarla perfectamente e intentar arreglarla en la medida de lo posible.
El caso es que llegó el sábado y Pedro y Ana se levantaron muy temprano para poner la muñeca en la puerta de la habitación de forma que cuando María se despertase recibiese la sorpresa. Estuvieron esperando en el salón para ver la alegría de su hija, pero al rato vieron que bajaba y que no se había percatado de la muñeca.
Le preguntaron si no había visto algo muy bonito al salir de su habitación y María lo negaba. Subieron y pudieron ver que la muñeca y ya no se encontraba en el pasillo. Al principio pensaron que María les estaba gastando una extraña broma, pero con el paso de los días se dieron cuenta de que realmente nunca llegó a ver la muñeca.